¡°Tengo aversi¨®n al conflicto¡±
La presidenta del Congreso de los Diputados conoce bien el terreno en el que arbitra. Ha estado en la bancada socialista durante 16 a?os. Echa de menos la pol¨ªtica real para evitar traumas como el que ella vivi¨® de adolescente tras un desahucio. Conf¨ªa en la palabra como herramienta, pero tambi¨¦n en la firmeza y la sensibilidad como factores a combinar para fortalecer desde su cargo la democracia. Experta en constitucionalismo, la catalana tendr¨¢ esta legislatura un gran protagonismo.
Cierto aspecto menudo no debe llevar a enga?o al observar a Meritxell Batet (Barcelona, 1973). Es una mujer fuerte. Muy fuerte. Tiene por delante el papel de poner orden y que no se le desmande un Congreso de los Dipu?tados donde esta semana presidi¨® el pleno en que se aprob¨® el estado de alarma. Le toca en una legislatura ajustada, donde a cada paso van a escenificarse peleas y debates apasionados. Ya ha dado muestras de firmeza, pero tambi¨¦n de una medida flexibilidad en sus intervenciones. Ambos aspectos los aplica con un determinante sentido pr¨¢ctico: el que le ha ense?ado la vida y su madre, desde que una vez llegara a su casa con 16 a?os y se encontrara un candado en la puerta por un desahucio. En vez de perderse en el lamento, ambas buscaron soluciones. Altern¨® trabajos de madrugada en bares que compatibiliz¨® a costa de escaso sue?o adem¨¢s de horas de clase y estudio en la Pompeu i Fabra con beca. All¨ª lleg¨® a profesora de Derecho Constitucional. La pol¨ªtica fue algo natural en su vida desde que la eligieron delegada de clase en sexto de EGB. La conciencia de ser de izquierdas la condujo al PSC y de ah¨ª entr¨® como diputada en 2004 en el Congreso que hoy preside. Pedro S¨¢nchez la hizo ministra de Pol¨ªtica Territorial y Funci¨®n P¨²blica tras la moci¨®n de censura de 2018 y luego le propuso encabezar las Cortes. Da lo mejor de s¨ª misma cada d¨ªa para que sus hijas mellizas, Adriana y Valeria, a quienes tuvo con Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle ¡ªque milit¨® en el PP y de quien se divorci¨® en 2016¡ª, no vivan en una Espa?a de involuciones democr¨¢ticas y retrocesos.
Pregunta. En su discurso de apertura de las Cortes hizo usted hincapi¨¦ en la importancia del lenguaje. ?Ser presidenta del Congreso tiene su punto gram¨¢tico tambi¨¦n? Ah¨ª, las palabras las carga el diablo.
Respuesta. Siempre he pensado que el lenguaje tiene much¨ªsima importancia. No est¨¢ de m¨¢s explicitarlo para no perder esa conciencia. El principal instrumento de sus se?or¨ªas es la palabra y se convierte en algo muy poderoso. Aunque pueda parecer insignificante frente a otras acciones, incluso frente al grito, resulta fundamental. Los pol¨ªticos debemos tomar conciencia de muchas cosas. Primero, de ser ejemplo. En una sociedad con valores de tolerancia, respeto y saber escuchar, debemos convertirnos en modelo. Segundo, de que es mala la concepci¨®n de la pol¨ªtica como un campo de amigos y enemigos.
P. ?Estamos ah¨ª? ?En esa parte del ciclo?
R. Creo que hay que romper eso. Y precisamente el lenguaje es ¨²til para romperlo. Siempre debemos dejar puertas abiertas. Nunca acorralar al otro en ninguna intervenci¨®n. Nadie se encuentra en posesi¨®n de la verdad.
P. En eso estamos alcanzando cotas curiosas. Por ejemplo, en la dicotom¨ªa en torno al constitucionalismo. Usted que es profesora de la materia, ?qu¨¦ es un constitucionalista?
