Un manto de silencio cubre la muerte de Issa Munkaila, abatido en Madrid por disparos de la polic¨ªa
La jefatura policial no ha difundido nota de prensa, no ha mostrado el cuchillo que llevaba el inmigrante, ni ha aclarado d¨®nde impactaron los cuatro disparos que le mataron
Que una persona muera en las calles de Madrid por disparos de polic¨ªas es un suceso muy poco frecuente, pero pas¨® el 5 de noviembre y la Polic¨ªa Nacional reaccion¨® con extra?o silencio. Este cuerpo env¨ªa notas de prensa casi a diario, a veces sobre intervenciones menores como arrestos de ladrones en las taquillas de un gimnasio, pero no consider¨® necesario hacer lo propio en este caso. Tampoco se public¨® nada en las redes oficiales donde s¨ª se inform¨® ese mismo d¨ªa del rescate de varios camellos que se hab¨ªan escapado de un circo.
Y 18 d¨ªas despu¨¦s contin¨²a la falta de informaci¨®n en torno a este episodio. Los portavoces de la Jefatura Superior de Madrid s¨ª han respondido escuetamente a preguntas de los periodistas que se han interesado, pero han ocultado detalles clave: han dicho que el fallecido se abalanz¨® sobre un agente con un ¡°cuchillo de cocina de grandes dimensiones¡±, pero no han compartido im¨¢genes del arma blanca o caracter¨ªsticas m¨¢s concretas. Tampoco han precisado cu¨¢ntas veces dispararon ni han querido que se conozca la identidad del fallecido del que han dicho que ¡°no tienen el nombre completo¡±. Han informado de que se llama Issa M., que era subsahariano y que ten¨ªa unos 40 a?os. Tampoco hay fotos de ¨¦l.
El fallecido es Issa Munkaila, seg¨²n le dice a este peri¨®dico la Embajada de su pa¨ªs, Ghana. A la escasa atenci¨®n sobre su muerte ha contribuido que no han hablado por ¨¦l familiares suyos y que el suceso se produjo en un barrio muy pobre del sur de la capital de Espa?a, San Crist¨®bal. Llevaba un tiempo viviendo en las calles y ten¨ªa problemas mentales. La polic¨ªa lo sab¨ªa porque, seg¨²n un portavoz, el fallecido ten¨ªa antecedentes por cuatro atentados contra agentes de la autoridad en los ¨²ltimos dos a?os. Seg¨²n un vecino, en una ocasi¨®n le dieron una paliza y lo dejaron tirado en el suelo.
Lo que s¨ª se ha conocido sobre el suceso es un v¨ªdeo captado desde un balc¨®n. La grabaci¨®n comienza en el momento del ¨²ltimo disparo, de modo que no se aprecian los instantes anteriores, claves para conocer si el uso de fuego en defensa propia estaba justificado. Pero la escena contiene indicios de que los polic¨ªas se pusieron en peligro innecesariamente.
Los hechos son los siguientes, seg¨²n la breve descripci¨®n que los portavoces de la Jefatura Superior de Polic¨ªa Nacional de Madrid leen a los medios que se interesan: el viernes 5 de noviembre antes de las 10.00, varios vecinos del barrio de San Crist¨®bal, en el sur de la capital, llamaron al 091 alertando de que hab¨ªan recibido amenazas de un hombre que se paseaba alterado con un cuchillo de cocina de grandes dimensiones en torno a un centro de salud. Seg¨²n los portavoces policiales, tras la llegada de cuatro agentes en dos coches patrulla, esta persona se abalanz¨® sobre un agente que le dispar¨® en leg¨ªtima defensa. Los otros tres compa?eros respondieron con tiros ante la insistencia del agresor.
Cuatro balas impactaron en el fallecido. Otras quedaron incrustadas en un Mazda rojo, un BMW gris y en un par de contenedores de residuos.
