Los vikingos, al destape: los fieles de Thor eran cosmopolitas y les iba el postureo
Una gran exposici¨®n con piezas de museos de Suecia, Dinamarca y Francia desmonta en la Cidade da Cultura de Santiago los clich¨¦s sobre una civilizaci¨®n poco estudiada en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Pocos investigadores, apenas cuatro o cinco, persiguen el rastro de los vikingos en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. A ese peque?o grupo pertenece la alicantina Irene Garc¨ªa Losqui?o, especialista de la Universidad de Santiago en estudios escandinavos y comisaria de una exposici¨®n que se propone desmontar los muchos clich¨¦s que desde el siglo XIX circulan alrededor de esta civilizaci¨®n. Un total de 120 piezas con m¨¢s de 1.000 a?os de antig¨¹edad, llegadas de museos de Suecia, Dinamarca o Francia, cuentan desde este viernes en la Cidade da Cultura de la capital gallega c¨®mo era ese pueblo viajero que lleg¨® a Am¨¦rica desde Europa antes que Col¨®n. ?Rudos machotes con cuernos sobreexcitados por el saqueo y la destrucci¨®n? Pues va a ser que no.
¡°No hay ni un cuerno en toda la exposici¨®n¡±. Garc¨ªa Losqui?o, que lleva 20 a?os estudiando a los vikingos, comienza el desmontaje por la falsedad m¨¢s conocida. Adem¨¢s de no coronar sus cabezas con pitones, estos pueblos tampoco se dedicaban a arrasar con todos los lugares en los que desembarcaban y para nada buscaban la pureza ¨¦tnica. En los 300 a?os que dur¨® su era (siglos VIII-XI), se asentaron en muchas plazas desde el B¨¢ltico al Mar Negro, establecieron relaciones diplom¨¢ticas y comerciales, se casaron con sus habitantes y ¡°crearon identidades h¨ªbridas¡± como las de los hiberno-n¨®rdicos, nombre que recibieron los inmigrantes vikingos que se instalaron para siempre en las islas brit¨¢nicas. ¡°Eran cosmopolitas¡±, revela esta experta. Sus incursiones no se reduc¨ªan a un mero alarde de violencia, sino que conllevaban una ¡°log¨ªstica internacional impresionante¡± e intercambios culturales. ¡°La suya es una cultura de importaci¨®n y exportaci¨®n de cosas e ideas¡±, abunda. En el extranjero vend¨ªan pieles y pescado y se llevaban a casa vino y ex¨®ticas especias.
Su furia guerrera tampoco era patrimonio de los hombres. ¡°En los ¨²ltimos a?os, ha cambiado la percepci¨®n del papel de la mujer en la civilizaci¨®n vikinga¡±, se?ala Garc¨ªa Losqui?o. No solo ten¨ªan un rol dentro de la administraci¨®n del hogar o en las labores agr¨ªcolas. En 2017 se descubri¨® en Birka (Suecia) que los huesos enterrados en una tumba que se hab¨ªan adjudicado autom¨¢ticamente a un hombre en el siglo XIX pertenec¨ªan en realidad a una mujer procedente de Europa del Este. Se trataba de una migrante y militar de alto rango, algo que se deduc¨ªa de su rico ajuar b¨¦lico. El hallazgo realizado gracias a las pruebas de ADN provoc¨® un verdadero revuelo arqueol¨®gico. Puso en cuesti¨®n no solo los clich¨¦s sobre estos pueblos, sino tambi¨¦n la costumbre cient¨ªfica de dar por hecho que todo rastro humano rodeado de armas ha de pertenecer necesariamente a un hombre. Algunas pistas sobre el error hab¨ªan sido ignoradas durante d¨¦cadas, pese a que el arte ya ofrec¨ªa algunas pistas. Las mujeres armadas son un motivo recurrente en colgantes y f¨ªbulas y hasta en la poes¨ªa y sagas n¨®rdicas antiguas.
Mujeres de alto estatus entre los vikingos eran las v?lva, es decir, las magas. La muestra, titulada Una vida vikinga y que estar¨¢ abierta en el Centro Gai¨¢s hasta enero con entrada libre, incluye una vara de una de estas videntes, la pieza preferida de Garc¨ªa Losqui?o. Una profetisa es la narradora del cortometraje animado que ha alumbrado el afamado dibujante gallego David Rub¨ªn para esta exposici¨®n. La cinta recrea la creaci¨®n y fin del mundo seg¨²n la mitolog¨ªa n¨®rdica. Seg¨²n explica la investigadora de la Universidad de Santiago, los vikingos eran menos paganos de lo que se piensa. El cristianismo se inocul¨® en estos pueblos en diferentes fases dependiendo de las zonas -en Dinamarca antes, en Suecia despu¨¦s-, y el culto a Jesucristo lleg¨® a convivir con la devoci¨®n por Thor hasta dentro de una misma familia.
La muestra deja claro que los vikingos tampoco respond¨ªan al t¨®pico del cuanto m¨¢s feo m¨¢s hermoso. Unas pinzas de depilar y un bastoncillo de los o¨ªdos son pruebas de que estos pueblos tomados por brutos se preocupaban por la est¨¦tica y la higiene. Hasta tal punto que hombres y mujeres se enterraban con sus peines. En la Cidade da Cultura se puede admirar un cr¨¢neo de un vikingo con los dientes serrados con marcas horizontales, una intervenci¨®n est¨¦tica que se cree distingu¨ªa a ciertos gremios. Tambi¨¦n practicaban el postureo. ¡°Era una sociedad en la que el estatus y el c¨®mo eras percibido desde fuera importaba mucho¡±, apunta la comisaria de la muestra. ¡°Tener una buena apariencia f¨ªsica era importante¡±, al igual que exhibir lujosas joyas o unos buenos vasos en los festines. Los hombres de alta alcurnia luc¨ªan en los grandes banquetes t¨²nicas coloridas con pantalones bombacho, un atuendo que tambi¨¦n rompe t¨®picos y que segu¨ªa las modas orientales que descubr¨ªan en sus viajes.
En la Cidade da Cultura se exhiben juguetes, objetos dom¨¦sticos, joyas, armas o juegos de mesa de los vikingos. En el comit¨¦ cient¨ªfico de la muestra est¨¢ Neil Price, catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa de la Universidad de Uppsala y presentador de la serie documental Real Vikings. Algunas piezas tra¨ªdas de Suecia se muestran al p¨²blico por primera vez. Es el caso de una espada de juguete hallada bajo el mar o dirhams robados de Al Andalus. Los visitantes se encontrar¨¢n con un trozo de vieira de un peregrino del Camino de Santiago que apareci¨® en territorio sueco. Sobre sus habilidades como navegantes, el estudio gallego Cenlitros firma una maqueta de 17 metros de largo que reproduce un barco vikingo real conservado en un museo de Dinamarca. Ten¨ªa capacidad para transportar a 30 guerreros y se ha creado ensamblando 584 piezas de cart¨®n con el asesoramiento de especialistas daneses. Ayuda a admirar uno de los secretos de esta civilizaci¨®n: el tingladillo, una t¨¦cnica de construcci¨®n naval que hac¨ªa resistentes y flexibles sus embarcaciones y que les permiti¨® explorar el hemisferio norte en plena Edad Media.
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