R. Para m¨ª era un profesor de Derecho Constitucional hasta hace cuatro d¨ªas.
P. Ahora algunos lo quieren cerrar como un club selecto y exclusivo. Si no est¨¢s dentro, te lo arrojan como un arma.
Cuando sufrimos nuestro desahucio sent¨ª sobre todo tristeza pero tambi¨¦n sentido pr¨¢ctico"
R. Esa es una de las cosas que dije: que muchas veces utilizamos las palabras como arma y no como argumento. Que esgrimimos el adjetivo para excluir. Constitucionalista es cualquiera que respeta la Constituci¨®n: una norma inclusiva. Todo el d¨ªa estamos predicando acerca del esp¨ªritu de la Transici¨®n. Pues ah¨ª entr¨¢bamos todos. Esa era su virtud. M¨¢s que predicar con ello, hay que saber ejercerlo bien.
P. ?Qu¨¦ hemos hecho mal para que d¨¦ la sensaci¨®n de que su generaci¨®n o las de los nacidos a partir de los sesenta nos veamos m¨¢s enrocados en posiciones inamovibles? ?Qu¨¦ ha fallado?
R. Son preguntas que me hago muchas veces y no tengo respuestas. Quiz¨¢ se deba, m¨¢s que a haber hecho cosas mal, a que influyan los ciclos globales, algo que nos trasciende como pa¨ªs y desarrolla bases para que retrocedamos. El momento de la Transici¨®n fue especial por la generosidad, pero tambi¨¦n por cierta conciencia de ¨²ltima oportunidad. Por las ganas de todos de que aquello saliera bien. Esa actitud no existe hoy.
P. ?Ahora andamos en la din¨¢mica destructiva, no constructiva?
R. Tambi¨¦n influye que las generaciones m¨¢s j¨®venes piensan que lo que hemos logrado es un derecho innato. A los alumnos de Derecho Constitucional les animaba a debatir eso. Casi despreciaban la norma, de manera inconsciente. No existe conciencia de que podemos perder lo que tenemos y debemos cuidarlo. Por eso, mi obsesi¨®n ahora es preservar la piedra angular que sostiene la democracia: las instituciones. Eso no lo tenemos muy asentado ni interiorizado, por eso se observan actitudes radicalizadas o ligeras.
P. Por ejemplo, ?aplaudir o no al Rey en ciertos actos?
R. Pues s¨ª, o dar determinados gritos¡
P. En eso va a tener que emplearse a fondo. No recordamos una presidenta del Congreso que tenga encima tanto foco. ?Est¨¢ preparada?
R. Lo mejor es que al ¨¢rbitro no se le vea, que no notes que existe. A m¨ª, que el Parlamento est¨¦ vivo me encanta. Pero el protagonismo se lo deben llevar los debates. Quiz¨¢ falte pol¨ªtica. Hablar de problemas reales.
P. De problemas reales, su familia sabe. Sufrieron un desahucio. ?Piensa mucho ahora que es la tercera autoridad del Estado de d¨®nde viene?
R. Lo he pensado much¨ªsimo, pero no solo ahora. Espa?a ha vivido un salto generacional. No hace mucho, tener una carrera universitaria implicaba un triunfo y la seguridad de que te proteg¨ªas frente a experiencias como aquella que tuve que vivir con mi madre. Esa din¨¢mica de esperanza, de progreso es lo que rompe la crisis. Los caminos ya no se trazan en l¨ªnea ascendente. Eso hace que la sociedad cambie en todas partes. Provoca tambi¨¦n que surjan nacionalismos, populismos¡
P. Cierto, pero d¨¦jeme que insista en su sensaci¨®n m¨¢s ¨ªntima: ?c¨®mo es la experiencia de volver un d¨ªa a su casa y encontrarse un candado en la puerta?
En los sectores independentistas hace falta una cierta enmienda y arrepentimiento, reconocer el error, para poder construir un camino nuevo"
R. Yo lo viv¨ª con mucha tristeza, claro. Llor¨¦.
P. ?Era tristeza solo o una mezcla de impotencia, rabia, frustraci¨®n?
R. Sobre todo, tristeza. Y sensaci¨®n de injusticia. Pero tambi¨¦n de asunci¨®n de responsabilidad: sentido pr¨¢ctico.
P. Y se puso a trabajar con 16 a?os. ?Nos puede dar su curr¨ªculo de superviviente? No el de jurista, acad¨¦mica y pol¨ªtica.
