El recuerdo de dos supervivientes al Holocausto
El amor entre los j¨®venes jud¨ªos que rehacen sus vidas en Latinoam¨¦rica destapa la historia de los abuelos del dramaturgo venezolano Samuel Rotter
Veladores, taburetes y un piano recrean el interior de un t¨ªpico caf¨¦ bohemio de Par¨ªs. Ana, ataviada con un sombrero cl¨¢sico y una falda de algod¨®n, y Zygmunt, vestido con un esmoquin negro y una pajarita, coinciden en una cafeter¨ªa parisina. Los j¨®venes de origen polaco entablan una conversaci¨®n en la que descubren que comparten un pasado en com¨²n. Ambos son supervivientes del Holocausto, el genocidio a manos de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial que provoc¨® la muerte de seis millones de jud¨ªos en Europa. El teatro El Umbral de Primavera acoge la obra Un recuerdo despu¨¦s del holocausto, dirigida por Carolina Perelman y Samuel Rotter Bechar, que se inspira en hechos reales tras la liberaci¨®n de la capital francesa.
El amor entre los j¨®venes jud¨ªos que rehacen sus vidas una d¨¦cada despu¨¦s en Latinoam¨¦rica destapa la historia de los abuelos de Rotter: ¡°Es muy importante preservar las experiencias que vivieron los jud¨ªos durante esa ¨¦poca tan oscura¡±. Su abuelo Zygmunt Rotter, nacido en Cracovia en 1920, estuvo en tres campos de concentraci¨®n y su abuela, Ana Rzechte (Varsovia, 1930), vivi¨® varios a?os dentro del gueto de su ciudad natal hasta que logr¨® escapar con tan solo 12 a?os. Durante la guerra, los nazis confiscaron todos sus bienes y mataron a sus familiares en los campos de exterminio. ¡°A pesar del trauma, la soledad y las limitaciones del lenguaje, fueron capaces de seguir adelante¡±, explica el venezolano, que confiesa que el coraje y la valent¨ªa de sus antecesores le han servido como fuente de inspiraci¨®n.
¡°La historia de mis abuelos fue muy rom¨¢ntica¡±, explica el dramaturgo. Zygmunt viaj¨® desde Colombia hasta la capital francesa por negocios y no decidi¨® volver hasta que convenci¨® a Ana para que se casara con ¨¦l. ¡°Pasaron tres meses en Francia juntos y finalmente se establecieron en Venezuela, donde pasaron el resto de sus vidas¡±, cuenta.
Los j¨®venes se convirtieron en activistas con el fin de ¡°generar conciencia acerca del Holocausto¡±, labor por la que recibieron en nombre de Yad Vashem, la instituci¨®n oficial israel¨ª constituida en memoria de las v¨ªctimas, el premio Pr¨ªncipe de Asturias en el 2007. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, su nieto contin¨²a con su legado a partir de un texto creado directamente de sus testimonios.
La primera escena reproduce el presente. Los personajes aparecen tomando tazas de caf¨¦ y copas de vino. Entre ellos, el fot¨®grafo y la amiga de Ana. Una de las figuras m¨¢s relevantes es el tiempo, que se disfraza de camarero y es el ¨²nico testigo que burocr¨¢ticamente decide qu¨¦ se borra y se queda en la memoria de la protagonista hasta que su recuerdo termina desvaneciendo como si fuese polvo.
El encuentro aborda m¨²ltiples fases y se transforma dentro de la mente de Ana. El mismo recuerdo se manifiesta durante 68 a?os. De las copas compartidas, bailes y risas al son de la cantante francesa Edith Piaf, surge el deseo de emigrar en busca de un futuro ilusionante. El texto representa c¨®mo el amor ayuda a los protagonistas a dejar atr¨¢s los traumas.
El escritor, de 27 a?os, hace referencia a la resiliencia y la capacidad de adaptaci¨®n del ser humano, aptitudes que considera primordiales para hacer frente a la pandemia: ¡°La historia de lucha y perseverancia por sobrevivir a unas circunstancias extraordinarias sirve para recordar que siempre va a haber un nuevo comienzo¡±.
?l y la directora, Carolina Perelman, fundaron en 2019 la compa?¨ªa teatral Producciones NAU, que tiene su residencia en Madrid. La peruana estaba cursando un m¨¢ster de investigaci¨®n con el dramaturgo Juan Mayorga cuando surgi¨® la idea de escribir la obra teatral. Ella y Rotter investigaron durante nueve meses decenas de obras musicales y audiovisuales que retrataban el concepto de la memoria. Durante la producci¨®n, se apoyaron en los trabajos de Richard Foreman, Tennessee Williams, Viktor Frankl y Carl Jung con el objetivo de representar en escena la evoluci¨®n y desaparici¨®n de los recuerdos a trav¨¦s del fen¨®meno psicol¨®gico.
A partir de un di¨¢logo ¨ªntimo, acompa?ado con secuencias emocionales y movimientos corporales, se revela c¨®mo la naturaleza del pasado crea la identidad de cada individuo. Este es el caso de Sara Batuecas, que hace de Ana, y Le¨®n Ruiz de Castro, en el papel de Zygmunt, que cambian su manera de expresarse a lo largo de la funci¨®n. Tambi¨¦n lo hacen sus vestuarios, la posici¨®n de las sillas y los colores en los momentos amorosos m¨¢s id¨ªlicos de la funci¨®n: ¡°Es una reconstrucci¨®n de lo que les pas¨® a los abuelos de Samuel y de c¨®mo se van uniendo sus vidas pasadas¡± concluye su directora.
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