¡°Muchos no soportaban que mandara una mujer¡±
Maria Planas, la ¨²nica seleccionadora espa?ola del baloncesto femenino, relata la discriminaci¨®n y precariedad en que se desarroll¨® su deporte
La relevancia de Maria Planas (Barcelona, 84 a?os) para el baloncesto espa?ol se entrelaza con la de los legendarios Pedro Ferr¨¢ndiz, con cuatro Copas de Europa y 12 Ligas con el Real Madrid, y Antonio D¨ªaz Miguel, seleccionador durante 27 a?os. Los tres entrenadores fueron elegidos en la primera promoci¨®n del Sal¨®n de la Fama en 2019. Los m¨¦ritos de la ¨²nica mujer que ha ejercido el cargo de seleccionadora se definen tambi¨¦n por su magn¨ªfico palmar¨¦s en los equipos que dirigi¨®, con siete Ligas y seis Copas, y por el impulso que dio al baloncesto femenino.
Nacida el 12 de julio de 1936, cinco d¨ªas antes del inicio de la Guerra Civil, busca en su memoria c¨®mo empez¨® su afici¨®n por un deporte en el que iba a dejar huella y que sigue entusiasm¨¢ndole. ¡°?Esta chica es muy buena! Y cuando era una ni?a, ya se lo dije a sus entrenadores en el Picadero¡±, exclama mientras observa por televisi¨®n a Laia Palau, de 41 a?os, la jugadora de referencia en la actualidad, durante un partido entre los dos grandes equipos del momento, el Spar Girona y el Perfumer¨ªas Avenida de Salamanca.
Durante su ni?ez y adolescencia el deporte se practicaba en condiciones paup¨¦rrimas, en solares de tierra, apenas tutelado por algunos colegios y parroquias. ¡°Eran tiempos dif¨ªciles, los a?os 48 o 49, yo tendr¨ªa unos 12 a?os. Una se?ora de la secci¨®n femenina (rama del partido Falange Espa?ola que controlaba todas las actividades organizadas por la mujer) nos anim¨® a practicar un deporte ¡®muy bonito¡¯. Lo prob¨¦, me entusiasm¨® y empezamos a jugar en la parroquia¡±. El baloncesto era una v¨ªa de escape, uno de los escasos puntos de reuni¨®n y diversi¨®n para la chavaler¨ªa, en su caso, la del barrio barcelon¨¦s de Horta-Guinard¨®. Uno de aquellos adolescentes era Eduardo Portela, quien iba a ser su marido y una de las personas m¨¢s relevantes en el baloncesto espa?ol, director t¨¦cnico del Barcelona desde 1971 hasta 1981 y fundador junto a Jos¨¦ Antonio Gasca de la Asociaci¨®n de Clubes (ACB) en 1983, a la que dirigi¨® hasta 2011 y de la que sigue siendo presidente de honor. Maria Planas tambi¨¦n se dedicaba a la danza catalana. Cuando se plante¨® la disyuntiva, fue Portela quien la anim¨® a decantarse por el baloncesto, a pesar de los inconvenientes, aquellos campos de tierra a la intemperie donde se dejaban literalmente la piel y vestuarios destartalados en los que en invierno ten¨ªan que ducharse con agua helada. Lo peor, sin embargo, era la incomprensi¨®n de una parte de la sociedad que abominaba del deporte femenino. ¡°Un d¨ªa se presentaron en mi casa dos chicas, y le dijeron a mi madre que era una inmoralidad que yo jugara al baloncesto, que no lo pod¨ªan permitir. Mi madre les dijo: ¡®vosotras, a vuestra casa¡¯. No les gustaba ni que jug¨¢ramos ni que nos reuni¨¦ramos con los chicos¡±.
