El primer logro ha sido construir el Ecoducto R¨ªo La Piedad, un sistema biol¨®gico de tratamiento de aguas que a la vez es un parque en medio de una de las avenidas m¨¢s transitadas.
Proyecto de regeneraci¨®n del R¨ªo La Piedad, realizado por Taller 13.
Mucho antes de presentarse a s¨ª mismo como un "rehabilitador de cuerpos de agua", Alejandro Alva fue deportista de alto rendimiento en canotaje. "Todo el tiempo estaba metido en el agua", recuerda el ahora doctor en ciencias biol¨®gicas, quien entrenaba en la pista ol¨ªmpica de Cuemanco, en Xochimilco, al sur de la Ciudad de M¨¦xico. "Ah¨ª vi c¨®mo se ensuciaba el agua y empec¨¦ a hacer trabajos para ver c¨®mo se pod¨ªa limpiar".
Sus investigaciones de 20 a?os se han materializado recientemente en una planta de tratamiento no convencional, que a la vez funciona como un nuevo espacio verde para los ciudadanos. El profesor de la Universidad Aut¨®noma Metropolitana (UAM) es tambi¨¦n el l¨ªder cient¨ªfico del proyecto Ecoducto R¨ªo de La Piedad, un parque lineal de 1.6 kil¨®metros compuesto en buena medida de humedales artificiales, los cuales, adem¨¢s de reverdecer el entorno, contribuyen a limpiar una fracci¨®n del agua del drenaje. La vegetaci¨®n crece en el camell¨®n central del Viaducto Miguel Alem¨¢n, una de las avenidas m¨¢s transitadas de la capital mexicana.
Lo que hoy aparece como un flujo interminable de autom¨®viles, alg¨²n d¨ªa fue el cauce natural del r¨ªo La Piedad, uno de los tantos cuerpos de agua que eran parte del paisaje mucho antes que los edificios y las v¨ªas r¨¢pidas. En las cr¨®nicas de Bernal D¨ªaz del Castillo se narra el asombro de los conquistadores espa?oles al llegar al Valle de M¨¦xico, en el siglo XVI, y encontrarse con el imperio azteca rodeado de cinco lagos, 45 r¨ªos principales y m¨¢s de 200 r¨ªos tributarios. Un enorme sistema lacustre que hoy, en su mayor¨ªa, ha desaparecido.
Aunque muchos capitalinos lo ignoran, el r¨ªo La Piedad ¨Ccomo algunos otros¨C a¨²n corre entubado por debajo de la tierra. Y a pesar de que hoy se compone de aguas negras y aguas residuales producidas en el poniente de la ciudad, el Ecoducto ha comprobado que conserva el potencial de generar nuevos ecosistemas, gracias a un sistema biol¨®gico y poco costoso de tratamiento de aguas residuales.
"Si hay agua, hay vida", apunta el doctor Alva, quien se?ala, en un recorrido por el parque lineal, a algunos de los nuevos habitantes del Viaducto: plantas acu¨¢ticas ¨Ca donde ha llegado una poblaci¨®n de lib¨¦lulas¨C, plantas nativas, vegetales sembrados en el huerto y una buena cantidad de microorganismos invisibles que cumplen la funci¨®n de depurar el agua.
Alva fue el encargado de dise?ar y poner en marcha el proyecto t¨¦cnico del Ecoducto, el cual fue financiado con fondos p¨²blicos e inaugurado durante el ¨²ltimo a?o de la administraci¨®n del exalcalde Miguel ?ngel Mancera (2012-2018). Pero fueron los ciudadanos ¨Ca trav¨¦s de varias organizaciones civiles¨C quienes comenzaron a imaginar la posibilidad de regenerar los r¨ªos y con ello, recuperar la funci¨®n ecosist¨¦mica de la gran cuenca del An¨¢huac, que en n¨¢huatl significa "situado entre las aguas".
Un ni?o pasea por el Ecoducto R¨ªo La Piedad, ubicado en medio de El Viaducto.
El arquitecto El¨ªas Cattan, fundador y director de Taller 13, sit¨²a los or¨ªgenes del proyecto en sus a?os como estudiante en la Universidad Iberoamericana. All¨ª curs¨® un diplomado con el estadounidense Bill Reed y conoci¨® su organizaci¨®n de desarrollo regenerativo, Regenesis. M¨¢s adelante, siguiendo su modelo de permacultura y dise?o urbano ecol¨®gico, Cattan dise?¨® y propuso varios proyectos en ciudades mexicanas atravesadas por r¨ªos. Pero por distintas razones nunca llegaron a realizarse.
En su oficina de la colonia Roma, el arquitecto y activista explica la estrategia que ¨¦l y sus colaboradores idearon para no correr con la misma suerte en su propia ciudad. Desde 2012 se impuls¨® lo que Cattan llama un ejercicio de "urbanismo t¨¢ctico", que en sus palabras consiste en "hacer algo econ¨®mico, r¨¢pido, sencillo y hermoso con gente de la comunidad".
La idea surgi¨® a partir de la pregunta: "?Qu¨¦ har¨ªamos si el r¨ªo estuviera vivo?" La respuesta fue lanzar una convocatoria abierta para todo el que quisiera participar en un "Picnic en el r¨ªo", con el objetivo de comenzar a discutir el tema del agua. Se realizaron en total siete de esas reuniones sobre el c¨¦sped que entonces hab¨ªa en medio del Viaducto. Adem¨¢s de compartir informaci¨®n para crear conciencia sobre la cuenca, los asistentes compart¨ªan comida, plantaban ¨¢rboles, daban talleres de semillas y escuchaban m¨²sica en vivo.
