EH Bildu evoluciona hacia la normalidad pol¨ªtica
La coalici¨®n ¡®abertzale¡¯ crece en una Euskadi en relevo generacional y con el apoyo independentista bajo m¨ªnimos
El presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, sabe que estas elecciones vascas del pr¨®ximo 21 de abril no van a deparar a su partido, ni de lejos, el ¨¦xito de las gallegas y que carece de aliados salvo Vox. Por ello su participaci¨®n es menor y se presenta como ¨²nica alternativa contra todos. Aunque ha moderado su discurso habitual, en su estreno anticip¨® que el ¨²nico proyecto de PNV y EH Bildu es un proc¨¦s a la catalana. Antes hab¨ªa ...
El presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, sabe que estas elecciones vascas del pr¨®ximo 21 de abril no van a deparar a su partido, ni de lejos, el ¨¦xito de las gallegas y que carece de aliados salvo Vox. Por ello su participaci¨®n es menor y se presenta como ¨²nica alternativa contra todos. Aunque ha moderado su discurso habitual, en su estreno anticip¨® que el ¨²nico proyecto de PNV y EH Bildu es un proc¨¦s a la catalana. Antes hab¨ªa anunciado que EH Bildu, PNV y PSE solo se diferencian en su velocidad al secesionismo.
Este discurso de Feij¨®o, que juega con meras apariencias, choca con la realidad de fondo. Ciertamente, EH Bildu subir¨¢ sustancialmente en estas elecciones vascas, tras absorber buena parte del voto de Podemos, y disputar¨¢ la hegemon¨ªa al PNV. Pero no significa que Euskadi est¨¦ m¨¢s cerca de la independencia que en anteriores elecciones vascas, sino lo contrario: est¨¢ bajo m¨ªnimos. La ¨²ltima encuesta de 40dB. para EL PA?S y la SER se?alaba que solo el 13% de los vascos quer¨ªa la separaci¨®n. Menos a¨²n que en 2019, cuando el Euskobar¨®metro de la UPV calculaba un 28% de partidarios de la soberan¨ªa. Paralelamente, el CIS se?alaba el 1 de abril que un 63,4% de los encuestados se sienten tanto vascos como espa?oles, frente a un 23,3% que se sienten solo vascos.
En el posterrorismo, la sociedad vasca, con la irrupci¨®n de una nueva generaci¨®n, ha moderado sus pulsiones soberanistas, atizadas durante el gobierno de Juan Jos¨¦ Ibarretxe (1998-2009), y los partidos nacionalistas se han adaptado y suavizado sus reivindicaciones identitarias. El caso de EH Bildu es revelador. En las elecciones auton¨®micas de 2020, la coalici¨®n coloc¨® el derecho a la autodeterminaci¨®n como pieza clave del eje de aquella campa?a: el nuevo Estatuto. En la anterior, la de 2016, quiso importar a Euskadi el proc¨¦s independentista de Catalu?a.
Sin embargo, en esta campa?a, EH Bildu ha postergado el independentismo a las prioridades socioecon¨®micas, pr¨®ximas a la gente. El 31 de marzo, en un d¨ªa tan simb¨®lico para el abertzalismo, como el del Aberri Eguna (D¨ªa de la Patria Vasca), Arnaldo Otegi reivindic¨® como prioridad para Euskal Herria ¡°colocarse a la vanguardia de Europa en derechos sociales como la defensa de la tierra, reparto de la riqueza, sanidad, vivienda y educaci¨®n¡±. Y aclar¨®: ¡°Primero, hay que llegar a los gobiernos y en diversas fases ya se llegar¨¢ a la independencia¡±. Una postergaci¨®n sine die equiparable al pragmatismo peneuvista.