Dej¨® de jugar cuando ten¨ªa apenas 21 a?os. ¡°Sufr¨ª un problema. Estaba muy delgada y a mi madre le preocupaba. Entren¨¢bamos a las siete de la ma?ana, y de all¨ª, a casa, a cambiarte y a estudiar o a trabajar. Me vino a buscar el Picadero, uno de los mejores equipos de Espa?a. Jugar con ellas me hubiera permitido ser internacional. Pero ten¨ªa que irme a la otra punta de Barcelona y en casa no estuvieron de acuerdo¡±. Como alternativa, entren¨® durante dos a?os a las ni?as del club vinculado a la parroquia del barrio, la Penya Esportiva Montserrat, conocido por el acr¨®nimo PEM. Se cas¨® con Portela y dej¨® su trabajo como administrativa. ¡°Entonces las mujeres, una vez casadas, nos retir¨¢bamos de todo. Pero a m¨ª se me ca¨ªa la casa encima. Me detectaron una enfermedad muy desconocida entonces (endometriosis), y no pude tener hijos. Quise emprender alguna actividad¡±. Portela la anim¨® a organizar los equipos del PEM. ¡°Eran ni?as, adolescentes. Cada a?o ¨ªbamos subiendo de categor¨ªa hasta llegar a la Segunda Divisi¨®n. Quedamos campeonas y ten¨ªamos que subir a la Liga Nacional. No hab¨ªa dinero. Renunciamos. Poco despu¨¦s encontramos un patrocinador, jugamos la promoci¨®n y subimos. De aquel equipo salieron jugadoras muy buenas¡±. Una de ellas era Rosa Castillo, 113 veces internacional, una legendaria del baloncesto espa?ol que desarroll¨® la mayor parte de su carrera a las ¨®rdenes de Maria Planas.
¡°No ten¨ªa una entrenadora modelo en la que fijarme¡±, cuenta la pionera. ¡°Mi intenci¨®n era ayudar a las chicas a que jugaran y triunfaran, para darles un aliciente, que se formaran como personas, que adquirieran otra visi¨®n de la vida. Despu¨¦s me lo han agradecido. Yo iba a mi aire, aprendiendo. Evidentemente no estaba formada para entrenar. Era autodidacta. Recuerdo a Ita Poza, entrenadora del CREF de Madrid (el mejor equipo femenino de la ¨¦poca, ganador de siete de las ocho primeras ediciones de la Liga que empez¨® a disputarse en 1964 y que estuvo en la onda del Real Madrid), pero solo la conoc¨ª cuando jugamos en la Liga Nacional¡±.
Las jugadoras que hab¨ªa enviado desde el PEM al Picadero, con Rosa Castillo al frente, le pidieron que fuera a entrenarlas de nuevo. ¡°Les dije: ¡®Por favor, si yo no estoy preparada¡¯. Pero me convencieron, fui y lo ganamos todo¡±. Era la temporada 1977-1978, y el Picadero hab¨ªa perdido el patrocinio de Evax, una marca de compresas. ¡°Excepto a Tenerife y Canarias, ¨ªbamos en coche, con el bocata preparado en casa. Todo lo hac¨ªamos gratis. Lo pasamos fatal, pero ganamos la Liga a pesar de que el Celta ten¨ªa un equipo formado a base de talonario. Creo que contaba con el apoyo del club de f¨²tbol y ten¨ªa estrellas como Marisol Pa¨ªno o Roc¨ªo Jim¨¦nez¡±. Josep Llu¨ªs N¨²?ez, cuando accedi¨® a la presidencia del Barcelona en 1978, ofreci¨® sus instalaciones y su estructura al Picadero de Maria Planas. Disputaban sus partidos antes de los del Bar?a masculino. Ella agradece que jugadores azulgrana, como Manolo Flores o Gregorio Estrada, les hicieran de sparrings en los entrenamientos.
