Paella en la T-4
Lo que es cada semana m¨¢s una atracci¨®n tur¨ªstica medi¨¢tica y poco edificante es la sesi¨®n de control en la Asamblea de Madrid, que se vende como la ciudad de los Phoskitos
El tren subterr¨¢neo lleva hasta la terminal sat¨¦lite. Un universo propio, una burbuja para cruzar el mundo desde Madrid, donde todo acaba o empieza. Ya ha entrado la noche, y todo lo dominan los anuncios epil¨¦pticos de perfumes y cremas y las ofertas duty free. Algunos aprovechan para cambiar moneda y otros rebuscan regalos t¨®picos de ¨²ltima hora. Pero, sobre todo, hay que hacer un experimento sociol¨®gico y gastron¨®mi...
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El tren subterr¨¢neo lleva hasta la terminal sat¨¦lite. Un universo propio, una burbuja para cruzar el mundo desde Madrid, donde todo acaba o empieza. Ya ha entrado la noche, y todo lo dominan los anuncios epil¨¦pticos de perfumes y cremas y las ofertas duty free. Algunos aprovechan para cambiar moneda y otros rebuscan regalos t¨®picos de ¨²ltima hora. Pero, sobre todo, hay que hacer un experimento sociol¨®gico y gastron¨®mico: ?qu¨¦ come la gente antes de marcharse?
Pues los guiris se ponen hasta arriba de paella, aunque sea ya casi medianoche. No pueden evitarlo al ver el cartel que les promete su ¨²ltimo arroz, da igual que sea bajo las pantallas de salidas, con maletas entre las piernas y a poco de pasar el control de aduana. El mundo se divide en dos, ellos engullendo esa Espa?a y los aut¨®ctonos devorando el ¨²ltimo bocadillo de jam¨®n y queso antes de cruzar el charco. Es la nueva plaza Mayor.
Madrid busca todav¨ªa su lugar en el mundo. Que s¨ª, que cada d¨ªa esta m¨¢s de moda, que se habla mucho dentro, pero la ciudad no tiene el tir¨®n que deber¨ªa acorde a su tama?o y potencia. Y ning¨²n alcalde ha logrado crear ese s¨ªmbolo o icono que el mundo reconozca al segundo en una foto. ?Qu¨¦ quiere ser Madrid? ?C¨®mo se presenta fuera? No encuentra sus buenas respuestas. Por el momento se queda en un intento de venderse como una isla ultraliberal.
Lo que es cada semana m¨¢s una atracci¨®n tur¨ªstica medi¨¢tica y poco edificante es la sesi¨®n de control en la Asamblea de Madrid, con su brusquedad y traspasando los l¨ªmites del buen parlamentarismo. Las actas aguantar¨¢n muy mal el paso del tiempo. Y es que es un no parar. Estos d¨ªas han llegado nuevas frases, que tienen poco que ver precisamente con el esp¨ªritu de esa Constituci¨®n del 78 que muchos dicen tanto defender. No, no hab¨ªamos escuchado mal. La presidenta auton¨®mica, Isabel D¨ªaz Ayuso, ha soltado que ¡°pedirle a un comunista que entienda de datos econ¨®micos es como pedirle a un neandertal que entienda de internet¡±. ?Eh? Pues hay m¨¢s: ¡°Usted que va a intentar hasta que la gente no pueda comprar Phoskitos, a cambio de que se puedan fumar porros¡±.
Se ha llegado a un punto en el que las intervenciones s¨®lo buscan la ridiculizaci¨®n, lograr los titulares m¨¢s virales y adaptar un ¡®make Madrid great again¡¯. Con debates con rodillo parlamentario que tumban las enmiendas de la oposici¨®n sin leerlas y escuchar. Una Asamblea que pierde cada d¨ªa su esencia de Asamblea. Reivindicar la Constituci¨®n detr¨¢s de enormes tapices deber¨ªa traducirse realmente en cumplirla y eliminar ese instinto depredador que domina la C¨¢mara de Vallecas semana tras semana.
Cae la noche en la T-4. Alguien empieza una nueva vida entre c¨®digos QR, cuestionarios internacionales sanitarios y pasaportes covid. Todos en el bar piden su paella. De postre, ideolog¨ªa Phoskitos.
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