Soldados ucranios mutilados en la guerra baten en Madrid el r¨¦cord mundial de fuerza
Ocho veteranos del conflicto b¨¦lico logran tirar de cuatro camiones que pesan un total de 35 toneladas en la Arnold Classic Europe, una competici¨®n creada por el actor Arnold Schwarzenegger
Ocho soldados ucranios sobrevivientes de la guerra han viajado a Madrid para hacer historia. Un minuto antes de la gloria, se sientan en dos filas sobre una explanada de asfalto. Siete de ellos llevan pr¨®tesis, como cicatrices del frente. A sus pies, se extiende una soga robusta que los une a cuatro camiones americanos que pesan un total de 35 toneladas. Los hombres agarran la cuerda con firmeza, intentando moldearla a la forma de la mano, como si de ello dependiera no irse por un abismo. De pronto, la algarab¨ªa de los asistentes se transforma en una tensa calma que anticipa el inicio. Suena el silbato y, con el cron¨®metro, comienza una lucha encarnizada del hombre contra la m¨¢quina. Los veteranos sueltan bramidos de esfuerzo. Sus rostros, de ojos y venas brotados, parecen a punto de estallar por la respiraci¨®n contenida. Muy pronto, las bestias de acero comienzan a ceder. Este domingo han logrado batir el r¨¦cord mundial de fuerza en una nueva edici¨®n de la Arnold Classic Europe, una competici¨®n de culturismo y deportes de fuerza creada por el actor estadounidense Arnold Schwarzenegger que este a?o se ha celebrado en el estadio multiusos Caja M¨¢gica, en el norte de Madrid.
Artem, de 29 a?os, es uno de los ucranios que han volado m¨¢s de 3.000 kil¨®metros hasta Espa?a para romper el r¨¦cord mundial de fuerza. Es un patriota en su m¨¢xima expresi¨®n. Cuenta la historia de su pa¨ªs a trav¨¦s del relato de su familia: ¡°Las generaciones de mi padre y mi abuelo han perdido nuestra patria al integrarla a la URSS; la m¨ªa es una generaci¨®n p¨¦rdida; solo quedan los ni?os que son nuestro futuro¡±. Artem es el ¨²nico entre sus compa?eros que habla ingl¨¦s, producto del sue?o de conocer Londres y Nueva York. Tambi¨¦n es el ¨²nico que tiene sus extremidades completas, aunque con una discapacidad en el brazo derecho. La explicaci¨®n a su lesi¨®n la condensa en un ¡°fucking russians¡± (malditos rusos). En marzo de este a?o, recibi¨® una esquirla de mortero que le destroz¨® el brazo, mientras combat¨ªa en Bajmut ¨Duno de los focos m¨¢s activos de la guerra con Rusia¨D. El de Artem es un testimonio m¨¢s de los horrores de la guerra. ¡°Nadie que no haya combatido puede imaginar lo que es un campo de batalla¡±, asegura desde el hotel de Ciudad Escolar, en el norte de Madrid, donde se hospedaba la delegaci¨®n un d¨ªa antes de la prueba.
Estos veteranos no llevan una dieta balanceada, ni una disciplina f¨¦rrea en el gimnasio. ¡°No somos deportistas profesionales¡±, afirma Artem, mientras enciende el tercer cigarrillo de la noche. No obstante, siempre estuvo seguro de que se har¨ªan con el r¨¦cord. ¡°Simplemente, somos ucranios¡±, es la premisa sobre la que sustenta la fe en su equipo este soldado de infanter¨ªa. Sus compa?eros y ¨¦l, asegura, m¨¢s que f¨ªsicamente potentes, son ¡°fuertes de esp¨ªritu¡±.
Los soldados, algunos de ellos a¨²n de servicio, se han refugiado en el deporte para superar los horrores del campo de batalla. ¡°Es la mejor rehabilitaci¨®n¡±, comenta Ieugen, de 36 a?os, a quien un mortero le quit¨® su pierna izquierda, durante un combate en Chernihiv. A su lado, Vladyslav, de 27, respalda esa hip¨®tesis: ¡°Cuando sales de la guerra, tienes que rehabilitar primero tu cabeza antes que tu cuerpo¡±. Comparten una sensaci¨®n de aislamiento frente al resto de la sociedad, pero han hecho del grupo de los Fuertes de Ucrania un lugar en el que sienten comprendidos y pueden compartir con otros veteranos en la misma situaci¨®n. ¡°Cuando te despiertas de la reanimaci¨®n en el hospital, no entiendes lo que ha pasado y piensas que todo est¨¢ muy mal, despu¨¦s entiendes que no te va a ayudar en nada ponerte a llorar: ya est¨¢s como est¨¢s, tienes que comenzar a vivir una vida normal¡±, reflexiona Vladyslav.
A los Fuertes de Ucrania no les interesa tanto establecer una nueva marca, como difundir un mensaje. ¡°No son los veteranos quienes deben adaptarse a la sociedad, es la sociedad la que debe adaptarse a los veteranos¡±, afirma Artem. Este comandante llama la atenci¨®n sobre la dificultad que experimentan los combatientes con estr¨¦s postraum¨¢tico para reconstruir su vida. ¡°Muchos hemos visto morir a nuestros amigos. La sociedad no debe olvidar lo que hemos hecho¡±, reclama.
Solo fueron necesarios 30 segundos y 69 mil¨¦simas para que los ucranios arrastraran los camiones por la plataforma de 20 metros, como lo prueba el reloj que sostiene Sergu¨¦i, miembro de la delegaci¨®n ucrania y ¨¢rbitro del evento Arnold Classic Europe, que acogi¨® en el ¨²ltimo d¨ªa la participaci¨®n de los veteranos de guerra. En el evento participaron m¨¢s de 4.000 atletas provenientes de 81 pa¨ªses y cerca de 15.000 asistentes en tres d¨ªas, seg¨²n ha informado Rafael Santonja (69 a?os), presidente de la Federaci¨®n Internacional de Fitness y Fisicoculturismo.
Cuando los camiones traspasaron el l¨ªmite final, hubo un par de segundos de un silencio inexplicable, como si nadie creyera lo que estaba pasando. Tras unas muecas fugaces de exaltaci¨®n, los soldados comenzaron a abrazarse entre s¨ª y a gritar con los brazos en el alto. Como un eco del j¨²bilo de los veteranos, se o¨ªan los gritos de los ucranios que fueron a apoyar a sus soldados con un arsenal de banderas y pancartas. Los competidores se formaron en dos l¨ªneas castrenses precedidas por las banderas de Ucrania, cantaron el himno nacional al un¨ªsono con sus compatriotas y entre ellos se perdieron bajo una nube de arengas y palmadas en la espalda.
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