No ten¨ªa una entrenadora modelo en que fijarme. Entrenaba en un barrio con familias de clase media-baja y mi intenci¨®n era dar a las chicas un aliciente, que adquirieran otra visi¨®n de la vidaMaria Planas, dirige un partido de la selecci¨®n espa?ola en Treviso (Italia) en 1983
La Federaci¨®n le propuso en 1979 que desempe?ara el cargo de seleccionadora. ¡°?Uf!, aquello s¨ª que fue duro. Dud¨¦ mucho. Pero las jugadoras me lo ped¨ªan y acept¨¦. No nos ayudaban como a los hombres, no nos sent¨ªamos tan apoyadas. ?bamos con un zapato y una alpargata. ?M¨¦dico? Pues el primer a?o no ten¨ªamos. Y si yo hubiera podido nacionalizar como hizo la selecci¨®n masculina con jugadores como Luyk o Brabender, pod¨ªamos haber dado un salto porque hab¨ªa americanas muy buenas jugando en Espa?a como Kym Hampton o Pamela McGee, que por cierto, mientras jugaba aqu¨ª quiso ocultar que estaba embarazada de su hijo, el que juega ahora en la NBA [JaVale, de Denver Nuggets]¡±.
Su singularidad como entrenadora dio pie a situaciones absurdas. ¡°Era raro ver una seleccionadora. Una vez vino el ¨¢rbitro y me quit¨® de en medio. Me recrimin¨® y me dijo que qu¨¦ hac¨ªa yo all¨ª, que no pod¨ªa hablar con las jugadoras. Hasta que vino la delegada y le dijo: ¡®?C¨®mo que no puede hablar si es la entrenadora!¡¯. El ¨¢rbitro me pidi¨® perd¨®n¡±.
En los setenta y en los ochenta, Espa?a estaba en un segundo o tercer escal¨®n, superada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica y numerosos pa¨ªses del Este, Italia y Francia. ¡°Eran m¨¢s fuertes. Pero d¨¢bamos buena impresi¨®n. Hay un ejemplo un poco desgraciado, pero significativo de su superioridad. Todas las jugadoras del equipo junior de la URSS murieron en un accidente de avi¨®n cuando iban a competir en un Europeo en Lugano. Enviaron a un segundo equipo y ganaron igualmente¡±. Uno de los problemas del baloncesto espa?ol era la falta de altura. Rosa Castillo, la mejor jugadora de la ¨¦poca, era la m¨¢s alta, con 1,85 metros. ¡°Era s¨²per inteligente y ten¨ªa otras habilidades¡±, puntualiza Maria Planas. Surgi¨® un problema a?adido. ¡°En el Preeuropeo jugamos a un buen nivel con Marisol Pa¨ªno, que era una gran jugadora. Tiraba bien, cog¨ªa muchos rebotes¡ Pero hubo mucha pol¨¦mica a causa de su f¨ªsico y dej¨® de venir a la selecci¨®n¡±. La jugadora vallisoletana, que triunf¨® en el Celta, hab¨ªa sufrido trastornos hormonales y fue sometida a una enorme presi¨®n al cuestionarse su feminidad. Se retir¨® cuando solo ten¨ªa 27 a?os. ¡°Para nosotras, en ese sentido, era una m¨¢s¡±, sentencia Planas.
La discriminaci¨®n se dejaba notar. ¡°A veces las jugadoras me comentaban si no hab¨ªa visto que me hab¨ªan dicho esto o aquello. No me daba cuenta. Yo iba a lo m¨ªo. Curiosamente tuve muchos m¨¢s problemas con los entrenadores de categor¨ªa inferior. No soportaban que una mujer pudiera dirigir un equipo grande o a la selecci¨®n. Tuve alg¨²n disgusto. Si pod¨ªan ponerte la zancadilla, te la pon¨ªan. En cambio, los entrenadores de ¨¦lite me aceptaban y me ayudaban. D¨ªaz Miguel me invit¨® a la concentraci¨®n en Atlanta previa a la medalla de plata en los Juegos de 1984. Me explicaba por qu¨¦ hac¨ªa esto o aquello. Me iba fenomenal, aprend¨ªa de ¨¦l, y de Nino Buscat¨®, Llu¨ªs Cort¨¦s, Jaume Berenguer, Manel Comas, A¨ªto¡ siempre me ayudaban¡±. Su salida de la selecci¨®n en 1985 fue amarga. El que iba a ser nuevo presidente, Pere Sust, le hab¨ªa asegurado la continuidad, pero en ¨²ltima instancia fue presionado y la despidi¨®. Volvi¨® a dirigir clubes y a ganar Ligas y Copas con el Tortosa y el Masnou.
