Por la vida
No sab¨ªa lo bastante sobre tumores. No sab¨ªa lo bastante sobre el c¨¢ncer. Cuando ocurri¨®, ni siquiera sab¨ªa consolar.
Era julio cuando la pantalla de mi m¨®vil se ilumin¨® con un mensaje que empezaba con un ¡°Marga, es maligno¡±. Las pruebas lo confirmaban. Cuando la llam¨¦, su voz sonaba como siempre. No hab¨ªa ning¨²n rastro maligno en ella. ?No es sorprendente? Saber que all¨ª estaba, que a lo mejor crec¨ªa a cada segundo. Que a lo mejor estaba haci¨¦ndose m¨¢s grande mientras ella me contaba que en el campo anochec¨ªa y estaba llenando la piscina y yo imaginaba el agua clara y transparente y fresca y sin rastro de maldad.
No s¨¦ consolar as¨ª que mientras ella me dec¨ªa todo eso yo solo agradec¨ªa mentalmente que ...
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Era julio cuando la pantalla de mi m¨®vil se ilumin¨® con un mensaje que empezaba con un ¡°Marga, es maligno¡±. Las pruebas lo confirmaban. Cuando la llam¨¦, su voz sonaba como siempre. No hab¨ªa ning¨²n rastro maligno en ella. ?No es sorprendente? Saber que all¨ª estaba, que a lo mejor crec¨ªa a cada segundo. Que a lo mejor estaba haci¨¦ndose m¨¢s grande mientras ella me contaba que en el campo anochec¨ªa y estaba llenando la piscina y yo imaginaba el agua clara y transparente y fresca y sin rastro de maldad.
No s¨¦ consolar as¨ª que mientras ella me dec¨ªa todo eso yo solo agradec¨ªa mentalmente que cuando inventaron las l¨¢grimas las hicieron silenciosas, para que mi amiga no oyera mi cara empapada. Rezaba por no sorber ruidosamente la nariz, ni hipar, ni cualquier otra constataci¨®n de que mi cuerpo era, en ese momento, escombros en vez de un punto de apoyo.
Recuerdo que cuando tuvieron que hacerle una resonancia en un hospital que estaba tan a las afueras de Madrid que Ayuso lo considerar¨ªa Espa?a vaciada, yo me ofrec¨ª a acompa?arla. Estuvimos esperando cinco horas y ella me pidi¨® perd¨®n por llevarme a comer a las cuatro de la tarde y yo le dije que no ten¨ªa nada que perdonarle a alguien con c¨¢ncer. Recuerdo que nos re¨ªmos porque era nuestra ¨²nica forma de normalizar una enfermedad que te elige de forma absurdamente aleatoria, que te zarandea y zarandea a todos a los que quieres y que, cuando vuelve a dejarte en el suelo, el suelo que conoc¨ªas ha desaparecido.
Las cinco horas esperando la resonancia me hicieron comprender que la vida de lo instant¨¢neo era una farsa. Yo quer¨ªa que curasen a mi amiga con la misma rapidez que a m¨ª me llegaban los whatsapps, pero result¨® que la sanaci¨®n era una carrera de fondo y que no era una batalla. Que vivieras o no, no depend¨ªa de tus esfuerzos ni de tus ganas ni de lo bien que te hab¨ªas portado en la vida ni de si hab¨ªas fumado, amamantado o tomado la p¨ªldora. Resulta que no depend¨ªa absolutamente de nada: un c¨¢ncer es la cosa m¨¢s irracional de nuestra vida. Una dial¨¦ctica de lucha quiz¨¢ consuela a los que sobreviven, pero deja en un lugar terrible a los que mueren. ?Acaso alguien se atrever¨¢ a decir a una hija que ha perdido a su madre porque esta no luch¨® lo suficiente?
La resonancia confirm¨® que no era un tumor maligno sino tres: tres gotas de cianuro endurecido en su pecho que ten¨ªan forma de estrellas diminutas y deb¨ªan ser extirpadas. Ella pidi¨®, en un acto de valent¨ªa que sigo admirando a diario, que ya que la iban a meter en un quir¨®fano, que le quitasen tambi¨¦n el otro pecho por prevenir. Yo segu¨ªa sin saber consolar.
Ahora ella tiene unas tetas nuevas de mujer de titanio. Sigue de baja. No est¨¢ luchando, est¨¢ cur¨¢ndose. Ense?¨¢ndome, cada vez que la veo, a celebrar cada d¨ªa. Ahora, siempre que brindamos, lo hacemos solo por una cosa: por la vida.
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