Seg¨²n se ve en el v¨ªdeo tomado desde el balc¨®n, cuando Munkaila recibi¨® los disparos se encontraba en un tramo muy estrecho de la calle Rocafort, a la altura del n¨²mero 92, en la parte posterior del centro de salud. No se ven peatones en toda esa v¨ªa.
Aun reconociendo que la secuencia es incompleta, un experto en t¨¢ctica policial consultado por EL PA?S, Antonio Coque, cree que hay elementos para valorar que la manera de aproximarse al sujeto pudo ser m¨¢s cauta. Coque, un ex guardia civil con 39 a?os de experiencia, da cursos de formaci¨®n continua sobre operativa policial.
En el momento de los disparos en San Crist¨®bal, dice Coque, no se aprecia que la vida de terceros corra peligro ni cabe la posibilidad de que alguien desprevenido aparezca en escena. El centro de salud tiene una puerta trasera pero est¨¢ inhabilitada y el edificio de viviendas de la acera de enfrente no tiene puertas en todo ese tramo. ¡°?No era mejor hacer un cerco?, ?negociar con ¨¦l?, ?se agotaron todas las opciones?¡±, se pregunta Coque.
Por otro lado, la forma de acercarse de los cuatro agentes no es la m¨¢s recomendable, a su modo de ver. Ten¨ªan superioridad num¨¦rica y todos portaban sus pistolas a la vista, lo que pudo provocar una reacci¨®n de p¨¢nico en el sujeto, que se sinti¨® amenazado: ¡°En una situaci¨®n as¨ª el individuo va a tener dos respuestas: huir o luchar. Lo que yo ense?o en mis cursos es que el primer agente se acerque con las manos abiertas, que los dos siguientes vayan con bastones y que el cuarto sea el que desenfunde el arma de fuego¡±, dice Coque, que dirige el Defensa Verbal Institute.
Otro polic¨ªa, el director de la academia Depol, Andr¨¦s Ramos, se?ala que faltan elementos para hacer un juicio de la intervenci¨®n. ¡°No es f¨¢cil hacer una valoraci¨®n. Estamos hablando de un individuo que estaba fuera de sus cabales y que no responder¨ªa a una persuasi¨®n normal¡±, opina.
En el v¨ªdeo se escuchan improperios de un agente durante los 23 segundos posteriores a los disparos, mientras Munkaila yace inm¨®vil en el suelo: ¡°Me cago en tu puta madre¡±, ¡°cabr¨®n¡±, ¡°te mato¡±. Coque cree que podr¨ªan ser constitutivos de un delito de vejaciones. Un abogado que ha defendido casos de polic¨ªas investigados, Jos¨¦ Luis Fuertes, no aprecia ning¨²n indicio de delito tras ver el v¨ªdeo. Sobre los insultos, Fuertes observa que cuestionan la profesionalidad del agente pero cree relevante que ¡°fueron proferidos en el calor del momento, tras un momento de peligro para su vida¡±.
En el v¨ªdeo, los agentes piden de inmediato por la radio policial el env¨ªo de sanitarios. ¡°Samur, Samur urgente¡±, clama un polic¨ªa. ¡°Al ambulatorio. Ha sido pistola. H50¡å, dice usando el c¨®digo policial para la sala donde atienden los telefonistas del 091.
A los 26 segundos llegan refuerzos de Polic¨ªa Nacional y Municipal: ¡°?Est¨¢is bien compa?eros?¡±. Pronto hay en la escena nueve efectivos. En el segundo 44 se escucha a un agente decir: ¡°?Casi me revienta la cabeza!¡±.
Un portavoz policial de la Jefatura de Madrid le dijo a eldiario.es que el fallecido hab¨ªa acorralado a un polic¨ªa y que este hab¨ªa disparado despu¨¦s de que le hiriera en la mano con el cuchillo. Pero ni en ese v¨ªdeo ni en otro grabado por los vecinos que ha obtenido EL PA?S se aprecia a ning¨²n agente herido.