EH Bildu, como le ha sucedido a otros partidos radicales, a medida que participa en las instituciones y contempla la posibilidad de gobernar, modula sus programas m¨¢ximos. Desde su legalizaci¨®n, en v¨ªspera de las elecciones municipales de mayo de 2011, ha seguido un proceso paulatino de normalizaci¨®n. El primer paso trascendental, que propici¨® su legalizaci¨®n por el Tribunal Constitucional, fue la presentaci¨®n de unos estatutos nuevos que rechazaban la violencia pol¨ªtica y expresamente la de ETA, tras un largo proceso de convencimiento de los dirigentes abertzales a sus bases. En aquellas primeras elecciones ya logr¨® un resultado espectacular: el 25% de los votos
Tras su legalizaci¨®n, EH Bildu mantuvo en primer plano el derecho de autodeterminaci¨®n. En 2016, Otegi viaj¨® a Catalu?a con la pretensi¨®n de importar a Euskadi el proc¨¦s. El PNV no le secund¨®. Tampoco la sociedad vasca. Los intentos de Gure Esku Dago, plataforma soberanista vasca, de propiciar un clima independentista con consultas informales en los municipios se sald¨® con un fracaso. Al poco se consagr¨® la derrota del proc¨¦s catal¨¢n. Otegi aprendi¨® del fracaso, admiti¨® la inviabilidad de la v¨ªa unilateral hacia la autodeterminaci¨®n y realiz¨® un giro pragm¨¢tico.
El giro de EH Bildu coincidi¨® con la irrupci¨®n de Podemos, que gan¨® en Euskadi las elecciones generales de 2015 y su repetici¨®n. EH Bildu comprendi¨® que en la Euskadi del posterrorismo los problemas socioecon¨®micos, que planteaba Podemos, predominaban sobre los identitarios. Su alejamiento de la violencia ¡ªrespald¨® activamente el desarme y disoluci¨®n de ETA entre 2017 y 2018¡ª lo compagin¨® con otro paso trascendente: su participaci¨®n institucional y el abandono de sus viejas actitudes antisistema. Utiliz¨® su presencia institucional para condicionar los gobiernos en favor de las izquierdas y contra las derechas. Con sus votos impidi¨® que Javier Maroto, del PP, fuera alcalde de Vitoria y que Pedro S¨¢nchez ganara la moci¨®n de censura contra Mariano Rajoy en 2018. EH Bildu apoy¨® al Gobierno de S¨¢nchez durante la pandemia y la crisis. Despu¨¦s, respald¨® los Presupuestos de 2020, 2021 y 2022. Su referente, una vez m¨¢s, fue el Sinn Fein que, 20 a?os despu¨¦s de los Acuerdos de Paz de Viernes Santo de 1998, aspiraba a gobernar Irlanda del Norte.
Con motivo del d¨¦cimo aniversario del final del terrorismo, en octubre de 2021, dio otro paso importante. Otegi anunci¨® la prohibici¨®n de los homenajes p¨²blicos a los etarras excarcelados para no ofender a las v¨ªctimas de ETA. Lo compagin¨® con una declaraci¨®n institucional solidaria con las v¨ªctimas: ¡°Nunca debi¨® producirse ese dolor¡±. Para entonces, EH Bildu acud¨ªa a los homenajes de v¨ªctimas de ETA, cuya presencia era tolerada, y normalizaba sus relaciones con la patronal vasca ¡ªun sector especialmente atacado por ETA¡ª con un encuentro de alto nivel al que asisti¨® Otegi.
El proceso de normalizaci¨®n de EH Bildu le permite su plena participaci¨®n parlamentaria, una vez desaparecido el terrorismo, un compromiso reclamado por todos los partidos democr¨¢ticos vascos, plasmado en los pactos de Ajuria Enea y Madrid de 1988, y que ha cumplido. Pero un escal¨®n superior es formar parte del Gobierno. PNV y PSE-EE, en coherencia con el suelo ¨¦tico acordado en el posterrorismo, exigen a EH Bildu ¡ªm¨¢s espec¨ªficamente a Sortu, su n¨²cleo duro, procedente de Batasuna¡ª que complete su evoluci¨®n con un rechazo a la trayectoria terrorista de ETA para poder gobernar.
El PP de N¨²?ez Feij¨®o, con un apoyo ruidoso de la derecha medi¨¢tica, no reconoce ninguna evoluci¨®n de EH Bildu al identificarla burdamente con ETA y utiliza sus pactos parlamentarios con el Gobierno de S¨¢nchez para erosionar electoralmente al PSOE. Una actitud incoherente porque cuando el PP ha gobernado ayuntamientos y ha necesitado pactar con EH Bildu lo ha hecho. Si el PP de Feij¨®o asumiera la realidad, la evoluci¨®n de EH Bildu y se uniera a los dem¨¢s partidos para exigirle que complete su evoluci¨®n, esta ser¨ªa m¨¢s r¨¢pida. La sustituci¨®n de la crispaci¨®n por la tolerancia y el di¨¢logo en el posterrorismo est¨¢n siendo claves para la normalidad vasca.