¡°Lo m¨¢s pesado que he llevado en mi mochila estos d¨ªas era a Javier Guti¨¦rrez¡±

Tras cinco jornadas, el luanquino Javier Guti¨¦rrez est¨¢ a una etapa, un ¨²ltimo esfuerzo, de alcanzar la frontera gallega. Su aventura en Un Para¨ªso en el Camino toca a su fin, aunque, antes, renuente a adelantar la despedida, el actor deber¨¢ todav¨ªa recorrer el occidente asturiano, una de las zonas m¨¢s despobladas de la Comunidad, que va haci¨¦ndole ofrendas a sus sentidos a cada paso, como los paisajes de naturaleza salvaje, salpicados de pronto con impresionantes conjuntos arquitect¨®nicos, que son lo m¨¢s granado del patrimonio industrial asturiano. Guti¨¦rrez, que no termina de creerse que haya sido capaz de recorrer de punta a punta Asturias a pie, coincide en este trecho final con un viajero curtido como Paco Nadal, con el que comparte reflexiones: el primerizo y el experto comparan sus vivencias. ?Qu¨¦ lecciones y qu¨¦ huella deja esta peregrinaci¨®n?

Guti¨¦rrez parte de Tin¨¦u / Tineo, donde un reloj solar le recuerda que, tras la puesta de sol, su viaje habr¨¢ concluido, que ya no ser¨¢ un peregrino. La nostalgia prematura se evapora cuando piensa en el reto que a¨²n tiene delante: cruzar la monta?osa Asturias occidental, la prueba que m¨¢s respeto suele imponer al viajero. Cuando llega a Pola de Allande el actor cae en la cuenta de algo que echar¨¢ de menos: el silencio. Adem¨¢s de sus pasos, solo escucha el rumor del r¨ªo y el repicar de las campanas. El primer alto imprescindible lo hace en el museo etnogr¨¢fico de m¨¢s de 3.000 metros cuadrados que esconde Grandas de Salime, m¨¢s de una decena de edificaciones y 20.000 piezas inventariadas que permiten reconstruir c¨®mo era la vida en la zona hace m¨¢s de un siglo. ?Por qu¨¦ era fundamental la casa del molinero? ?C¨®mo se proteg¨ªan las colmenas de los osos? ?C¨®mo eran los primeros dentistas o barberos? ?Qu¨¦ es una lareira y por qu¨¦ no deber¨ªa desaparecer? Este es un espacio incre¨ªble para viajar al pasado.

¡°Este tramo del Camino Primitivo me pareci¨® siempre, y me sigue pareciendo, el m¨¢s bello y salvaje¡±, le dice Paco Nadal a Guti¨¦rrez, mientras debaten sobre las ense?anzas que se llevan de la ruta. Para llegar hasta ah¨ª Guti¨¦rrez ha debido salvar una ascensi¨®n con un desnivel de hasta 600 metros rodeado de una espectacular fronda que da la raz¨®n a Nadal, y, desde Pola de Allande, poblaciones como El Mazo o Berducedo, antes de alcanzar Grandas de Salime. Luego, ambos ponen rumbo hacia el punto desde el que se despedir¨¢ de su aventura: el mirador conocido como Boca de la Ballena.

¡°El Camino te inocula tres lecciones b¨¢sicas: todos empezamos con la mochila demasiado llena, latas de comida, cosas por si acaso¡­ Es una met¨¢fora de la vida: hay que ir m¨¢s ligero, sin cosas superfluas. Al segundo o tercer d¨ªa tu cuerpo es otro: lo mortificas pero no quieres rendirte. Y la tercera lecci¨®n tiene que ver con la soledad: si estamos solo, cogemos inmediatamente el m¨®vil. Aqu¨ª tienes la oportunidad de rumiar tus pensamientos, y de darte cuenta de lo maravilloso que es eso¡±, explica Nadal, a lo que responde Guti¨¦rrez: ¡°tenemos demasiado ruido en la cabeza, el Camino te conecta contigo mismo¡±.

Porque esa ha sido la clave de lo vivido por el actor, que ha logrado no caer en la tentaci¨®n de encender el tel¨¦fono y atender a ese ruido del que habla: ¡°es posible que el Camino de Santiago sea el ¨²ltimo gran viaje inici¨¢tico que nos queda en Europa, un proceso de transformaci¨®n que, a su paso por Asturias, conecta al peregrino con la naturaleza y su energ¨ªa m¨¢s primitiva. Me he dado cuenta de que lo m¨¢s pesado que llevaba mi mochila estos d¨ªas era a Javier Guti¨¦rrez¡­ Una vez terminado el viaje, parto m¨¢s ligero de equipaje¡±, confiesa el actor, despidi¨¦ndose desde lo alto del mirador.