Varios vecinos han aparecido en medios de comunicaci¨®n para negar que Munkaila amenazara a nadie. Iba deambulando por el barrio, dicen. Seg¨²n una auxiliar del centro de salud, se qued¨® parado balanceando el cuchillo en la rampa de entrada. Luego, seg¨²n los testigos, dio la vuelta al edificio y all¨ª fue donde los polic¨ªas dieron con ¨¦l. La jueza de instrucci¨®n Mar¨ªa Bel¨¦n S¨¢nchez levant¨® el cad¨¢ver y tiene ahora en sus manos la averiguaci¨®n de los hechos.
Uso de las pistolas
Los agentes espa?oles estudian en la Escuela de Polic¨ªa de ?vila los tres principios que rigen el uso de la fuerza: oportunidad (necesidad de usar la fuerza), congruencia (medio m¨¢s adecuado para usarla) y proporcionalidad (intensidad de su uso). Pero a diferencia de otros pa¨ªses, la Polic¨ªa Nacional tiene poco reglamentada su actuaci¨®n y no existen protocolos tasados para cada situaci¨®n de peligro, seg¨²n varios formadores policiales consultados. Tampoco se celebran sesiones de v¨ªdeo para extraer lecciones de intervenciones pasadas. La necesidad de mayor formaci¨®n continua sobre t¨¢cticas y operaciones es un reclamo generalizado de los sindicatos.
Los sindicatos han defendido un¨¢nimemente la actuaci¨®n de los agentes en San Crist¨®bal. Lo com¨²n es que haya una solidaridad generalizada entre quienes en su servicio al p¨²blico se juegan la vida y el pan de sus hijos. En redes sociales, algunos agentes propon¨ªan medallas y otros recordaban el caso de un compa?ero ca¨ªdo en acto de servicio en una situaci¨®n parecida, cuando una persona sin techo apu?al¨® a un agente en Fuengirola en 2014.
Se llamaba Francisco D¨ªaz Jim¨¦nez, pero para sus amigos, familia y compa?eros era simplemente 'Paco'. A sus 33 a?os, y estando destinado en la UPR de Fuengirola (M¨¢laga), fue apu?alado mortalmente con un cuchillo jamonero cuando se dispon¨ªa a identificar a su agresor. pic.twitter.com/OiKY2FA0eB
— ITEPOL (@ITEPOL_COM) November 6, 2021
Pero otros que han visto el v¨ªdeo creen que Munkaila es una ¡°nueva v¨ªctima de abuso policial¡±. La asociaci¨®n SOS Racismo Madrid difundi¨® el lunes 8 un comunicado considerando que la polic¨ªa actu¨® desproporcionadamente porque Munkaila era una persona negra: ¡°No hace falta mirar a Estados Unidos; aqu¨ª, en casa, la Polic¨ªa Nacional mata a las personas racializadas, y acto seguido miran hacia otro lado como si nada hubiese pasado. ?Por qu¨¦ nuestras vidas no importan?¡±.
Consultada por el asunto, otra asociaci¨®n de derechos, Rights International Spain, pide una investigaci¨®n judicial rigurosa y exhaustiva: ¡°Guardando todas las cautelas debido a que no se ve toda la escena, la muerte de un individuo por disparos policiales tiene que ser indagada, escuchando a testigos y solicitando las c¨¢maras de seguridad para tener el m¨¢ximo de informaci¨®n posible de la secuencia completa¡±, reclama Patricia Goicoechea, directora de la asociaci¨®n. ¡°Esto parece una enorme obviedad, pero no hay que olvidar que Espa?a tiene m¨¢s de una docena de condenas del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por falta de investigaci¨®n suficiente de las denuncias de extralimitaci¨®n en el uso de la fuerza por parte de la polic¨ªa¡±.
Sobre la vida de Munkaila se sabe poco m¨¢s. Amigos suyos de origen subsahariano dicen que llevaba una temporada viviendo en las calles de San Crist¨®bal, movi¨¦ndose de un rinc¨®n a otro ¡°buscando el sol¡±.
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