La ¨²ltima derrota de Artur Mas
El expresidente de la Generalitat apoy¨® al PDeCAT en las elecciones auton¨®micas; el partido no logr¨® representaci¨®n parlamentaria y su futuro pende ahora de un hilo
Escribi¨® Josep Antoni Duran i Lleida en sus memorias que en Artur Mas hay una ¡°evidente falta de consistencia pol¨ªtica¡±. Quien fuera l¨ªder de Uni¨® Democr¨¤tica, el hermano peque?o de la extinta Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), tiene una imagen especialmente subjetiva del expresidente de la Generalitat: a ¨¦l le achaca la principal responsabilidad de la desaparici¨®n de CiU y sobre todo del conflicto pol¨ªtico, judicial y social en el que desemboc¨® la carrera unilateral por la independencia de Catalu?a. Lo cierto es que en las decisiones estrat¨¦gicamente m¨¢s importantes de su trayectoria, Mas ha salido perdiendo. El ¨²ltimo caso es el PDeCAT, el partido que impuls¨® para sustituir en 2016 a una Converg¨¨ncia ahogada por la corrupci¨®n: el futuro de la nueva formaci¨®n pende de un hilo al quedarse sin representaci¨®n parlamentaria en las elecciones auton¨®micas del 14 de febrero.
La primera derrota de Mas se produjo hace casi dos d¨¦cadas: fue en las elecciones al Parlament de 2003, en las que ¨¦l era el cabeza de lista de CiU. La coalici¨®n, que hab¨ªa liderado hasta aquel momento Jordi Pujol, se impuso en votos y esca?os al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Convencido de que formar¨ªa gobierno c¨®modamente mediante un pacto con Esquerra Republicana (ERC), el candidato se fue unos d¨ªas de vacaciones a Canarias mientras el PSC de Pasqual Maragall, ERC y los ecosocialistas de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) acordaban un gobierno tripartito. Aquello supuso un terremoto interno en CiU e incluso Pujol le afe¨® el error a su delf¨ªn.
Mas tardar¨ªa siete a?os en llegar el poder. En 2010, tras dos gobiernos tripartitos en la Generalitat, CiU obten¨ªa una contundente victoria electoral, alcanzando los 62 diputados, a tan solo seis de la mayor¨ªa absoluta. La alegr¨ªa dur¨® poco, dos a?os. El president convoc¨® elecciones anticipadas en 2012 calculando que su repentino viraje hacia el independentismo le permitir¨ªa aumentar su hegemon¨ªa parlamentaria. De la campa?a de aquellos comicios queda para el recuerdo el cartel electoral en el que Mas aparec¨ªa extendiendo los brazos, en un gesto de padre b¨ªblico, frente a un mar de banderas nacionales y con el lema ¡°la voluntad de un pueblo¡±. CiU perdi¨® 12 diputados, cay¨® de 62 a 50; fue sobre todo ERC quien se benefici¨® del arre¨®n en favor de la separaci¨®n de Espa?a.
Cuenta el exdiputado de CiU Josep L¨®pez de Lerma en su libro Cuando pint¨¢bamos algo en Madrid que Mas deleg¨® en 2003 en su ¡°joven guardia pretoriana¡± la negociaci¨®n del gobierno con ERC que nunca lleg¨® a ser. L¨®pez de Lerma califica aquello de ¡°grave error¡±. David Mad¨ª y Oriol Pujol, hijo de Jordi Pujol, eran los nombres m¨¢s destacados de ese nuevo grupo de poder interno en Converg¨¨ncia desacomplejadamente independentista. Mad¨ª tuvo un papel destacado en la cocina del ¨¦xito electoral de 2010, pero tambi¨¦n en el mayor fracaso en la carrera de Mas: las elecciones auton¨®micas de 2015.
Mas convoc¨® los comicios de 2015 con la idea de que fueran un plebiscito sobre la independencia. Si los partidos nacionalistas catalanes obten¨ªan la mayor¨ªa de votos, la lista de la que ¨¦l era candidato, Junts pel S¨ª, se compromet¨ªa a proclamar la independencia de Catalu?a en un periodo de 18 meses. Junts Pel S¨ª fue una coalici¨®n entre Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya ¡ªCiU se rompi¨® en aquel momento¡ª, ERC y las entidades Asamblea Nacional de Catalunya y ?mnium Cultural. El independentismo no obtuvo la mayor¨ªa de los votos, pero, pese a ello, Junts pel S¨ª decidi¨® continuar con la contrarreloj de los 18 meses. Para ello necesitaba del apoyo de los anticapitalistas de la CUP, que pusieron como condici¨®n que Mas no fuera presidente de la Generalitat. El l¨ªder de CDC renunci¨® al cargo y se apart¨® de la primera l¨ªnea pol¨ªtica para dar paso a su sucesor, Carles Puigdemont.
La ¡°evidente falta de consistencia pol¨ªtica¡± en Mas, a la que se refer¨ªa Duran i Lleida, aparece negro sobre blanco en Cabeza fr¨ªa, coraz¨®n caliente, libro del expresidente publicado en 2020. Mas reconoce en esta obra que ¨¦l no cre¨ªa en la promesa de cumplir con una independencia unilateral en 18 meses. Esta confesi¨®n puede ser interpretada como un enga?o a su electorado, pero tambi¨¦n es un autoenga?o: Mas relata que se present¨® al frente de Junts pel S¨ª con una estrategia en la que no cre¨ªa porque si era elegido presidente, la pod¨ªa abortar en el ¨²ltimo momento convocando unas nuevas elecciones. La CUP se encarg¨® de evitar sus planes al apartarlo de la Generalitat.
Desde la debacle de la carrera unilateral del independentismo, en 2017, el mundo posconvergente que ¨¦l capitane¨® se ha roto en tres partidos. Junts per Catalunya, presidido por Puigdemont, se ha consolidado como el heredero del nacionalismo conservador de CiU. Mas apost¨® por dar apoyo en las pasadas elecciones al PDeCAT. La formaci¨®n liderada por ?ngels Chac¨®n obtuvo 77.000 votos y se qued¨® sin representaci¨®n parlamentaria. El expresident, que no tiene cargo alguno en el PDeCAT, confirm¨® esta semana en la emisora Rac-1 que est¨¢ sobre la mesa si el partido ¡°tiene sentido y viabilidad en el futuro o no¡±. El tir¨®n que el veterano pol¨ªtico pod¨ªa tener entre el independentismo moderado no sirvi¨® ni siquiera para obtener un esca?o.
Entrevistado el pasado febrero por EL PA?S, Mas aseguraba que no se sent¨ªa ¡°nada responsable¡± de lo sucedido desde 2017 en la pol¨ªtica catalana.
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