?Para qu¨¦ sirve una ciudad? ?Para obtener rentabilidad!
El sector tur¨ªstico extrae sus beneficios de la vida urbana, muchas veces a costa del bienestar de los vecinos, que ven c¨®mo los lugares en los que viven se convierten en objeto de negocio y especulaci¨®n
Los debates interesantes en torno a las armas nucleares no tienen que ver con hacerlas proliferar cada vez m¨¢s, sino con c¨®mo controlarlas y que no se nos vayan de las manos. Las armas de destrucci¨®n masiva pueden acabar con la civilizaci¨®n. Algo parecido pasa con el turismo: el debate interesante hoy en d¨ªa no trata sobre c¨®mo fomentarlo sin freno, sino sobre c¨®mo hacerlo sostenible y controlado, que no carcoma los lugares donde se establece. ...
Los debates interesantes en torno a las armas nucleares no tienen que ver con hacerlas proliferar cada vez m¨¢s, sino con c¨®mo controlarlas y que no se nos vayan de las manos. Las armas de destrucci¨®n masiva pueden acabar con la civilizaci¨®n. Algo parecido pasa con el turismo: el debate interesante hoy en d¨ªa no trata sobre c¨®mo fomentarlo sin freno, sino sobre c¨®mo hacerlo sostenible y controlado, que no carcoma los lugares donde se establece. El turismo de destrucci¨®n masiva puede acabar con las ciudades.
Acostumbrado a vivir las quejas, dramas y cat¨¢strofes que el turismo le causa al ciudadano, asist¨ª, el pasado jueves, al II Foro de Turismo de la ciudad de Madrid, organizado por el Ayuntamiento, para ver qu¨¦ se dice el sector a s¨ª mismo. Se celebr¨® en un hotel de lujo, el Meli¨¢ Castilla, en un ambiente muy diferente al de las asambleas vecinales que tratan de resistir la met¨¢stasis tur¨ªstica y la vecinofobia, que suelen suceder en oscuros locales vecinales o a la fresca de las plazas. Las dos caras de la moneda, los ganadores y los perdedores en este proceso. El canapeo fue premium, como se le presupone al sector: sandwichitos veganos, pulgas de jam¨®n serrano, peque?os muffins de chocolate negro rellenos de crema de no s¨¦ qu¨¦.
Lo primero que me llam¨® la atenci¨®n fue la cuesti¨®n sem¨¢ntica. El subt¨ªtulo del Foro rezaba ¡°impulsemos Madrid como un destino sostenible urbano¡±. El que se ¡°impulse¡± convertir las ciudades en ¡°destinos¡± ya dice mucho de lo que se pretende: que las ciudades sean un lugar para ir m¨¢s que un lugar para vivir. La otra palabra que me llam¨® la atenci¨®n fue la de ¡°¨¦xito¡±, que encabezaba la ponencia inaugural de la concejala delegada del ramo, Almudena Ma¨ªllo. Tanto ¨¦xito que Ma¨ªllo pidi¨® un aplauso para el ¨¦xito del turismo en Madrid. Y el sector aplaudi¨® su ¨¦xito, se aplaudieron entre todos y a s¨ª mismos.
Qu¨¦ ansiedad trasmiten los submundos empresariales, la obsesi¨®n por el ¨¦xito, por entrar en los mejores tops y trepar por los mejores rankings, por crecer, por escalar, por compararnos con ¡°nuestras ciudades competidoras¡±, por construir un relato que nos haga brillar en el mercado planetario de las ciudades globales, por atraer flujos de capital y de personas. La ciudad como im¨¢n, la ciudad como agujero negro que todo lo atrapa, pero que expulsa lo que no encaja en el modelo.
Madrid se peta y el turismo lo peta, vino a decirse. Se hizo evidente en las ponencias c¨®mo la vida urbana es el terreno en el que florece el negocio: los conciertos, los museos, las calles con car¨¢cter, los restaurantes, los eventos deportivos, los rincones curiosos, las tiendas bonitas, los tesoros ocultos en el extrarradio, siempre esperando a ser explotados, hasta el car¨¢cter alegre y hospitalario de los vecinos. Todo suma.
No solo es que la ciudad entera sea fuente de rentabilidad para esta industria, sino que mi propio car¨¢cter, como vecino alegre y hospitalario, da dividendos al sector, mientras que el sector y sus externalidades a m¨ª m¨¢s que nada me provocan indignaci¨®n y molestias. Las despedidas de soltero que tengo que esquivar con el carrito de mi hija, los amigos expulsados de sus casas, los precios astron¨®micos de las tostadas, la masificaci¨®n de las calles o los procesos de urbanalizaci¨®n. ?Para qu¨¦ sirve una ciudad?, era la pregunta que todo el rato me asaltaba. Seg¨²n all¨ª se expuso, para sacar buena rentabilidad.
Hay que reconocer tambi¨¦n un ¨¦xito a los movimientos por el derecho a la ciudad y contra la vecinofobia, que surgen aqu¨ª y all¨¢, de las movilizaciones hist¨®ricas en Canarias a la exitosa manifestaci¨®n del otro d¨ªa en Lavapi¨¦s: es un ¨¦xito que el descontento social creciente sobrevolase las intervenciones en ese Foro. La Oficina Vecinal de Afectados por las VUT (Viviendas de Uso Tur¨ªstico) ha presentado 10.134 denuncias contra pisos ¡°supuestamente ilegales¡±. En Madrid un 93% de estos pisos lo son, y gozan de cierta impunidad. El sector sabe que la gente se est¨¢ hartando de que se negocie con los lugares en donde vive y que ese hartazgo est¨¢ creciendo, se est¨¢ organizando y ara?a sus puertas.
Por eso se hicieron alusiones constantes a la problem¨¢tica, aunque fuera de manera vaga o lateral, aunque fuera para cumplir el expediente: se apremi¨® a cuidar las ciudades, a mantener sus esencias como fuente del propio negocio, a mantener el equilibrio entre vecinos y visitantes, palabras bienintencionadas que no se concretaron en propuestas tangibles. El propio Federico Gonz¨¢lez, CEO de Radisson Hotel Group y de Louvre Hotels, reconoci¨®, parece que sin querer, cierta degradaci¨®n de la vida ciudadana: ¡°Los ciudadanos tienen entender que hay que hacer un esfuerzo por un bien mayor¡±. El bien mayor al que se refer¨ªa era la ¡°regeneraci¨®n urbana¡±, aunque probablemente ese bien se produzca en la cuenta de resultados de sus hoteles.
El alcalde Almeida sali¨® triunfal a celebrar que Madrid es el tercer destino urbano mundial (?viva!), y no se dio por enterado de lo que todo el mundo est¨¢ enterado: ¡°Nuestro modelo tur¨ªstico se da en armon¨ªa entre los turistas y la ciudadan¨ªa¡±, afirm¨® sin que le temblara la voz. ¡°Salvo casos puntuales¡± a?adi¨®. Incluso dijo que el turismo mejora la calidad de vida de los vecinos, hablando pura neolengua orwelliana. Y cay¨® en alg¨²n clich¨¦ del ramo: ¡°Hay gente que critica el turismo, pero que luego es turista¡±, afirm¨®, como si tal cosa fuera un argumento. Pero es que el problema no son los turistas que inocentemente hacen turismo, ni siquiera el problema es el turismo: el problema, deber¨ªa saber el alcalde, son los administradores que no saben administrarlo con buen juicio. Al menos reconoci¨® que Madrid corre el peligro de ¡°morir de ¨¦xito¡±. Siempre a vueltas con el ¨¦xito.