Campa?as de Madrid
Todos podemos lamentar c¨®mo apenas se habla de la gesti¨®n de una Comunidad con siete millones de habitantes
El marco de la primera campa?a lo fij¨® Isabel D¨ªaz Ayuso, jaleada, entre otros, por Esperanza Aguirre, que aplaud¨ªa que diera la batalla en la guerra cultural. Frente al templado ?ngel Gabilondo enarbol¨® la bandera de ¡°socialismo o libertad¡±, que ya es exigir imaginaci¨®n a los electores, porque cuesta imaginar al candidato socialista poniendo en riesgo la libertad de nadie. Luego, tras la entrada en campa?a de Pablo Iglesias, mut¨® a ¡°comunismo o libertad¡±. Despu¨¦s, aconsejada por las encuestas, abandon¨® ese marco para instalarse en el nacionalpopulismo madrile?o de las ca?as al terminar la jornada de trabajo. Y ahora acusa con absoluto desparpajo a sus contrincantes de hablar siempre del pasado por las menciones al fascismo.
La izquierda empez¨® hablando de gesti¨®n y en ella se centr¨® en el debate de Telemadrid. Ni el formato actual de los debates ni la huida de la candidata popular a la rendici¨®n de cuentas de su Gobierno lograron un gran cuerpo a cuerpo. Hasta que el cuestionamiento por parte de Vox de las amenazas de muerte y su escalada excluyente cada vez m¨¢s agresiva ¡ªlos menores desprotegidos, las mujeres v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero, y ahora ese ¡°l¨¢rguese¡± a sus adversarios pol¨ªticos que ejemplifica cu¨¢ntos espa?oles les sobran¡ª eclosionan en el debate de la SER y, primero Pablo Iglesias y despu¨¦s ?ngel Gabilondo y M¨®nica Garc¨ªa, entran en la batalla ideol¨®gica y asumen durante el fin de semana el lema com¨²n de ¡°fascismo o democracia¡±. Empezaba otra campa?a.
Nota al margen: siempre es llamativo comprobar la naturalidad con la que se contemplan las celebraciones antifascistas de Italia y Portugal cada 25 de abril, y la incomodidad que provoca el uso de la palabra fascismo en el pa¨ªs europeo occidental que m¨¢s tarde se libr¨® de la dictadura en el siglo XX. Y eso que se aplica estos d¨ªas al comportamiento de los dirigentes de un partido que consideran peor a este Gobierno espa?ol salido de las urnas que al r¨¦gimen de Franco.
Los demosc¨®picos analizar¨¢n la rentabilidad electoral de esta apuesta de los partidos de la izquierda, que tienen su propia batalla por el espacio dentro del bloque. Y todos podemos lamentar c¨®mo, definitivamente, apenas se habla de la gesti¨®n de una comunidad con siete millones de habitantes. A la segunda campa?a le quedan cinco d¨ªas. Mucho tiempo. @PepaBueno
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