En la residencia de Paiporta donde murieron seis ancianos: ¡°Los trabajadores los subieron a cuestas por la escalera. Hicieron lo imposible¡±
Las im¨¢genes del centro, donde seis residentes perdieron la vida durante la inundaci¨®n de su planta baja, han causado conmoci¨®n
De las infinitas im¨¢genes aterradoras sobre los efectos de la dana que est¨¢ devastando la provincia de Valencia, tal vez la de un grupo de ancianos indefensos, muchos en sillas de ruedas, que est¨¢ cenando cuando entra en su residencia una violenta tromba de agua sea la m¨¢s desgarradora. El agua va subiendo a gran velocidad, mientras se escuchan gritos de auxilio y alarma. Murieron seis residentes. El v¨ªdeo fue captado el pasado martes por la tarde-noche y muestra uno de los salones del Centro Residencial Savia, ubicado a las afueras de Paiporta, uno de los epicentros del desastre que supera de momento los 150 fallecidos. En la ma?ana de este jueves, a¨²n quedaban restos de comida en los platos de los ancianos de un comedor arrasado, en el que los pies se hunden hasta el tobillo por el lodo que todo lo cubre. Algunas sillas de ruedas est¨¢n semienterradas en el barro.
Los residentes pudieron al final abandonar el centro, con capacidad para 124 usuarios, el mi¨¦rcoles por la tarde. Tambi¨¦n los trabajadores. La planta baja est¨¢ completamente destrozada. Es una residencia espectral. Hay huellas por todos lados de la presencia cotidiana de sus ocupantes: un pastillero con el nombre de uno, una manzana a medio pelar, el recipiente vac¨ªo de un yogur, una grapadora volcada en el mostrador de la recepci¨®n... Pero no hay nadie. No se oye nada dentro.
Fuera, Rodolfo ha ido a recoger la documentaci¨®n de su coche, arrastrado por el agua del aparcamiento de la residencia. Lo hab¨ªa aparcado dos d¨ªas antes su mujer, trabajadora de la residencia. ¡°Est¨¢ muy afectada por todo lo que pas¨®, no quiere hablar, pero a m¨ª s¨ª que me gustar¨ªa decir una cosa. Fueron unas hero¨ªnas y unos h¨¦roes. Los trabajadores subieron a hombros, a cuestas por las escaleras, a los ancianos que estaban en la primera planta. Los ascensores no funcionaban. Hicieron lo imposible. Bajaron y subieron hasta que ya no pudieron m¨¢s porque el agua se llevaba a la gente. Tambi¨¦n los abuelos aguantaron y aguantaron y fueron unos h¨¦roes tambi¨¦n. Toda la noche en el piso de arriba, con la lluvia cayendo, con el campo inund¨¢ndose. Con todo lo que estaba pasando¡±.
Preocupado por su mujer, Rodolfo pas¨® toda la noche de crisis en la carretera m¨¢s cercana a la residencia, seg¨²n relata. Al estar elevada, se controlaba m¨¢s el nivel del agua. ¡°Estuve con los de la UME, con otros que estaban all¨ª. Y no hab¨ªa manera de entrar. Era como un tsunami. Una z¨®diac no hubiera podido avanzar por este campo sin ver qu¨¦ hab¨ªa debajo, porque est¨¢ lleno de obst¨¢culos, y menos a¨²n con la fuerza con la que corr¨ªa el agua¡±, apunta el hombre, mientras se?ala a su alrededor.
La residencia parece nueva si se mira por encima de la planta baja. En el primer piso, hay botellas de agua sin empezar, paquetes de leche, mantas, ropas, colchonetas desperdigadas. All¨ª arriba pasaron la noche del martes en la que muchas personas salieron a comprar al s¨²per de abajo o a sacar el coche del garaje y nunca volvieron. Este jueves se ha confirmado la fat¨ªdica noticia de que un guardia civil y la novia de otro fallecieron en el interior del garaje de la casa cuartel de Paiporta la noche del martes. Quedaron atrapados por la tromba de gua, lodo, ramas, y todo tipo de materiales. Toda la noche estuvieron trabajando para poder dragar lo suficiente el garaje con el fin de poder entrar en ¨¦l.
Los garajes se convirtieron en una ratonera la noche del martes. Buena parte de los cuerpos recuperados en las ¨²ltimas horas, como los ocho fallecidos en el vecino barrio de La Torre de Valencia, han sido localizados en los aparcamientos subterr¨¢neos. ¡°Hay gente que cuando empez¨® a llover fuerte fue precisamente a sacar su coche del garaje por si hab¨ªa inundaciones y ya no sali¨®¡±, explicaba el alcalde de Picanya, Josep Almenar, otro de los municipios del sur de Valencia afectados por la dana. ¡°Hemos recibido ayuda sobre todo de otros ayuntamientos¡±, apunta el primer edil. Una funcionaria pasa por su lado y al escucharle a?ade que ni la Generalitat ni el Gobierno han ayudado apenas.
Frente a ellos, decenas de personas caminan despacio para no resbalarse en el barrio, muchos apoyados en ca?as y bastones, la mayor¨ªa cargados de garrafas de agua. ¡°El agua est¨¢ llegando. Est¨¢n reparando los desperfectos de la red de abastecimiento, que son muchos¡±, apunta el alcalde.
A unos metros, una pareja retira barro y muebles destripados por el agua con la ayuda de unos amigos. No quieren marcharse de su casa. Temen que entren a robar lo poco que les queda. Al lado, a otra familia tambi¨¦n le echan una mano para adecentar su casa. Tampoco dan abasto. Ambas casas se encuentran a unos metros de la rambla del Poio que bajaba sin apenas una gota de agua hasta el pasado martes cuando arras¨® con todo lo que se encontr¨®.
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