De tableros y escenarios
Si todo se juega entre Ayuso y el ¡®socialcomunismo¡¯, ?d¨®nde quedan los moderados como Gabilondo, Edmundo Bal o M¨®nica Garc¨ªa?
En su libro La extrema derecha, hoy (Paid¨®s, 2021), el neerland¨¦s Cas Mudde sostiene que la creciente influencia ejercida por la derecha radical europea se debe sobre todo a su capacidad de marcar la agenda, imponiendo a la opini¨®n p¨²blica sus temas prioritarios de debate: inmigraci¨®n, familia tradicional e identidad aut¨®ctona. Eso se logra manipulando a los medios informativos que, tratando de retener a su menguante audiencia, hinchan todas las noticias que tengan que ver con las provocaciones transgresoras de la ultraderecha. Y un buen ejemplo han sido los incidentes de Vallecas.
Aunque no compartan su sesgo ideol¨®gico, los medios amplifican el protagonismo de los populistas porque los consideran fuentes inagotables de noticias sensacionalistas, con sus transgresoras declaraciones que rompen las convenciones del consenso democr¨¢tico. Es el caso de Ayuso, con su empe?o en jalear el ocio festivo con desprecio a la salud, lo que brinda suculentos titulares a los periodistas. Pero al hacerse eco de las declaraciones populistas, los medios tambi¨¦n aceptan su definici¨®n de la realidad, reproduciendo acr¨ªticamente las met¨¢foras (frames) con que interpretan los acontecimientos.
Un ejemplo revelador es denominar ¡°altercados¡± a los incidentes violentos que tratan de provocar la represi¨®n policial, como ocurre tantas veces en las calles de Barcelona con la quema de contenedores. Pero la voz ¡®altercados¡¯ indica ri?a o lucha igualada entre dos bandos sim¨¦tricos (del lat¨ªn alter, que designa al ¡®otro¡¯ opuesto a nosotros), de acuerdo a la definici¨®n de la realidad que m¨¢s conviene al secesionismo, interesado en hacer pensar que protagoniza de igual a igual una guerra de Catalu?a contra Espa?a. Y las provocaciones contra los Mossos d¡¯Esquadra no son nada de eso sino meros desaf¨ªos a la autoridad. Por eso habr¨ªa que llamarlos disturbios o algaradas, nunca ¡®altercados¡¯.
M¨¢s grave parece otra met¨¢fora (frame) igualmente equ¨ªvoca que tambi¨¦n se est¨¢ imponiendo en los medios informativos desde que la puso de moda Podemos. Y es llamar ¡°tablero de juego¡± al espacio p¨²blico en que compiten electoralmente los partidos pol¨ªticos. Un tablero como el del ajedrez designa un juego polarizado entre dos bandos, como corresponde al bipartidismo mayoritario en que el ganador se lo lleva todo. Pero nuestro modelo es proporcional, por lo que la met¨¢fora del tablero resulta falaz, ya que fuerza una interpretaci¨®n polarizada en la que resultan laminados los jugadores intermedios entre los extremos. Si todo se juega entre Ayuso y el ¡®socialcomunismo¡¯, ?d¨®nde quedan los moderados como Gabilondo, Edmundo Bal o M¨®nica Garc¨ªa? As¨ª que nada de ¡®tablero de juego¡¯ sino m¨¢s bien ¡®escenario¡¯ o teatro de operaciones, donde est¨¢ en juego tanto el conflicto dram¨¢tico entre antagonistas como el compromiso p¨²blico con el inter¨¦s general. Parafraseando el t¨ªtulo de Lakoff sobre la fuerza de los frames (No pienses en un elefante, UCM, 2007), cabr¨ªa indicar: no pienses en tableros de juego, piensa que se trata de puro teatro.
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