Hoy, Planas lamenta la poqu¨ªsima presencia de mujeres en la direcci¨®n del deporte. ¡°Me sabe muy mal que casi no haya entrenadoras. A mis jugadoras siempre les ped¨ªa que hicieran otras cosas, que entrenaran, que pod¨ªan llegar a lo m¨¢s alto. Anna Junyer est¨¢ en la federaci¨®n espa?ola, Silvia Font est¨¢ con las peque?as en la selecci¨®n catalana, Pili Bilbao, tambi¨¦n, Carmen Fraile¡ Yo, sin ninguna ambici¨®n, solo trabajando, hab¨ªa llegado. Siempre he dicho lo mismo: las mujeres no tenemos que esperar que los hombres vengan a ayudarnos. Somos nosotras las que tenemos que trabajar. S¨ª, yo lucho por la mujer, para que haya igualdad, para que no haya machismo, pero lucho sobre todo para que la mujer alcance la cima. Y les insist¨ªa: ¡®si no pod¨¦is ser entrenadoras, por los hijos, por el trabajo, por los viajes, pod¨¦is ser ¨¢rbitras, directivas...¡¯ Tenemos que aspirar a dirigirnos nosotras mismas, que la mujer se cuide de todo lo femenino. Es lo que necesitamos. El presidente de la federaci¨®n, Jorge Garbajosa, est¨¢ volc¨¢ndose con las chicas, procura darles facilidades y apostar por ellas. Pero nosotras tenemos que batallar, progresar y ocupar puestos de responsabilidad¡±. Ella predic¨® con el ejemplo.
Ni Liga ni selecci¨®n hasta 1963
- La Liga femenina de baloncesto empez¨® la temporada 1963-1964 y la gan¨® el Creff de Madrid. La primera femenina de f¨²tbol empez¨® en 1988, la de balonmano en 1952, la de hockey hierba en 1934 y la de waterpolo, en 1987.
- La selecci¨®n espa?ola de baloncesto femenino jug¨® su primer partido el 16 de junio de 1963 en Malgrat de Mar (Barcelona) frente a Suiza, disput¨® sus primeros Juegos Ol¨ªmpicos en Barcelona-92, y acab¨® en la quinta posici¨®n, gan¨® su primera medalla de oro en el Europeo de 1993, en Perugia (Italia), y disput¨® por primera vez el Mundial en 1994, en Australia, y fue octava. La estadounidense Terry Huff fue con el Celta, la primera extranjera que jug¨® en la Liga femenina, en la temporada 1983-1984.
- El baloncesto es el deporte con m¨¢s mujeres federadas en Espa?a, con 132.927 licencias. Supera las 84.118 licencias de monta?a y escalada, las 76.243 de golf y las 71.276 de f¨²tbol.
- Algunas de las experiencias de Maria Planas delatan la indigencia del deporte femenino en la ¨¦poca. El Universitari le puso en un dilema existencial: ¡°el presidente me dijo: ¡®si coges el club, el club contin¨²a con los patrocinadores que tiene. Si me dices que no, cierro¡±. El presidente del Tortosa, cuando estaban ganando en Italia al Vicenza, campe¨®n de Europa, le hizo llegar un recado: ¡°Que perd¨¢is, que no tenemos dinero para competir m¨¢s¡±.
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