Las motos, que huelan y suenen

Punto de partida: Triumph es una marca de ropa interior femenina. Punto de llegada: tambi¨¦n lo es de motos. Camino recorrido: Motorama Madrid.

Despu¨¦s de esta confesi¨®n. Es decir, de demostrar mi ignorancia en el mundo del motociclismo al nivel de ir de paquete en una vespa rosa palo por el Paseo del Prado ¡ªuna de las poqu¨ªsimas veces que he montado en moto¡ª y que cada sem¨¢foro supusiese un cabezazo con la conductora por eso de la inercia y no controlar el peso del casco. Pura f¨ªsica que no sab¨ªa que hab¨ªa que aplicar. El pasado s¨¢...

Punto de partida: Triumph es una marca de ropa interior femenina. Punto de llegada: tambi¨¦n lo es de motos. Camino recorrido: Motorama Madrid.

Despu¨¦s de esta confesi¨®n. Es decir, de demostrar mi ignorancia en el mundo del motociclismo al nivel de ir de paquete en una vespa rosa palo por el Paseo del Prado ¡ªuna de las poqu¨ªsimas veces que he montado en moto¡ª y que cada sem¨¢foro supusiese un cabezazo con la conductora por eso de la inercia y no controlar el peso del casco. Pura f¨ªsica que no sab¨ªa que hab¨ªa que aplicar. El pasado s¨¢bado me acerqu¨¦ al Pabell¨®n de Cristal de la Casa de Campo, a ver qu¨¦ se cuece en una feria de motos.

Mente en blanco. Sin ideas preconcebidas, no es una concentraci¨®n de moteros, ni Easy Rider, ni suena Born to Be Wild. En la calle de acceso, m¨¢s de cien motos estacionadas en bater¨ªa a los dos lados, como si fuera la avenida de las esfinges en la entrada del templo de Luxor (Egipto). Abro mucho los ojos, quiero quedarme con todos los detalles. Apunto y me frustro, no las distingo, a grandes rasgos, s¨ª: color, tama?o y poco m¨¢s. Unas est¨¢n en venta, otras son de prueba, algunas, particulares¡­

Abro los o¨ªdos, bueno, no, el ruido se mete en ellos sin avisar. Un espect¨¢culo de Stunt va a comenzar (una modalidad que consiste en realizar maniobras complicadas y acrobacias con motos, donde la l¨ªnea recta y todas las ruedas sobre el suelo no se contemplan). La pista est¨¢ vac¨ªa. Mente en blanco otra vez. Esperaba ver camiones gigantes para saltarlos o estructuras de pacas de paja, grandes rampas para hacer loopings y saltos espectaculares, pero no. Narc¨ªs Roca, un experimentado y conocido stunt rider, saca el m¨¢ximo partido a sus veh¨ªculos (tres motos y un quad) sin demasiadas florituras. Corre sobre una rueda, se sienta en la parte m¨¢s insospechada, le quita el tren delantero y sigue en marcha, una BMW convertida en un monociclo. Es la versi¨®n de cualquier cr¨ªo montando en bici que dice: ¡°?Mira, mira, sin manos!¡±, solo que Roca puede decir: ¡°?Sin rueda!¡±, ¡°?sin manos!¡±, ¡°?sin pies!...¡±. Aparca a la primera con un derrape. Hace giros de un di¨¢metro min¨²sculo en torno a una mujer. ¡°Habr¨¢s dicho que s¨ª es s¨ª¡±, le dice el locutor y animador del show. ¡°Tengo testamento¡±, bromea ella. Todo queda grabado por los m¨®viles del p¨²blico, ?y los de los voluntarios! Salen siete, se tumban en el suelo. El piloto los salta, a ellos y a sus m¨®viles que no dejan de documentarlo todo. Parece importarles m¨¢s colgar la haza?a en redes sociales que una moto vaya a pasarles por encima. Termina con ¨¦xito, lo contrario se habr¨ªa publicado ya.

Dos espectadores de 24 y 25 a?os valoran la tensi¨®n, la templanza y la complicaci¨®n con la que Roca controla la moto: ¡°?C¨®mo frena, c¨®mo clava, c¨®mo le da gas [acelera, para neofitos]!¡±, mucho m¨¢s que las acrobacias.

Es absurdo preguntar si se tiene moto en este lugar. La cuesti¨®n no es tener o no tener, sino cu¨¢ntas. ¡°Tres y trozos operativos¡±, dice Sergio Bonifacio, de 45 a?os, mec¨¢nico y motero. Va acompa?ado de su pareja, Patri Mullor, que solo lleva un a?o en este mundo, aunque est¨¢ entusiasmada. Es la traductora perfecta entre alguien que ha mamado gasolina y la que escribe, que es un pulpo en un garaje. Bonifacio acaba de abrir un taller en Cocentaina (Alicante), despu¨¦s de toda su vida trabajando para otros. Se le nota en los ojos la ilusi¨®n de quien ve su juguete favorito, est¨¢ especializado en la personalizaci¨®n, ¡°la artesan¨ªa de la moto¡±. Se?ala dos que se parecen como un triciclo al papam¨®vil, pero son el mismo modelo modificado. Su novia apunta que ahora se lleva que las motos se parezcan a las que usaban en la Primera Guerra Mundial. Es una alumna aventajada.

Tambi¨¦n hizo un cursillo expr¨¦s Marta L¨®pez, que le toc¨® bailar con la m¨¢s limpia, inodora y silenciosa: la moto el¨¦ctrica. Una apestada en un mundo en el que el olor a gasolina y el ruido del motor son m¨²sica celestial. All¨ª estaba ella, imagen de un concesionario que, aunque ahora no tenga p¨²blico, es el futuro.

El presente, por muy t¨®pico que parezca, sigue siendo el cuero, las cazadoras, las calaveras con alas, las pin-up...