"El prop¨®sito en ese punto no era regenerar el r¨ªo, sino cambiar la conversaci¨®n", explica Cattan. "El Gobierno de la ciudad estaba hablando de poner palmeras sobre el Viaducto, que seguramente se hubieran secado porque no son de aqu¨ª. Hubiera significado continuar con un proceso de maquillaje que no nos iba llevar a nada".
As¨ª se cre¨® Cuatro al Cubo, un grupo amplio de organizaciones comprometidas con el medio ambiente y en particular con la cuenca hidrogr¨¢fica. Sus integrantes quer¨ªan hablar de la vocaci¨®n lacustre de su ciudad, inspirados en buena medida en el proyecto del arquitecto Alberto Kalach, M¨¦xico, ciudad futura: la ciudad de los lagos. La demolici¨®n de una autopista elevada en Corea del Sur para recuperar el r¨ªo Cheonggyecheon, en pleno centro de Se¨²l, fue un caso que se tom¨® como ejemplo de que regenerar el r¨ªo La Piedad era posible y necesario.
Con los picnics se logr¨® un acercamiento de los ciudadanos y el Gobierno local, el cual acept¨® desechar la idea de las palmeras y propuso construir un parque con focos azules para recordar el r¨ªo. "Nos gust¨® la idea del parque, pero no la de los focos", cuenta Cattan. Entonces su organizaci¨®n hizo una contrapropuesta: "Hagamos un sistema demostrativo de humedal, porque al final eso es nuestra cuenca: un gran humedal o pantano. Y esa es la mejor manera de tratar el agua".
A su propio ritmo, la naturaleza elimina los contaminantes de las aguas residuales a trav¨¦s de procesos f¨ªsicos, qu¨ªmicos y biol¨®gicos. Con la tecnolog¨ªa se ha conseguido emular esos procesos y acelerarlos, como sucede en el sistema de tratamiento instalado en pleno Viaducto.
El agua del drenaje se extrae con bombas y es dirigida a unos recipientes llamados biodigestores. All¨ª comienza el proceso de depuraci¨®n, que tiene como fin eliminar la mayor parte de las sustancias contaminantes. El l¨ªquido pasa despu¨¦s al humedal artificial, donde vive una vegetaci¨®n depuradora y los microorganismos que perfeccionan la limpieza. El agua tratada se deposita en un canal que corre a lo largo del parque y lo alimenta.
Muestras de agua del R¨ªo La Piedad antes y despu¨¦s del proceso de tratamiento por biorremediaci¨®n.
"Lo que vemos es un sistema pasivo que es f¨¢cil de operar y que genera m¨²ltiples beneficios medioambientales y sociales", explica El¨ªas Cattan. "A diferencia de las plantas de tratamiento de lodo activado, un humedal es much¨ªsimo m¨¢s barato de construir y de mantener. Hablamos de una d¨¦cima parte de los costos".
Actualmente, sin embargo, el experimento todav¨ªa no alcanza su m¨¢ximo potencial. Cuando lo haga, asegura el doctor Alva, tendr¨¢ la capacidad de limpiar 30 metros c¨²bicos de agua cada d¨ªa, lo que equivale a tres pipas de 10.000 litros cada una. El agua que se podr¨ªa depurar en un mes equivale a todo el Estadio Azteca, por lo que adem¨¢s de mantener el parque lineal podr¨ªa destinarse a otros usos.
Aunque la cantidad es simb¨®lica en el contexto de la Ciudad de M¨¦xico, los activistas lo consideran un paso hacia adelante en su sue?o de regenerar el ecosistema lacustre. "El Ecoducto es una escuela, un laboratorio acu¨¢tico. Fue la primera vez que el Gobierno hizo una licitaci¨®n para construir un humedal p¨²blico", cuenta el arquitecto. "El objetivo es aprender", a?ade pues no se puede pensar en licitar todo un r¨ªo si no existe una experiencia previa de aprendizaje en todos los actores: desde los cient¨ªficos hasta los jardineros y los vecinos. "Esta es una probadita para ir desarrollando capacidades todos juntos. No es la meta final, pero es un buen avance".
El Ecoducto R¨ªo La Piedad ha sido posible gracias a la colaboraci¨®n entre la sociedad civil, la academia, el sector privado y el sector p¨²blico. Este modelo se repite en otros proyectos medioambientales a mayor escala, por ejemplo, en el Programa Nacional de Reforestaci¨®n y Cosecha de Agua, impulsado por la Industria Mexicana de Coca-Cola, la asociaci¨®n civil Pronatura M¨¦xico, la Secretar¨ªa del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Comisi¨®n Nacional Forestal (CONAFOR), y la Comisi¨®n Nacional de ?reas Naturales Protegidas (CONANP). El programa promueve la recuperaci¨®n de los ¨¢rboles y la cosecha de agua, e integra la participaci¨®n de las comunidades. Desde el 2014, han logrado devolver a la naturaleza m¨¢s del 100% del agua que utilizan en sus productos por medio de la reforestaci¨®n de 63,990 hect¨¢reas, que significan 79,283,669 ¨¢rboles plantados.