La normalidad viaja en bicicleta
Mascarillas, una llave, el ¡®tupper¡¯ de mam¨¢ o esterillas para yoga son algunos de los nuevos pedidos que se solicitan a las empresas de mensajer¨ªa. Se ha producido un cambio de clientela por la crisis del coronavirus
En el londinense barrio de Notting Hill, hay una tienda que parece un ultramarinos de cualquier lugar de la Espa?a de los setenta u ochenta. All¨ª conviven los amarillos botes de Cola Cao con su tapa bien roja, junto al queso manchego, al arroz SOS, las latas de conservas Calvo y esas galletas Mar¨ªa-de-toda-la-vida, entre otros muchos productos espa?oles. Y por qu¨¦ en una ciudad como Londres, en la que se puede encontrar de todo, hay quien va a comprar su colacao con galletas. Porque a veces eso, un colacao con galletas Mar¨ªa-de-toda-la-vida, es hogar, es sentirse en casa, es normalidad; por muchas sabrosas cookies que se tengan al alcance de la mano.
Y aunque la normalidad ha sufrido un terremoto, de una intensidad que se sale de la escala de Richter y con epicentro movible -lo nunca visto-, hay quien la anhela y hace lo que sea para encontrarla, al menos un momento. No podr¨ªa ser de otra manera en una ciudad en la que hay gente pa¡¯to tambi¨¦n en mitad de una pandemia global. As¨ª, una parroquia de Chamber¨ª necesitaba con urgencia un paquete que llevaba lo indispensable para que el domingo, puntualmente, pudiera ofrecer su misa por streaming, pues se lo llev¨® un mensajero, no de Dios, de Mensos ¡ªuna empresa de mensajer¨ªa sostenible¡ª. Un poco de normalidad para los feligreses sobre las ruedas de una bicicleta.
Si una escuela de formadores de yoga, cercana a la Puerta del Sol, va a continuar impartiendo sus clases, ahora on line, y los alumnos necesitan sus esterillas, ah¨ª est¨¢ otro mensajero para aportar esa calma ¡ªalgo escasa en estos d¨ªas¡ª y llevarla a quien las requiera. Ya pueden saludar al Sol desde algunos de esos salones que se han convertido en gimnasios, colegios, oficinas, salas de cine y discotecas si se tercia. Un poco de normalidad para los compis yoguis.
Y esa se?ora afortunada que ha comprado mascarillas y quiere repartirlas entre sus amigas, ?qu¨¦ hace? Llama a Cleta (servicio de mensajer¨ªa ecol¨®gica urgente) y ellos consiguen que cada una tenga las suyas. Un rato de mascarillas entre amigas, pero no de las de untar. Y si esa es una manera de mantenerse unidas, c¨®mo no va a buscar una madre la forma de enviar a sus hijas esos tuppers-de-comida-de-mam¨¢. Un poco de normalidad para las familias.
Solucionadores de problemas
¡°Quiz¨¢ no sean primer¨ªsimas necesidades, pero es una manera de mantenerse cerca de los que quieres ante la imposibilidad de hacerlo de otra forma¡±, explica Mar¨ªa Echavarr¨ªa, cofundadora de Cleta. Alejandro Corroto, fundador de Mensos, ha visto c¨®mo en la ¨²ltima semana el negocio y los pedidos han cambiado radicalmente. De trabajar con empresas, a hacerlo con particulares. De estar casi parados los primeros d¨ªas tras la declaraci¨®n del estado de alarma, a que desde el mi¨¦rcoles/jueves de la semana pasada subiera el volumen de trabajar de una manera incre¨ªble. ¡°Muchos peque?os negocios se han reinventado, han comenzado a funcionar on line y requieren de nuestros servicios¡±, asegura Corroto. As¨ª, cuenta c¨®mo un bar especializado en vinos ha empezado a enviar botellas a sus clientes. He aqu¨ª un tema: el aumento del consumo de alcohol. ?No era el espa?ol un bebedor social? Pero sobre todo, siente que se han convertido en ¡°solucionadores de problemas¡±. Como ejemplo pone a una chica a quien se le parti¨® la llave de su casa hace unos d¨ªas y les llam¨® para que fueran al lugar donde ten¨ªan una copia. ?Solventado!: una cosa es estar encerrado sabiendo que puedes abrir la puerta y otra, es no poder hacerlo. Mientras comenta esta an¨¦cdota por tel¨¦fono, le entra un pedido: ¡°Mascarilla y jab¨®n, de la zona de Madrid R¨ªo a la de la Cuatro Torres¡±. Esto forma parte de la nueva normalidad.
Tambi¨¦n hay novedades en el uniforme de trabajo de los mensajeros en bicicleta, todo desinfectado: cascos, bicicletas y ahora tambi¨¦n guantes y mascarillas. Distancias de seguridad, a veces ni ven a los clientes, muchos paquetes quedan en los felpudos. Las firmas con bol¨ªgrafo est¨¢n obsoletas, como mucho con el m¨®vil a distancia o simplemente dictando los n¨²meros del DNI por el portero autom¨¢tico. La distancia telef¨®nica, sin embargo, se ha acortado. ¡°Las llamadas antes duraban dos minutos, ahora cuando te llaman para pedirte un servicio te cuentan toda la historia. La gente necesita hablar¡±, asegura Echavarr¨ªa. Sienten una sensaci¨®n extra?a: disfrutan de la libertad de recorrer una ciudad sin coches, con un aire m¨¢s limpio, pero no por el motivo deseado. Tambi¨¦n son nuevos los lugares de partida y destino de sus pedidos: cuando el trabajo es entre empresas el centro de la ciudad tiene protagonismo, ahora, que son entre particulares, los barrios perif¨¦ricos se llevan la palma.
No juzgan los pedidos, cada uno que solicite lo que necesite. Lo hicieron err¨®neamente en Tr¨¦bol -otra empresa de ecomensajer¨ªa en bicicleta que trabaja en Madrid desde 1996-, una semana antes de que el confinamiento fuera oficial, pensaron que un cliente estaba exagerando al solicitar que llevaran a su oficina varias cajas de geles desinfectantes. Hoy m¨¢s que exageraci¨®n es previsi¨®n y la normalidad tiene forma de gel desinfectante.
Cifras y letras
La frase.
¡°Somos solucionadores de problemas¡±, Alejandro Corroto.
¡°Siento que nuestro trabajo es muy importante, estamos llevando salud mental y cercan¨ªa a la gente. Aunque algunos de los productos no sean de primer¨ªsima necesidad¡±, Mar¨ªa Echavarr¨ªa.
En n¨²meros.
Aproximadamente 40 empresas de mensajeros en bicicleta de todo el mundo han creado un grupo de Slack (una herramienta de comunicaci¨®n para equipos) para ayudarse y darse pautas de actuaci¨®n durante esta crisis sanitaria. ¡°Me reconforta hablar con los de Mil¨¢n, que van una semana por delante. Nos animan a seguir. Somos una empresa de log¨ªstica. Y a la vez, los de Alemania y el Reino Unido, que van por detr¨¢s, se ponen en contacto con nosotros para pedirnos consejos¡±, dice Mar¨ªa Echavarr¨ªa.
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