¡°Si los museos acompa?an a la gente durante este aislamiento, se llenar¨¢n m¨¢s que antes¡±
Rufino Ferreras, responsable de Desarrollo Educativo del Thyssen, reflexiona sobre el rol que la pinacoteca madrile?a ocupa en la sociedad ahora que sus puertas permanecen cerradas
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza jam¨¢s hab¨ªa cerrado su sede durante tanto tiempo desde su inauguraci¨®n en 1992, cuando ocup¨® el Palacio de Villahermosa del Paseo del Prado. El estado de alarma por el coronavirus hace que sus responsables est¨¦n buscando durante estas semanas maneras de seguir conectando su colecci¨®n con los ciudadanos. Exposiciones virtuales dedicadas ...
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza jam¨¢s hab¨ªa cerrado su sede durante tanto tiempo desde su inauguraci¨®n en 1992, cuando ocup¨® el Palacio de Villahermosa del Paseo del Prado. El estado de alarma por el coronavirus hace que sus responsables est¨¦n buscando durante estas semanas maneras de seguir conectando su colecci¨®n con los ciudadanos. Exposiciones virtuales dedicadas a Rembrandt y a Balenciaga y una completa oferta de cursos online suplen su ausencia f¨ªsica. Rufino Ferreras, responsable de Desarrollo Educativo de la pinacoteca madrile?a, reflexiona a trav¨¦s de Skype sobre los nuevos roles que los museos debe ocupar en la sociedad.
Son momentos nunca vistos en el museo. ?C¨®mo est¨¢n viviendo la situaci¨®n?
Est¨¢ siendo una situaci¨®n rara. En el ¨¢rea de educaci¨®n, trabajamos todo el tiempo con el arte y tambi¨¦n con las personas. No tenerlas aqu¨ª delante nos complica el trabajo y nos obliga a recurrir a herramientas que, aunque ya estaban a nuestro alcance, no las us¨¢bamos de forma intensiva como ahora.
?Cree que todo esto va servir para que el p¨²blico conozca otros aspectos de la instituci¨®n?
Sin duda es una oportunidad, pero las oportunidades hay que planificarlas y nos ha tocado improvisar. Y no por falta de material, contamos con m¨¢s de 1.200 v¨ªdeos y con cursos online. Hasta ahora, nos ayudaba a acercarnos a aquellos que por diversas razones no pod¨ªas acercarse a nuestra sede o para una determinada franja de edad. Ahora estamos preparando muchos contenidos para que en las pr¨®ximas semanas el ¨¢rea educativa se convierta en un contenido global, para todo tipo de personas y de circunstancias.
?Est¨¢ cambiando esa forma de plantear la labor educativa del centro?
En estos ¨²ltimos d¨ªas nos hemos dado todav¨ªa m¨¢s cuenta de lo importante que es cuidar la relaci¨®n con el p¨²blico. Durante mucho tiempo se le ha obviado, porque se consideraba como algo accesorio a los museos. Y cuando ha empezado a ponerse el foco en quienes nos visitan, a menudo ha sido para tratarlos como clientes en vez de como participantes del proceso de generaci¨®n de contenidos. Es un buen momento de hacer una reflexi¨®n sobre el papel tiene la sociedad en los museos. Ante unas salas vac¨ªas, debemos plantearnos c¨®mo hacer que se llenen de personas sin necesidad de que est¨¦n presentes.
?Pierde el arte y sus texturas al verse a distancia desde un dispositivo digital?
No debemos ser puristas en ese aspecto. El arte siempre se ha virtualizado. Todos los hemos estudiado el instituto a trav¨¦s de un libro o unas diapositivas. Eso es una forma de virtualizar el arte. En los museos hemos hecho constantemente cat¨¢logos. Es otra forma de virtualizar el arte. Tambi¨¦n hay documentales en cine y programas en televisi¨®n dedicados al arte. Y nunca ha habido una cr¨ªtica o una reflexi¨®n sobre si eso era mejor o peor que la experiencia en vivo. Era una herramienta para acceder a ¨¦l. Nuestros ordenadores y nuestros tel¨¦fonos tambi¨¦n lo son, aunque resulte m¨¢s fr¨ªo.
La imagen viral de un grupo de ni?os que parec¨ªan ignorar La ronda de noche de Rembrandt en ?msterdam en favor de su m¨®vil result¨® ser una actividad lectiva a trav¨¦s de una app.
Esa imagen fue muy discutida en redes sociales de una manera demasiado ligera. ?Qu¨¦ hubiera pasado si hubiesen tenido en sus manos un objeto de papel, ya fuese un c¨®mic o el cat¨¢logo del museo? Tengo mis dudas de que hubiera habido tanto debate, aunque no supi¨¦ramos lo que estaban leyendo. Tenemos que dejar de cuestionar las pantallas. La sede f¨ªsica del museo no puede incorporar toda la informaci¨®n adicional que las tecnolog¨ªas pueden ofrecernos.
En la iniciativa #VersionaThyssen, adem¨¢s de existir en Instagram, tambi¨¦n propone un encuentro f¨ªsico a los j¨®venes, abriendo durante una noche el edificio para ellos.
Por lo general, la gente joven llega al museo acompa?ada de personas que suelen ser una figura de autoridad, como los padres o los profesores. Con esta actividad les permitimos que entren por vez primera de un modo en el que puedan entender el museo como algo propio.
No es la ¨²nica actividad que han dedicado a los j¨®venes.
Una de las experiencias m¨¢s gratificantes ha sido la del videojuego Nubla. Un grupo muy grande de chavales han ido creando durante varios a?os una aventura gr¨¢fica que se ha convertido en un ¨¦xito de ventas en la industria espa?ola y ha recibido premios en varios pa¨ªses el mundo. Gracias a este proyecto, chavales que nunca han entrado a nuestro edificio tienen una conexi¨®n con el Thyssen. Lo que tenemos que darse es poder sobre el contenido del museo para que interpreten las obras con sus propias herramientas, sin mediadores que interrumpan esa relaci¨®n.
?C¨®mo ha mostrado el arte el aislamiento en el que vivimos estos d¨ªas de emergencia sanitaria?
El arte siempre ha tratado temas que son universales, como el amor, la guerra, la paz¡ Entre ellos est¨¢ tambi¨¦n la soledad. Los cuadros de Hopper son el ejemplo m¨¢s claro de ese aislamiento. Una vez tuvimos una experiencia con personas que estaban privadas de libertad y que visitaron el museo. Al ver c¨®mo reaccionaban ante una de sus obras, vimos una dimensi¨®n distinta de la obra que ten¨ªa que ver con el efecto que ten¨ªa en las personas y no con el an¨¢lisis de un historiador del arte. Nos record¨® que el arte es un espejo de nosotros mismos.
La cuarentena parece que va para largo. ?Cree que, cuando esto termine, los madrile?os van a disfrutar de museos como el Thyssen con energ¨ªas renovadas?
Eso depender¨¢ de si los museos saben aprovechar de la oportunidad. Lo normal es que a la gente le vaya a apetecer irse a un parque o al campo a respirar aire puro. Pero si en estos d¨ªas logramos que los ciudadanos recuerden que los museos y quienes trabajamos en ellos somos parte de sus vidas, que hemos respondido y les hemos acompa?ado para que no estuvieran tan solos, podremos lograrlo. Cerrar varias semanas y esperar a que todo esto pase y que los visitantes regresen a nuestras salas por pura inercia no es una opci¨®n.
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