Los hinchas del PSV que humillaron a unas mujeres que ped¨ªan limosna: ¡°El ambiente era jubiloso. Nos arrepentimos¡±
Los cuatro acusados de un delito de odio muestran su arrepentimiento por carta y pagar¨¢n una indemnizaci¨®n de 1.500 euros a cada una de las v¨ªctimas
Hab¨ªa expectaci¨®n por ver a los chicos malos del PSV Eindhoven. Se los esperaba a la puerta de los juzgados para comprobar si estos hinchas del equipo de f¨²tbol holand¨¦s ten¨ªan coraz¨®n. No hubo manera de comprobarlo porque no aparecieron. Los cuatro muchachos acusados de un delito de odio por humillar a unas mujeres que ped¨ªan limosna en la plaza Mayor de Madrid llegaron este mi¨¦rcoles a un acuerdo con las v¨ªctimas en un juicio celebrado a puerta cerrada. Los muchachos mostraron su arrepentimiento por videoconferencia desde su pa¨ªs, pero quisieron tambi¨¦n dejar sus sentimientos de culpa por escrito. En una carta dirigida a las afectadas pidieron perd¨®n y se mostraron ¡°profundamente arrepentidos¡± de lo que ocurri¨® ese d¨ªa, hace cuatro a?os, ¡°en el que el ambiente era jubiloso acompa?ado de mucha cerveza¡± y ellos estaban ¡°bien y llenos de confianza por el buen resultado del partido¡±.
El mensaje parec¨ªa escrito por el robot que ha ganado el premio Espasa de poes¨ªa. Los acusados aceptaron una condena de tres meses de prisi¨®n y una indemnizaci¨®n a cada una de las v¨ªctimas de 1.500 euros. Aseguraron que ese d¨ªa hab¨ªan bebido demasiado y que en el momento no eran conscientes del da?o que estaban haciendo. Despu¨¦s apagaron el ordenador y siguieron con sus vidas, muy lejos de aqu¨ª. Ellas tampoco estaban presentes. Seg¨²n la abogada de la acusaci¨®n, Carmen Santiago, presidenta de la asociaci¨®n de mujeres gitanas Kamira, las afectadas viven ahora en Rumania. La asociaci¨®n se encargar¨¢ de que les llegue el dinero.
El altercado ocurri¨® en marzo de 2016. Un grupo de seguidores del PSV Eindhoven ocup¨® las terrazas que rodean la plaza Mayor, uno de los lugares m¨¢s tur¨ªsticos de la ciudad. Las mujeres que mendigan por esa zona se acercaron a pedirles algunas monedas. Los hombres, acalorados en un d¨ªa de sol y con jarras de cerveza en la mano, comenzaron a lanzarles al aire para que las recogieran del suelo. El asunto fue a m¨¢s. A alguno le pareci¨® gracioso el espect¨¢culo y les pidi¨® a que bailaran o hicieran flexiones. El momento lo recogieron en v¨ªdeo Pablo Vande Rusten e Ignacio Camacho, entonces alumnos de la Escuela de Periodismo UAM-EL PA?S.
Conforme las j¨®venes se agachaban para recoger las monedas, los c¨¢nticos y los abucheos de los hinchas iban en aumento, seg¨²n contaron en su d¨ªa los dos periodistas. El revuelo atrajo a m¨¢s gente. Eso dio pie que los hinchas continuaran lanzando monedas como si fuera la Fontana di Trevi. No pararon de gritar ¡°ol¨¦s¡±, entre grandes risas y gritos. Incluso llegaron a entonar c¨¢nticos xen¨®fobos como ¡°no cruc¨¦is la frontera¡±. El bochorno iba en aumento.
El espect¨¢culo no le hizo gracia a todo el mundo. Miguel ?ngel Rend¨®n, profesor de secundaria gaditano, visitaba en ese momento la plaza con sus alumnos. ¡°Las trataban como animales, y las mujeres casi se pegaban y empujaban entre ellas por las monedas mientras los holandeses se re¨ªan¡±. Seg¨²n Rend¨®n, los seguidores, adem¨¢s de comportarse de manera denigrante, tampoco hicieron un gran dispendio. ¡°Eran monedas de cinco c¨¦ntimos. Y ya fue el colmo cuando tiraron cachos de pan¡±.
El revuelo creci¨® hasta que al final intervino la polic¨ªa que andaba de patrulla por la calle. Se llev¨® a las chicas de la zona para evitar que continuara. La plaza recuper¨® poco a poco la normalidad, mientras los hinchas siguieron bebiendo y ri¨¦ndose. Cuatro a?os despu¨¦s, se han disculpado por carta con el tono que se escribe a la compa?¨ªa telef¨®nica para darse de baja.
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