El aire que respira el b¨²ho
Madrid tiene m¨¢s de cien especies de p¨¢jaros censados. Durante el estado de alarma, fue m¨¢s f¨¢cil ver buitres leonados, milanos reales...
El estado de alarma fue malo para la vida social y bueno para la vida silvestre. Los pi¨¦ridos, las mariposas blancas que eclosionan en primavera, volaban con m¨¢s rabia que nunca coincidiendo con esos d¨ªas en que el aire de Madrid dej¨® de oler a queroseno quemado. Entre marzo y abril, los medidores de di¨®xido de nitr¨®geno de la Red de Vigilancia de la Calidad del Aire reflejaron que la concentraci¨®n de este veneno en la atm¨®sfera de la ciudad cay¨® un 59%.
Los p¨¢jaros siguieron a los invertebrados. El ornit¨®logo Ra¨²l Urquiaga se pas¨® el confinamiento asom¨¢ndose por la ventana de su casa en el casco antiguo, para vigilar la franja de cielo que se abr¨ªa sobre su calle. ¡°Hice observaciones que no hab¨ªa hecho en mi vida dentro de Madrid¡±, advierte. ¡°Un d¨ªa pasaron de forma lineal como 30 buitres leonados. Uno detr¨¢s de otro, a unos cien metros de altura. Todos los d¨ªas se ve¨ªan cuatro o cinco milanos negros. Lo mismo con los milanos reales. Y alg¨²n cern¨ªcalo vulgar y alguna rapaz m¨¢s grande que no me dio tiempo de identificar. Creo que no nos fijamos bien en las aves que pasan por nuestras cabezas a diario porque orientamos nuestra mirada al suelo¡±.
Santiago Soria, jefe del servicio de Jardines y Parques de Patrimonio Nacional, se ufana tranquilamente del fen¨®meno de la biodiversidad. ¡°Madrid tiene m¨¢s de cien especies de p¨¢jaros censados, que es lo que tienen muchos pa¨ªses de Europa¡±, observa. ¡°En Madrid se ha visto el ¨¢guila imperial, porque anida en El Pardo. Y tenemos halc¨®n peregrino, con ocho o diez nidos dentro del n¨²cleo urbano. ?Y b¨²ho real! Los b¨²hos han venido de los montes cercanos, han encontrado un buen cazadero, y anidan aqu¨ª¡±.
En eso, el men¨² de Madrid, es rico. Ratas nunca faltan, con o sin di¨®xido de nitr¨®geno, y los b¨²hos reales, que no se mueven por una mariposa, llegan a pesar tres kilos. Demasiado para la rama de un ¨¢rbol. ¡°Es un bicho impresionantemente grande¡±, dice Soria. ¡°Anida en teor¨ªa en rocas. Pero un edificio alto, plano y de poco acceso con una terraza o terracina, eso para un b¨²ho¡ es una roca. Anidan en los edificios como si estuvieran en gigantescas rocas de la Sierra, como si estuvi¨¦ramos en las pe?as buitreras de La Granja o en el Yelmo¡±.
La discreci¨®n de la Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa nos impide saber el domicilio exacto de estos carpantas noct¨¢mbulos. Pero una cosa es cierta: a poco que se limpia un poco su perceptible aire t¨®xico, la villa amenaza con convertirse en una selva.
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