Aldabonazo may¨²sculo de la derecha
El acrecido poder del partido de Alberto N¨²?ez Feij¨®o cabalgar¨¢ a este viento de cola para intentar convertirlo en una prefiguraci¨®n de las elecciones generales de fin de a?o
Incontestable. El Partido Popular, y m¨¢s si se amalgama con Vox, ha ganado con rotundidad el 28-M. En voto global, no solo ha enjugado la ventaja que le tom¨® el PSOE en 2019: 1,6 millones de votos. Le ha a?adido bastantes cientos de miles de papeletas.
Es decir, que no solo ha absorbido las que obtuvo entonces Ciudadanos (1,87 millones) ¡ªcertificando de paso su defunci¨®n¡ª, sino que ha ampliado su propia alforja, pescando en caladeros progresistas.
Y aunque no puede deshacerse de la inc¨®moda compa?¨ªa de Vox, a quien necesitar¨¢ en distintos enclaves, pues tambi¨¦n la ultraderecha ha agrandado su presencia: el cresp¨®n m¨¢s negro de la jornada.
El aldabonazo no se limita a una gota fr¨ªa, a una dana ef¨ªmera tan propia de estos d¨ªas: tendr¨¢ una plasmaci¨®n en t¨¦rminos de poder.
Poder municipal, de entrada. Efectivo y simb¨®lico. Las ocho capitales andaluzas consolidan el poder omn¨ªmodo conservador en la regi¨®n que fue puntal socialista.
Y la p¨¦rdida de Sevilla, capital tambi¨¦n del PSOE renacido al final de la dictadura, inflige un da?o cruel a la sentimentalidad del mundo progre.
Algo que ni siquiera lo compensa Barcelona, aunque el candidato del PSC pueda intentar revertir su segundo puesto (tras Xavier Trias, de Junts) en las negociaciones de billar interinstitucional. La derrota de Ada Colau y la de Joan Rib¨® en Valencia asestan un golpe colateral al proyecto de Sumar, del que eran pilares.
Otro tanto, o m¨¢s, podr¨¢ concluirse de los resultados definitivos en las 12 comunidades aut¨®nomas que se somet¨ªan a las urnas. El avance del PP, con frecuencia agregado al de Vox, resultaba abrumador, incluso a falta de los ¨²ltimos tramos del recuento. Muy resonante en las del arco mediterr¨¢neo, valenciano e isle?o. Am¨¦n de las fortalezas castellana y extreme?a, lo que no intuyeron las encuestas.
Por supuesto que el acrecido poder del partido de Alberto N¨²?ez Feij¨®o cabalgar¨¢ a este viento de cola para intentar convertirlo en una prefiguraci¨®n de las elecciones generales de fin de a?o. Ya lo viene augurando desde hace meses. La vitola de victoria y la realidad del poder adicional conseguido le servir¨¢n de palanca.
Pero, atenci¨®n, no se descuente que las elecciones municipales y auton¨®micas act¨²en inevitablemente como anticipo de las siguientes legislativas. Pasa mucho. Pero, como se demostr¨® en 2007/8, no siempre. Por eso el 28-M es un aldabonazo may¨²sculo. Pero no necesariamente un tsunami.
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