R. Aparte de dar clases, pues hacer de canguro, dedicarme a entretener ni?os con actividades en verano y trabajar por la noche en bares. Como era un poco tiquismiquis, no quer¨ªa dejar de faltar a clase. Estudi¨¦ en la Pompeu i Fabra. Lo mejor era trabajar en horario no lectivo. Estudiaba entre medias. Entr¨¦ en un bar al lado de la universidad. Abr¨ªa a las once de la noche y cerraba a las seis de la ma?ana. Nos ¨ªbamos despu¨¦s de limpiar y reponer neveras.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® all¨ª?
R. Era un lugar maravilloso. L¨¢stima no haber estudiado Sociolog¨ªa. Hubiera hecho una tesis. Dorm¨ª muy poco y lo viv¨ª con optimismo e intentando divertirme. El trato a los camareros te ense?a mucho de c¨®mo es la gente.
P. ?C¨®mo trata la gente a los camareros?
R. En general, correctamente. Pero se aprende de las excepciones. Pas¨¦ del Nick Habana al Bikini, dos bares m¨ªticos. Me aprend¨ªa much¨ªsimas bebidas e identificaba a la gente por lo que consum¨ªa: mira, ah¨ª viene J&B con Coca-cola. Intent¨¦ aprender del oficio: cocteler¨ªa, por ejemplo.
P. Para abundar en su perfeccionismo¡
R. S¨ª. Los posavasos deb¨ªan estar alineados y con el logo de cara al cliente.
P. Me han contado que ganaba usted m¨¢s en el bar que despu¨¦s como profesora universitaria. ?No le hace pensar eso en qu¨¦ pa¨ªs vivimos?
R. Otra paradoja sobre la que habr¨ªa que reflexionar. Curioso que alguien que forma universitarios est¨¦ peor pagado que el que sirve copas.
P. ?C¨®mo lleg¨® la pol¨ªtica a su vida?
R. Me acompa?¨® siempre. Fui delegada de clase ya en sexto de EGB. Eso lo tendremos que traducir para algunos lectores. Luego, en s¨¦ptimo y octavo form¨¦ parte del consejo escolar. Luego todo el BUP, creo. Siempre elegida, eh.
P. ?Y la conciencia de ser socialista?
R. La conciencia era m¨¢s de ser de izquierdas. Cuando ves una injusticia y te hierve la sangre. Para m¨ª, las injusticias derivan sobre todo de las desigualdades. La falta de oportunidades que viene de eso te marca.
P. Y a su madre, ?de qu¨¦ forma le marc¨®?
R. Mi madre es una persona que no transmite rabia. Es genuinamente buena. Y pragm¨¢tica tambi¨¦n.
P. El desahucio las unir¨ªa m¨¢s. Usted es hija ¨²nica.
R. S¨ª, nos atribuyen a veces injustamente ciertos defectos. Err¨®neamente. Depende de c¨®mo te eduquen.
P. Y ahora es madre de gemelas, que en cierto sentido es como tener dos hijas ¨²nicas al tiempo.
R. Bueno¡ El aprendizaje natural en ellas de compartir, esperar, adaptarse. Se distinguen mucho entre s¨ª. Son muy diferentes.
P. ?Qu¨¦ aprende de ellas?
R. Muchas cosas. Las observo: llama la atenci¨®n c¨®mo con la capacidad de razonar, ya de peque?as, con una l¨®gica aplastante, te desmontan.
P. En cuesti¨®n de resoluci¨®n de conflictos, nadie como usted, que siendo del PSC ha estado casada con alguien que milit¨® en el PP: Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle. Coincid¨ªan adem¨¢s en el Congreso.
