Vivir 24 horas con el maltratador en casa
M¨¢s de la mitad de las llamadas recibidas por la Fundaci¨®n ANAR durante el estado de alarma eran de ni?os que sufr¨ªan violencia f¨ªsica y ps¨ªquica
El dato resultante escalofriante, por la realidad que refleja. M¨¢s de la mitad de las llamadas que recibi¨® la Fundaci¨®n ANAR (Ayuda a Ni?os y Adolescentes en Riesgo) durante el estado de alarma en el tel¨¦fono 900 20 20 10 y en su chat fueron de menores que sufrieron violencia f¨ªsica o ps¨ªquica ¨Co ambas- por parte de sus padres. Algunos casos graves tuvieron que derivarse a la polic¨ªa ante el riesgo que corr¨ªan estaS v¨ªctimas, incluso de su propia vida. Este hecho adem¨¢s se vi...
El dato resultante escalofriante, por la realidad que refleja. M¨¢s de la mitad de las llamadas que recibi¨® la Fundaci¨®n ANAR (Ayuda a Ni?os y Adolescentes en Riesgo) durante el estado de alarma en el tel¨¦fono 900 20 20 10 y en su chat fueron de menores que sufrieron violencia f¨ªsica o ps¨ªquica ¨Co ambas- por parte de sus padres. Algunos casos graves tuvieron que derivarse a la polic¨ªa ante el riesgo que corr¨ªan estaS v¨ªctimas, incluso de su propia vida. Este hecho adem¨¢s se vio agravado por la necesidad de teletrabajar de los voluntarios de esta fundaci¨®n y de respetar los derechos y la intimidad de los ni?os.
Al frente del equipo de la Fundaci¨®n ANAR ha estado Benjam¨ªn Ballesteros Barrado, un psic¨®logo madrile?o de 48 a?os que lleva en la organizaci¨®n desde 1997. Ingres¨® como voluntario y ahora es el director de programas de formaci¨®n, adem¨¢s de un experto reconocido en la violencia infantil. ¡°Durante los primeros d¨ªas de la pandemia sufrimos mucho miedo por el temor al contagio, pero siempre pensamos que los que realmente estaban en riesgo son los ni?os que nos llaman¡±, resume Ballesteros.
La fundaci¨®n, cuyo embri¨®n fueron los hogares de acogida all¨¢ por el a?o 1970, cre¨® su tel¨¦fono de atenci¨®n al menor en 1994. Este sistema pionero se caracteriza por una total protecci¨®n del menor, del que se mantiene el anonimato en todo momento. La llamada es atendida por un psic¨®logo, que recibe cursos espec¨ªficos para atender a ni?os y adolescentes. Una coordinadora, una abogada y una trabajadora social respaldan la llamada y resuelven los conflictos casi siempre en la misma llamada.
Con la llegada de la pandemia y del teletrabajo este sistema empez¨® a peligrar como un castillo de naipes. Los teleoperadores ten¨ªan que trabajar desde casa, por lo que no ten¨ªan el respaldo inmediato del resto del equipo. Adem¨¢s, casi todos ten¨ªan familia y sus integrantes no pod¨ªan o¨ªr las conversaciones y mucho menos, si se trataba de menores, escuchar situaciones de violencia infantil. Adem¨¢s, quedaba por resolver el gran problema, el nudo gordiano del estado de alarma. Si los menores estaban confinados con sus agresores, no pod¨ªan llamar sin que estos les escucharan, por lo que se agravaba el problema. ¡°Hab¨ªa que ponerse en marcha cuanto antes porque los menores lo estaban pasando mal. La frustraci¨®n que sufren los adultos por estar en un ERTE, por no saber lo que iba a pasar, por estar tanto todo el d¨ªa en el mismo domicilio hac¨ªa que estos menores tuvieran mucho m¨¢s riesgo¡±, reconoce el directivo de ANAR. ¡°Esa tensi¨®n, esa agresividad, se descarga muchas veces contra los ni?os y las ni?as, que son los m¨¢s impunes¡±, a?ade.
