Segovia: una provincia, dos mundos
El interior, agrario y de renta baja, contrasta con la sierra, cuajada de segundas residencias madrile?as
La ¨²nica coincidencia entre las localidades segovianas de Cantalejo (3.500 habitantes) y Sotosalbos (300) es que sus respectivos campanarios los ha colonizado una cig¨¹e?a. El perfil social, la renta media o el tipo de casa reflejan que el primero pertenece a esas zonas de tradici¨®n agraria en declive y que el segundo es uno de esos pueblitos al alza, en la sierra, elegidos por muchos madrile?os para refugiarse del alboroto capitalino. Las econom¨ªas de las ¨¢reas rurales subsisten gracias a los lugare?os mientras que donde reinan las segundas residencias la actividad se basa en la hosteler¨ªa y las rentas. Dos mundos separados por solo unos kil¨®metros.
El amanecer bautiza con escarcha a Cantalejo, con unos ingresos medios de 12.250 euros y entre el 11% y 18% de los pueblos m¨¢s pobres de Espa?a, seg¨²n el INE. A ambos lados de la carretera que lo atraviesa y que conecta m¨¢s adelante con la autov¨ªa A-1 se observa la decadencia de aquellos garitos que hace a?os atra¨ªan a chavaler¨ªa de los alrededores. La discoteca La Calle o el local La Tasca comparten decadencia con las ventanas rotas, persianas bajadas o balcones derruidos que abundan en las proximidades.
Un bar sirve caf¨¦ a F¨¦lix Plaza, de 47 a?os, que vivi¨® esa ¨¦poca m¨¢s gloriosa y ahora asume que los j¨®venes escapen buscando oportunidades que les niega su pueblo m¨¢s all¨¢ de perpetuar negocios familiares. Por no hablar de n¨²cleos cercanos m¨¢s peque?os: ¡°Los pueblos est¨¢n abandonados¡±, lamenta. Francisco San Felipe, de 75, explica que el lugar viv¨ªa hace d¨¦cadas de los tratantes y ahora bastante tiene con algo de ganader¨ªa y agricultura. Los precios de una inmobiliaria lo acreditan, con casas por 60.000 euros.
Esas reses que pastan a las afueras o los cerdos que crecen en granjas locales acaban en la carnicer¨ªa de Jos¨¦ Jim¨¦nez y Pilar de Lucas, de 65 y 59 a?os, que mientras despachan constatan el decaer de Cantalejo: ¡°Nuestros hijos y los de nuestras amistades acabaron en Madrid¡±. All¨ª jam¨¢s encontrar¨¢n estampas como las de la matanza que cinco hombres realizan en plena calle, soplete y cuchillo en mano. El grupo comparte que la zona no ofrece empleos cualificados, pero insiste en que hacen falta manos para labores tan poco populares como necesarias.
La liturgia en torno al gorrino, de 140 kilos, sorprende a las hermanas Sandra y Ana de Miguel, de 34 y 26 a?os, que pasean a su sobrina. La mayor, profesora en Madrid, y la menor, empleada en Segovia, tambi¨¦n tuvieron que marcharse del pueblo. La docente cuenta que nueve de las diez amigas de su pandilla ahora residen en la capital: ¡°Aqu¨ª no hay futuro¡±.
Al arribar a Sotosalbos, cuyas calles dif¨ªcilmente acojan una matanza, se ven m¨¢s ni?os que en Cantalejo en dos horas. Una familia de madrile?os visita este lugar ¡ªa 110 kil¨®metros de la capital¡ª donde la renta media asciende a 19.250 euros, entre el 18% y el 21% de las localidades m¨¢s pudientes de Espa?a. Los menores corretean encantados mientras su progenitora, Patricia Garc¨ªa, de 43 a?os, explica que ha organizado el viaje para sorprender a su madre, Marif¨¦ San Segundo, por su 70 cumplea?os. Esta se?ala, encantada, un tejado: ¡°?Yo quiero una veleta con forma de gallo!¡±.
Las casas de piedra con parcela abundan en esta poblaci¨®n con muchos coches de alta gama frente a los portones de madera. Dos de los nuevos vecinos, Charo Valle y Juan Carlos Domingo, optaron por comprar el terreno y levantar su vivienda a su gusto. La pareja de madrile?os, de 58 y 61 a?os, adquiri¨® el suelo ¡ª¡±caro, pero en Sotosalbos es as¨ª¡±¡ª y pasa fines de semana aqu¨ª mientras avanzan las obras. Valle destaca que este segundo hogar ¡°est¨¢ bien comunicado, es tranquilo, puedes ir hacia Castilla o a la monta?a¡±, factores que han llevado a otros conocidos suyos a instalarse en la sierra, con lugares como El Espinar o La Granja de San Ildefonso con alta demanda madrile?a.
Forjar comunidad
Resulta dif¨ªcil encontrar un domicilio con aut¨®ctonos hasta que la constancia gu¨ªa hacia la boina de Isidoro Sanz, de 92 a?os, aunque este bromista de afilados ojos azules jura que tiene 29. Sanz, oriundo de Sotosalbos, con mascarilla corporativa del pueblo, aguarda a la furgoneta de la panader¨ªa. ¡°Leche, galletas, mahonesa¡¡±, recita el segoviano cuando llega el comerciante Pedro Huerta con el veh¨ªculo. ?l paga y recoge las bolsas mientras su hija Ascensi¨®n observa complacida.
Los tres consideran que ¡°los de Madrid¡± no se relacionan demasiado, ¡°vienen a descansar con sus hijos y sus perros, est¨¢n a lo suyo¡±. Lo comprenden, pero sostienen que esa situaci¨®n no ayuda a forjar comunidad. Isidoro reniega de que le traigan la compra de fuera y valora que el tendero acuda hasta su portal. Solo as¨ª se mantendr¨¢ la esencia de Segovia, dice: ¡°Hay que apoyar a quien ha estado siempre aqu¨ª¡±.
Segovia en datos
Población. La provincia de Segovia tiene 153.663 habitantes (4.695 más que en 1987). La media de edad es de 45,9 años.
Extensión. Hay 209 municipios, en un territorio de 6.921 kilómetros cuadrados. La densidad de población es de 22,2 personas por kilómetro cuadrado.
Economía y política. La tasa de paro es del 10,1%. La provincia elige a seis procuradores. En 2019 ganó el PSOE.
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