R. No manten¨ªamos muchas discusiones pol¨ªticas en casa. Escap¨¢bamos de la an¨¦cdota del d¨ªa, que es la que divide m¨¢s. En el an¨¢lisis global que hac¨ªamos de las cosas, el entendimiento es m¨¢s que posible.
P. De aquella experiencia personal, ?saca algo pr¨¢ctico para su labor de ahora?
R. Creo que esa forma de ver las cosas la he aplicado siempre. Aprendes de las vivencias, pero llegas a los lugares con una predisposici¨®n. En mi vida personal no cuento con enemigos. No s¨¦ si a eso me ha ense?ado la pol¨ªtica o lo que prima es mi forma de ser en ese aspecto. Puede que se trate de una cuesti¨®n de car¨¢cter.
P. Tampoco a usted se le puede incluir ya dentro del PSOE en ning¨²n bando. Apoy¨® a Eduardo Madina frente a Pedro S¨¢nchez. Entendi¨® despu¨¦s el ¡°no es no¡± a Rajoy. No parece hincha de nadie.
R. Los dogmas y posiciones inflexibles no son buenos. Sin que eso quiera decir no tener convicciones profundas e interiorizados valores que debes perseguir. Todos vivimos con nuestras contradicciones, pero debemos ser honestos intelectualmente con nosotros mismos.
P. Bien, pero lo que llama la atenci¨®n en usted es que nadie se lo tuviera en cuenta. Parecer¨ªa que en su partido todos quisieron aprovechar de Meritxell Batet algo beneficioso para la causa de cada uno. Porque hablamos de bandos muy enfrentados a¨²n. ?C¨®mo se las arregla usted en medio?
R. No he sentido represalias, cierto. Defender una posici¨®n no conlleva destruir al otro. M¨¢s en cuestiones de partido. Yo me he mantenido en determinados postulados sin ofender a nadie. Adem¨¢s, he intentado siempre mostrarme clara y honesta. Eso habla de la grandeza de los l¨ªderes.
P. Grandeza es una expresi¨®n un poco fuerte para los que andan activos. La historia juzgar¨¢.
R. Bueno, s¨ª¡ Quiero decir saber contar con las personas en funci¨®n de lo que valen, no por las posiciones que toman en determinado momento a pesar de que vayan contra sus intereses.
P. Vamos a Catalu?a. Usted que ha vivido en Madrid ya varios a?os, ?c¨®mo siente el conflicto y la tensi¨®n de este periodo? ?Se ve lejana o inmersa en ¨¦l?
R. Bueno, yo soy barcelonesa. Y eso implica asociar tu educaci¨®n sentimental y recuerdos a un lugar. Pasear por all¨ª y que multitud de vivencias te asalten.
P. ?Tambi¨¦n ser barcelonesa implica cierta actitud cosmopolita que quiz¨¢s echemos ahora en falta?
R. Totalmente. Yo no soy nada, nada, nada nacionalista. Desde nunca. Aprecio de donde soy y donde vivo. Pero mis identificaciones o reconocimiento en otros provienen de compartir una m¨²sica, un libro m¨¢s que un lugar.
P. ?De qu¨¦ viene esa deriva cerril?
R. Tiene que ver el contexto. Nos explica un escenario en el que lo que ha pasado era f¨¢cil que prendiera. Y determinados l¨ªderes que marcan un cambio de rumbo y deciden empujarla mientras otros se ven arrastrados por ella.
P. L¨ªderes, dice usted. Pero el liderazgo, ?no implica dar soluciones en lugar de crear conflictos?
R. Es otro aspecto que tambi¨¦n quise resaltar en el discurso de apertura: que no estamos aqu¨ª para crear problemas, pero tampoco para ignorar o negar que existen. Pero s¨ª, nuestra principal obligaci¨®n es buscar soluciones.