Durante dos meses, la fundaci¨®n solo funcion¨® con su chat. Est¨¢ creado de tal modo que los mensajes que va escribiendo el menor y las respuestas que recibe se van borrando al poco tiempo, por lo que no hay riesgo en caso de que entr¨¦ el menor en su habitaci¨®n e intente leer el contenido. ANAR estuvo funcionando as¨ª durante dos meses. En ese tiempo, gracias a una empresa especialidad logr¨® desarrollar el llamado m¨¦todo del susurro. El adolescente habla con el voluntario y le est¨¢ escuchando a la vez el resto del equipo. Este a su vez puede hablar con el psic¨®logo, sin que lo oiga el menor. ¡°Fue un reto tecnol¨®gico, en un momento en que la inform¨¢tica se puso a precio de oro y con los recursos econ¨®micos que tiene nuestra fundaci¨®n. Se consult¨® incluso a la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos para hacerlo todo de forma muy legal¡±, describe Ballesteros.
Pero a¨²n quedaban m¨¢s problemas. Muchos voluntarios no ten¨ªan ordenadores o los que pose¨ªan resultaban obsoletos para descargar y utilizar el m¨¦todo de susurro, un complejo software que requiere equipos con alta capacidad. La soluci¨®n lleg¨® a trav¨¦s de un pr¨¦stamo del Ministerio de Educaci¨®n y de donaciones de diversas empresas como Vodafone. La puesta de largo de este sistema lleg¨® cuando empezaron las fases de desconfinamiento y los ni?os ten¨ªan opciones de quedarse solos. Del 36,2% de casos con violencia, las peticiones de auxilio fueron en aumento d¨ªa a d¨ªa hasta llegar al 52,5%. ¡°Todav¨ªa sigue subiendo y nos tememos que esa tendencia va a ser muy dif¨ªcil que pare. Predomina la violencia f¨ªsica sobre la ps¨ªquica¡±, reconoce el directivo de ANAR. Por protecci¨®n de la intimidad rechaza relatar casos o situaciones que han vivido durante la pandemia. La otra cara de la moneda es que descendi¨® much¨ªsimo el acoso escolar y en las redes que sufren los menores, seg¨²n destaca Ballesteros.
ANAR tiene tres niveles de intervenci¨®n, en funci¨®n de la gravedad del caso. El m¨¢s leve es cuando se resuelven las dudas que tiene el menor sobre alg¨²n problema y se le recomienda, en general, que reciba el apoyo de los adultos de su entorno, a los que no se ha atrevido de contar lo que le ocurre. El segundo supone la derivaci¨®n a los recursos municipales o sociales de su regi¨®n para que le ayuden. Para ello, la fundaci¨®n tiene un listado actualizado de todos los sitios a los que se puede acudir. El tercero y m¨¢s grave supone la intervenci¨®n. Aqu¨ª es cuando suenan todas las alarmas y el adolescente est¨¢ en riesgo inminente o en una vulnerabilidad extrema. Se pasa el aviso de inmediato a la polic¨ªa o a la Guardia Civil para que acudan a proteger. Y si fuera necesario, detuvieran a su agresor.
La fundaci¨®n puso en marcha durante el estado de alarma una campa?a impactante para remover las conciencias y hacer visible la violencia hacia los menores. Con los lemas ¡°el confinamiento ha escondido cosas que nadie esperar¨ªa¡± y ¡°esto que est¨¢s escuchando no es un aplauso¡±, sac¨® en sus redes un v¨ªdeo en el que se refer¨ªa a los golpes que estaban recibiendo los ni?os.
Todo tipo de llamadas desesperadas
Los voluntarios de la Fundaci¨®n ANAR recibieron en las primeras semanas de la pandemia todo tipo de llamadas de petici¨®n de ayuda. Hubo ni?os que denunciaron agresiones verbales e incluso f¨ªsicas a sus padres e incluso a ellos por estar jugando y corriendo en sus casas o que gritaban en alg¨²n momento, seg¨²n relata Benjam¨ªn Ballesteros. Se trataban de insultos y de plantarse delante de sus casas, sin darse cuenta de que se trataba de ni?os.
Tambi¨¦n tuvieron peticiones de familias que ten¨ªan problemas econ¨®micos y no ten¨ªan dinero para hacer frente a la compra. Y la llamada brecha electr¨®nica. Adolescentes que no ten¨ªan ordenadores o m¨®viles con los que hacer los deberes y asistir a las clases online de sus profesores. Estos casos fueron derivados desde el departamento social a distintas Administraciones P¨²blicas. ¡°La gente lo estaba pasando muy mal¡±, resume Ballesteros.