Los Charlines, cuatro d¨¦cadas de excesos al otro lado de la ley
Contrabando, narcotr¨¢fico, blanqueo, ajustes de cuentas o atropellos mortales implican a dos generaciones del extenso clan gallego
Hay pocos ejemplos de familia numerosa en la que sus miembros hayan convertido el delito en una se?a de identidad. Los Charlines, el clan de narcos gallegos, es el ejemplo m¨¢s paradigm¨¢tico de n¨²cleo unido peligrosamente en la opulencia y la adversidad de las c¨¢rceles. Con un historial de cuatro d¨¦cadas dedicadas a descargar tabaco de contrabando y drogas en las r¨ªas gallegas, con todas sus variantes y turbulencias, el pasado m¨¢s sombr¨ªo de esta saga persigue a dos generaciones acostumbradas a una vida de excesos al margen de la ley.
El martes 17 de noviembre, el atropello mortal de una mujer en Vilanova de Arousa (Pontevedra) rememor¨® una vez m¨¢s la esencia de esta familia de hist¨®ricos narcos en este pueblo de 10.000 habitantes donde ech¨® ra¨ªces. El conductor de un Porsche, sobrino del patr¨®n del clan, Manuel Charl¨ªn, la arroll¨® en un paso de peatones y se dio a la fuga. Diego Silva Charl¨ªn, de 46 a?os, ya hab¨ªa matado a otro peat¨®n en 2007 por lo que cumpli¨® una condena de dos a?os y medio de c¨¢rcel, retirada de carn¨¦ por cinco a?os y el pago de una indemnizaci¨®n de 60.000 euros.
La v¨ªctima de 74 a?os, acababa de salir de la iglesia y enfilaba el paso de cebra para cruzar la calle en direcci¨®n a su casa situada a pocos metros de all¨ª. Un recorrido que hac¨ªa asiduamente despu¨¦s de asistir a misa. Eran las ocho y media de la tarde y ya hab¨ªa anochecido. De repente, el todoterreno la embisti¨® y la arrastr¨® unos 50 metros sobre la calzada donde qued¨® herida de muerte. Un dispositivo de la Polic¨ªa Local para dar con su paradero se prolong¨® hasta el d¨ªa siguiente, cuando a mediod¨ªa el hombre se entreg¨® tras una estrecha vigilancia de su domicilio para evitar su fuga.
Diego Silva Charl¨ªn, transportista de marisco, ingres¨® en prisi¨®n por los delitos de conducci¨®n temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los dem¨¢s, homicidio imprudente y abandono del lugar del accidente. Hijo de una hermana de Charl¨ªn, Diego trabaja en los m¨²ltiples negocios familiares, depuradoras y cocederos de marisco, y desde muy joven conduc¨ªa coches de alta gama, al igual que el resto de sus parientes. Su padre, Aurelio Silva Abalo, protagoniz¨® uno de los cap¨ªtulos clave en la historia del contrabando en la r¨ªa de Arousa que desat¨® la redada policial contra las redes tabaqueras en diciembre de 1983.
Silva Abalo fue procesado por el entonces juez de Cambados Jos¨¦ Luis Seoane Spielberg (actual magistrado del Tribunal Supremo), junto a sus cu?ados Manuel y Jos¨¦ Luis Charl¨ªn, por el secuestro de uno de los vendedores de tabaco de Valladolid que trabajaba para ellos. El hombre les reclamaba una cantidad de dinero y los tres le encerraron en un congelador cisterna del que logr¨® salir exhausto.
La denuncia del contrabandista contra Los Charlines puso al magistrado sobre la pista de ¡°un germen mafioso¡± entre los tabaqueros que dio origen a la primera investigaci¨®n policial y la posterior orden de detenci¨®n de los tres principales jefes del negocio, junto a medio centenar de presuntos distribuidores implicados. El sumario fue archivado en 2004 cuando las redes del contrabando ya hab¨ªan rentabilizado con creces el salto al narcotr¨¢fico.
El patr¨®n del clan, Manuel Charl¨ªn, de 88 a?os, se encuentra en libertad desde 2010 despu¨¦s de que lo hiciera su hermano Jos¨¦ Luis, mientras el peque?o de los tres, Jos¨¦ Benito, ya fallecido, fue siempre por libre aunque estuvo implicado en varias operaciones al igual que su hijo. El viejo Charl¨ªn solo cumpli¨® una condena de 20 a?os (por tr¨¢fico de coca¨ªna), aunque encaden¨® varias prisiones preventivas por otros alijos, inducci¨®n al asesinato y blanqueo de dinero (delitos que han salpicado a todos sus v¨¢stagos) por lo que pas¨® un f¨¦rreo cautiverio con salidas espor¨¢dicas, por ejemplo, para ir al dentista.
En esta d¨¦cada de libertad y pese a su avanzada edad, un incombustible Charl¨ªn pas¨® otra corta estancia en prisi¨®n en agosto de 2018 por sus escarceos con la droga colombiana, cinco meses despu¨¦s de que varios sudamericanos asaltaran su casa para darle una paliza a ¨¦l y a su hijo Melchor. Recientemente, el viejo narco ha visitado los juzgados varias veces por delitos contra la seguridad vial. Con el carn¨¦ sin puntos, en mayo, estuvo involucrado en otro accidente al volante de un Jaguar y ha sido denunciado por desobediencia a la autoridad.
Una tras otra, la familia acumula decenas de altercados e incidentes desde que cayera en desgracia en 1995, cuando la familia del patriarca fue detenida en la primera gran operaci¨®n por blanqueo de dinero contra una organizaci¨®n gallega. La mayor parte del patrimonio intervenido (unos 30 millones de euros) que el clan amas¨® desde los a?os setenta fue incautado, pero pujando en las subastas lograron recuperar otra parte de sus empresas, por lo que estas siguen intervenidas para poder revertirlas al Estado.
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