P. Y en Catalu?a, ?qu¨¦ soluci¨®n le ponemos?
R. Yo viv¨ª la sesi¨®n del Parlament catal¨¢n los d¨ªas 6 y 7 de septiembre de 2017 con much¨ªsimo dolor, como un drama. Ver c¨®mo se romp¨ªa el orden constitucional y estatutario fue muy triste. Sufr¨ª much¨ªsimo. Nunca hubiese pensado que se pod¨ªa llegar tan lejos. Me pareci¨® inaudito y que tendr¨ªa consecuencias, claro. Aunque no s¨¦ si en ese momento hice un an¨¢lisis racional para entender que fueran las que estamos viviendo.
P. ?Fue m¨¢s doloroso aquello para usted que el 1 de octubre, d¨ªa del refer¨¦ndum ilegal?
R. Distinto, pero quiz¨¢ s¨ª m¨¢s doloroso.
P. ?Ah¨ª entraba su conciencia como jurista de la gravedad real m¨¢s que la emocional acarreada por la escenificaci¨®n de una consulta en las calles?
R. Fue el punto de inflexi¨®n. Ah¨ª ca¨ªmos por el precipicio al que nos han llevado.
P. ?Y c¨®mo salimos? Insisto.
R. Es dif¨ªcil, pero la ¨²nica manera que entiendo es mediante la palabra. Y volvemos al principio de la conversaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa o¨ªr?
R. Hace falta una cierta enmienda y arrepentimiento, reconocer el error, para poder construir un camino nuevo.
P. Por ejemplo, ?las declaraciones de Carme Forcadell, que ofici¨® como presidenta del Parlament aquella sesi¨®n y hoy est¨¢ en la c¨¢rcel, le servir¨ªan? Cuando dijo que los secesionistas no hab¨ªan sido generosos con esa parte de Catalu?a que no se siente independentista.
R. Falta en ellas la segunda parte¡ Aceptar las reglas del juego y renunciar a conducirnos al abismo.
P. Ah¨ª no parece que lleguen cuando muchos de ellos insisten: volveremos a hacerlo.
R. No me parece un buen camino.
P. ?Lo considera una amenaza o una obcecaci¨®n?
R. Cada uno lo vivir¨¢ a su manera: yo lo considero una amenaza, claro.
P. Cuando Pedro S¨¢nchez le propone la presidencia del Congreso, ?qu¨¦ cree que pes¨® m¨¢s? ?Ser experta en constitucionalismo o ser catalana?
R. No lo s¨¦¡ Esa es una espl¨¦ndida pregunta para ¨¦l.
P. ?Se la formul¨®?
R. No, no. ?l me habl¨® de las aptitudes que ve¨ªa en m¨ª y de lo que pensaba que pod¨ªa hacer.
P. ?Y le cont¨® usted a ¨¦l sus defectos?
R. S¨ª, pero incluso creo que los conoce mejor que yo.
P. ?Cu¨¢les ser¨ªan?
R. Uno, que en pol¨ªtica cuenta, es aversi¨®n al conflicto.
P. ?Por qu¨¦ va a ser eso un defecto?
R. S¨ª, lo es. En pol¨ªtica debes ser capaz ¡ªy al final lo logras¡ª de buscar la confrontaci¨®n. Yo no lo hago.
P. Hombre, para lo que tiene delante, es una virtud.
R. Para esta etapa s¨ª, es cierto. Pero, bueno, yo sigo viendo ah¨ª un defecto.
P. Pues va a aprender mucho. Lo que no s¨¦ es si le gustar¨¢ tanto el panorama como para imitarlo.
R. Ya, bueno, como parlamentaria aprend¨ª un mont¨®n observando.
P. Otro de los absurdos del debate de investidura fue tratar de patrimonializar la figura del Rey. Y va el jefe del Estado y a la ¨²nica persona que ensalza en su discurso es a usted. ?Se llevan bien?
R. Bueno, hombre, hablaba despu¨¦s que yo. Fue una forma de piropear a todas las Cortes. Pero s¨ª, tenemos buena relaci¨®n. Es una persona que cree profundamente en el papel que la Constituci¨®n le otorga. Cierto que es Rey por herencia, pero esa lealtad y ese aspecto lo lleva interiorizado. Y tambi¨¦n a la hora de garantizar la uni¨®n de todos los espa?oles con un sentido de integraci¨®n.?
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