Viejos conocidos

Son tiempos dif¨ªciles para la predicci¨®n electoral. Los ciudadanos se esperan m¨¢s a decidir el voto, los resultados de los partidos est¨¢n sujetos a mayor volatilidad y la creciente fragmentaci¨®n parlamentaria dificulta el pron¨®stico sobre la formaci¨®n de gobiernos. A estos interrogantes se suma ahora el desconocimiento sobre el efecto de la pandemia en la participaci¨®n electoral, lo que a?ade incertidumbre sobre el desenlace de las pr¨®ximas elecciones en Catalu?a.

Uno de los posibles efectos de la pandemia es que desmovilice a los electores m¨¢s vulnerables frente al coronavirus, como son los votantes de m¨¢s edad. Si esto ocurriese, no solo supondr¨ªa un desigual ejercicio del derecho de participaci¨®n, sino que tambi¨¦n tendr¨ªa consecuencias sobre aquellos partidos con un perfil de votante m¨¢s envejecido: el PP, PSC, Junts y PDeCAT. Las encuestas preelectorales muestran que la intenci¨®n de voto entre mayores de 65 a?os favorece a los socialistas. Si en su d¨ªa el PSC quiz¨¢s temi¨® que el efecto Illa quedase neutralizado por el retraso electoral, que se celebren los comicios con un alto nivel de contagios podr¨ªa acabar neutralizando la novedad del candidato Illa por la v¨ªa de una abstenci¨®n m¨¢s alta entre su electorado de edad avanzada.

Lo que sabemos hasta ahora sobre esta cuesti¨®n es que en las ¨²nicas elecciones que se han celebrado en Espa?a durante la pandemia (en Galicia y Pa¨ªs Vasco, el pasado mes de julio) se produjo un descenso general de la participaci¨®n, pero la desmovilizaci¨®n de los votantes de m¨¢s edad no aument¨® respecto a las anteriores elecciones, seg¨²n los datos del CIS. Quienes no acudieron a las urnas tampoco se?alaron el miedo al contagio por el virus como una de las principales razones para no ir a votar y la insatisfacci¨®n pol¨ªtica sigui¨® siendo el principal factor para quedarse en casa. Quiz¨¢s el n¨²mero de contagios en julio era lo suficientemente bajo para no deprimir la participaci¨®n de los m¨¢s mayores. Siendo la incidencia actual del virus en Catalu?a m¨¢s alta, podr¨ªa esperarse un efecto m¨¢s intenso en la participaci¨®n de este colectivo.

Sin embargo, los sondeos muestran que la ciudadan¨ªa est¨¢ m¨¢s desmovilizada que en las elecciones de 2017, pero la desmovilizaci¨®n actual no est¨¢ protagonizada por los de m¨¢s edad. A pesar de que los votantes mayores de 65 a?os son el colectivo m¨¢s preocupado por los efectos de la pandemia, en este grupo la participaci¨®n cae menos que para el resto de electores, sobre todo en comparaci¨®n con los m¨¢s j¨®venes. Esto no significa que la pandemia carezca de efecto sobre la participaci¨®n entre los de edad m¨¢s avanzada. Podr¨ªa ser que en este grupo esa (menor) abstenci¨®n estuviese motivada por el coronavirus y en los j¨®venes por otras razones, como su mayor indecisi¨®n o desafecci¨®n, pero en todo caso no puede afirmarse que la covid-19 est¨¦ provocando una retirada masiva de los votantes de m¨¢s edad.

En esta situaci¨®n, una posible ventaja para ERC y Junts en el contexto de pandemia es que sus votantes se sientan m¨¢s seguros a la hora de ir a votar porque conf¨ªan m¨¢s en las normas que ha aprobado la Generalitat para garantizar la protecci¨®n de quienes se acerquen a las urnas. En un reciente experimento sobre las medidas frente a la covid-19 en tres comunidades aut¨®nomas pudimos comprobar que los ciudadanos se mostraban m¨¢s de acuerdo con algunas de ellas cuando se les informaba que estas hab¨ªan sido aprobadas por un nivel de gobierno (central o auton¨®mico) con el que se sent¨ªan identificados pol¨ªticamente. As¨ª, este sesgo partidista en la lectura de la gesti¨®n de la pandemia podr¨ªa tener un impacto favorable en la participaci¨®n de los votantes independentistas por la v¨ªa de una mayor confianza en la seguridad sanitaria de las votaciones.

M¨¢s all¨¢ de la pandemia, un factor m¨¢s relevante que la edad para explicar el desigual inter¨¦s en participar en las elecciones catalanas es la identidad. Incluso en unas elecciones de alta movilizaci¨®n como fueron las de 2017, el peso de la identidad se mantuvo, pues la abstenci¨®n entre los electores que se sent¨ªan s¨®lo catalanes o m¨¢s catalanes que espa?oles fue 10 veces menor que la abstenci¨®n entre quienes se identificaban como m¨¢s espa?oles que catalanes o solo espa?oles. Este sesgo en la participaci¨®n electoral vuelve a aparecer en los sondeos y representa, junto con los efectos del sistema electoral, la principal ventaja de partida para los partidos independentistas.

En definitiva, a pesar del coronavirus, seguramente las claves para comprender la participaci¨®n y los resultados en las pr¨®ximas elecciones catalanas sigan basculando sobre sesgos que son viejos conocidos. El contrapeso m¨¢s fuerte a las ventajas que esos sesgos ofrecen a los partidos independentistas es una p¨¦sima valoraci¨®n de la opini¨®n p¨²blica de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica y un suspenso de la gesti¨®n de la Generalitat durante el ¨²ltimo a?o. Pero ya sabemos que, en unas elecciones, el buen o mal hacer en la gesti¨®n pol¨ªtica no siempre determina el destino electoral de los gobernantes.

Sandra Le¨®n es investigadora Talento S¨¦nior de la Universidad Carlos III de Madrid.