Atocha-Sants
Madrid y Barcelona, esas dos amantes que no se entienden la una sin la otra
La rampa mec¨¢nica avanza lentamente. Con las rodillas se frenan las maletitas para que no se despe?en. El cielo se convierte en hierro y cristal con aires ¡®eifellianos¡¯. La mirada al frente¡ y aparece una jungla tropical. Pura humedad, explosi¨®n amaz¨®nica, salvajismo surrealista mesetario. Subid¨®n, subid¨®n. El jard¨ªn de la estaci¨®n de Atocha es de esos lugares en los que uno podr¨ªa vivir, ese rinc¨®n con el que Madrid sorprende al que llega y al que se marcha.
El vag¨®n del AVE est¨¢ casi vac¨ªo. Destino: la estaci¨®n de Sants. Reconozco que siento especial atracci¨®n por ese trayecto entre M...
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La rampa mec¨¢nica avanza lentamente. Con las rodillas se frenan las maletitas para que no se despe?en. El cielo se convierte en hierro y cristal con aires ¡®eifellianos¡¯. La mirada al frente¡ y aparece una jungla tropical. Pura humedad, explosi¨®n amaz¨®nica, salvajismo surrealista mesetario. Subid¨®n, subid¨®n. El jard¨ªn de la estaci¨®n de Atocha es de esos lugares en los que uno podr¨ªa vivir, ese rinc¨®n con el que Madrid sorprende al que llega y al que se marcha.
El vag¨®n del AVE est¨¢ casi vac¨ªo. Destino: la estaci¨®n de Sants. Reconozco que siento especial atracci¨®n por ese trayecto entre Madrid y Barcelona. Esos ra¨ªles son la calle m¨¢s larga de Espa?a, esa Castellana que desemboca en la Diagonal. No me importar¨ªa ir y venir todos los d¨ªas, que se convirtieran en una misma ciudad. Y es que Madrid tiene lo que no tiene Barcelona, y al rev¨¦s. Madrid siempre ha so?ado con ser Barcelona y Barcelona siempre ha so?ado con ser Madrid. Madrid y Barcelona, no es dejaci¨®n de buscar sin¨®nimos, es que es placentero ver los dos nombres juntos.
Este domingo los catalanes van a las urnas, en este San Valent¨ªn cuarentenado (para los que lo celebren). Y pienso en el AVE en estas dos ciudades como amantes, que se desean aunque a ratos parezca que no se aguantan. Siempre morbosas, que no pueden vivir la una sin la otra. Amor salvaje a 300 kil¨®metros por hora, a pesar de que algunos se empe?en en separarlas. Es pura atracci¨®n.
Madrid tiene mucho acento catal¨¢n tambi¨¦n. Esa ciudad en la que uno se encuentra a Mertixell Batet en la plaza de las Comendadoras, mientras que luego uno saluda a Sergi Miquel por la plaza del Dos de Mayo. Camino de Lavapi¨¦s, uno se topa con Yolanda Ramos rumbo a La Esperanza o a Mariona Ter¨¦s tomando algo en la plaza de Ministriles. ?Qu¨¦ recuerdos de aquel concierto de los Manel en las fiestas de La Melonera de Arganzuela! Y c¨®mo la gente de secano gritaba y gritaba aquello de ¡°al mar, al mar¡±.
Esta capital que aplaude a rabiar (y duelen las manos todav¨ªa d¨ªas despu¨¦s) en el Mar¨ªa Guerrero a dos j¨®venes catalanes que est¨¢n d¨¢ndole un buen meneo al teatro: Nao Albet y Marcel Borr¨¤s. Su ¡®Atraco, paliza y muerte en Agban?spach¡¯ es un ¡®pasadote¡¯ que levanta a todos los que van a verla, con una brutal Irene Escolar con acento ruso. Nadie quiere marcharse despu¨¦s de la obra, arremolin¨¢ndose a las espaldas de las Salesas. Y es que en la cabeza retumban los tiros, las risas, los anagramas, las cajas fuertes y los sue?os de acabar en el Caribe en estos pl¨²mbeos d¨ªas. Como una liberaci¨®n todos nos levantamos al final de las butacas y a bailar el ¡®Pikete Espacial¡¯. No es esp¨®iler, eh.
Port¨¢tiles cerrados, maletas en el pasillo, dobles mascarillas, el AVE est¨¢ a punto de llegar. Madrid huele ya a Raval, Barcelona suena ya a Chamber¨ª. Se desperezan lentamente las dos ciudades entre las s¨¢banas. ¡°T¡¯estimo¡±, le dice una a la otra en bajito. Cosas del 14-F.