L¡¯Albufera se merece algo m¨¢s
Poner el foco en l¡¯Albufera deber¨ªa servir para ampliar la mirada tambi¨¦n al resto de zonas h¨²medas
Septiembre de 2013, debate de pol¨ªtica general en las Cortes Valencianas. El Grupo Popular vota cuatro veces contra l¡¯Albufera de Val¨¨ncia. La primera, contra la aprobaci¨®n de un plan para la gesti¨®n de la paja del arroz, un enorme problema de gesti¨®n agr¨ªcola y ambiental. La segunda, contra la redacci¨®n de un plan de vigilancia, contenci¨®n y reacci¨®n urgente frente al caracol manzana, una de las especies invasoras m¨¢s da?inas del mundo, que amenaza especialmente al cultivo del arroz. El encargado de justificar el voto fue el entonces diputado popular David Serra (condenado en 2018 a tres a?os y ocho meses de c¨¢rcel por delito electoral y por falsedad en documento p¨²blico), a base de chanzas y chistes chabacanos.
El tercer voto en contra fue el relativo a la aprobaci¨®n urgente del Plan Rector de Uso y Gesti¨®n (PRUG), cuya nulidad hab¨ªa confirmado el Supremo en junio de 2012. Un PRUG impulsado por el exconseller popular Rafael Blasco (tambi¨¦n condenado a ocho a?os de prisi¨®n por el caso Cooperaci¨®n), que permit¨ªa la urbanizaci¨®n en algunas zonas del espacio protegido. Fue recurrido por Acci¨® Ecologista-Agr¨®, asociaci¨®n ecologista a la que hay que agradecer no s¨®lo ¨¦sta, sino un sinf¨ªn de victorias legales en la lucha por preservar nuestro patrimonio natural.
El Grupo Popular tambi¨¦n vot¨® en contra de coordinar e impulsar la declaraci¨®n de l¡¯Albufera como Reserva de la Biosfera, una figura legal que no implica una mayor protecci¨®n, pero s¨ª un mayor reconocimiento internacional y un cierto reclamo tur¨ªstico. Once a?os despu¨¦s, esos mismos representantes pol¨ªticos se unen a las voces que ped¨ªan trabajar en su candidatura. Bienvenidos. Eso s¨ª: entrar en el club de las Reservas de la Biosfera de la UNESCO no conseguir¨¢ ocultar el precario estado en el que se encuentra el parque natural.
Para empezar, el lago valenciano no es un sistema aislado en una urna de cristal. Depende de los aportes de agua que le llegan, y lo estamos alimentando con migajas. Conviene preguntarse, en un momento de crisis agr¨ªcola y bajo la sombra de la sequ¨ªa, hasta qu¨¦ punto podemos detraer enormes cantidades de agua superficial y subterr¨¢nea para alimentar una agricultura sin control. La voluntad de preservar l¡¯Albufera debe incluir, a la fuerza, la de gestionar el territorio con el que este ecosistema se relaciona, que va mucho m¨¢s all¨¢ del per¨ªmetro del parque natural. Y, por supuesto, la de cuestionar modelos caducos y tremendamente nocivos en lo humano, econ¨®mico y ambiental, desde algunas tipolog¨ªas de agricultura intensiva hasta la injustificable e inviable ampliaci¨®n del Puerto de Val¨¨ncia.
Para terminar, un deseo. Poner el foco en l¡¯Albufera deber¨ªa servir para ampliar la mirada tambi¨¦n al resto de zonas h¨²medas (?m¨¢s de 50!) que tenemos en nuestro pa¨ªs. Ecosistemas de un enorme valor natural, ambiental y tambi¨¦n estrat¨¦gico, gracias a su papel clave en la mitigaci¨®n y adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. Nuestra identidad y nuestra biodiversidad van mucho m¨¢s all¨¢ de Val¨¨ncia, su lago y sus arrozales.
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