Parejas abiertas: ?es f¨¢cil y apto para todos los p¨²blicos abrazar la no monogamia?
La fidelidad a una ¨²nica persona est¨¢ cada vez m¨¢s cuestionada, pero las nuevas modalidades de relaciones no son una f¨®rmula de salvaci¨®n para parejas en crisis: requieren madurez, comunicaci¨®n, acuerdos, gesti¨®n de las emociones y grandes dosis de confianza
Las series de televisi¨®n, que van esbozando el mundo que nos espera, ya hace tiempo que nos hablan de la no monogamia: Wanderlust, T¨², yo y ella, Trigonometry o la mexicana Amarres, por ejemplo. El ¡°hasta que la muerte nos separe¡± es ya prehistoria y ahora la media naranja se divide en cuartos y hasta en gajos que completan ese espacio antes reservado para una sola persona. Parejas abiertas, ...
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Las series de televisi¨®n, que van esbozando el mundo que nos espera, ya hace tiempo que nos hablan de la no monogamia: Wanderlust, T¨², yo y ella, Trigonometry o la mexicana Amarres, por ejemplo. El ¡°hasta que la muerte nos separe¡± es ya prehistoria y ahora la media naranja se divide en cuartos y hasta en gajos que completan ese espacio antes reservado para una sola persona. Parejas abiertas, poliamor, polifidelidad, swingers o anarqu¨ªa relacional son t¨¦rminos para designar algo tan viejo como la historia de la humanidad, pero que antes era reducto exclusivo de algunos elementos de las clases altas. Los que viv¨ªan al margen de las reglas sociales, los aventureros de todo tipo, los que pasaban por la vida para exprimirla al m¨¢ximo, sin miedo al momento en que llegara la factura.
Los matrimonios abiertos se popularizaron, para la burgues¨ªa, en los transgresores a?os setenta, como plasmaba la pel¨ªcula La tormenta de hielo (1997), que relata la llegada de la liberaci¨®n sexual a los barrios residenciales y c¨®mo las acomodadas y t¨ªpicas familias norteamericanas se animaban al intercambio de parejas participando en el juego de las llaves. Los hombres dejaban sus llaveros en un gran recipiente, las mujeres los cog¨ªan al azar y deb¨ªan acostarse con los propietarios de los mismos. Como era de esperar, en la pel¨ªcula la cosa acababa mal. En parte, porque la probabilidad de fracaso, en cualquier experimento, se incrementa conforme se baja en la escala social.
?Qu¨¦ posibilidad de supervivencia tendr¨¢ la no monogamia ahora que se ha democratizado y ya no atiende a rentas ni a clases sociales? ¡°Cuanto mayor es tu nivel de vida, m¨¢s f¨¢cil te va a ser escapar a las normas sociales, porque la seguridad econ¨®mica es un gran amortiguador de la moral o los prejuicios¡±, cuenta el sex¨®logo Miguel Vagalume, miembro del grupo Golfxs con Principios, una plataforma que promueve la visi¨®n positiva del sexo no convencional. ¡°Una madre soltera pobre que tenga relaciones con diferentes hombres, por ejemplo, puede correr el riesgo de que se le quite la custodia de su hijo¡±, apunta Vagalume.
Sin embargo, y aunque la capacidad econ¨®mica de los espa?oles merma con los a?os, un 41,4% cree que ¡°los miembros de una pareja pueden acordar tener relaciones sexuales con otras personas, fuera de la relaci¨®n, sin que haya v¨ªnculo sentimental con ellos¡±, seg¨²n revelan los resultados de la tercera oleada de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) sobre Relaciones Sociales y Afectivas Pospandem¨ªa (III). Adem¨¢s, ¡°el 47,6% est¨¢ muy de acuerdo o de acuerdo en que una persona puede tener dos o m¨¢s relaciones afectivo-sexuales a la vez¡±. Aun as¨ª, no hay que olvidar que aceptar algo no es sin¨®nimo de que uno vaya a ponerlo en pr¨¢ctica.
Las parejas abiertas est¨¢n en su fase de popularizaci¨®n, pero no son los m¨¢s j¨®venes los m¨¢s proclives a adoptar este modelo. Seg¨²n Arola Poch, psic¨®loga y sex¨®loga de la red social liberal Wyylde, ¡°los que apuestan por la no monogamia a los 20 y hasta 30 a?os, son m¨¢s proclives a inclinarse por el poliamor¡±, ya que lo ven como una opci¨®n m¨¢s rebelde contra el modelo t¨ªpico de pareja, con la norma establecida de la fidelidad. ¡°Yo creo que para el modelo de relaci¨®n abierta, de no exclusividad sexual pero s¨ª afectiva, es decir, el de dos personas que deciden abrirse a otras experiencias sin romper su v¨ªnculo, se necesita algo m¨¢s de recorrido y madurez. Y para que tenga ¨¦xito, y no sea un experimento fallido, hay que saber comunicar, tener empat¨ªa, una buena gesti¨®n de lo emocional y confianza en el otro¡±, considera.
¡°Dentro del grupo de los j¨®venes, los que m¨¢s inter¨¦s muestran por las relaciones no mon¨®gamas son los miembros del colectivo LGTBI y las personas relacionadas con las artes, seg¨²n apuntan varias encuestas¡±, sostiene Vagalume. Y a?ade: ¡°Lo m¨¢s com¨²n para el grueso de la poblaci¨®n es que hasta los 25 a?os, m¨¢s o menos, se est¨¢ curioseando y probando y, a partir de aqu¨ª [25-30 a?os], empiezan los primeros intentos de crear una pareja o de cerrar la relaci¨®n¡±. Luego hay un momento en las parejas heterosexuales, seg¨²n contin¨²a el experto, en que se puede transitar y modificar la relaci¨®n. ¡°Lo que m¨¢s veo en consulta son uniones de personas en sus cuarenta y tantos a?os, con hijos ya crecidos y con recursos econ¨®micos, que se plantean abrir la pareja. Y lo curioso es que, en muchos casos, es ella la que propone esta opci¨®n y no ¨¦l, como com¨²nmente se cree. Se trata de mujeres que han tenido hijos, han estado muy ocupadas cri¨¢ndolos y cuando empiezan a tener algo de respiro recuperan sus cuerpos. Probablemente, las relaciones sexuales con su pareja son cada vez menos frecuentes o inexistentes, pero ellas quieren volver al terreno de juego y sentirse deseadas sin renunciar a esa relaci¨®n ni al compromiso que tienen con el cuidado de los hijos¡±, apunta este sex¨®logo. Adem¨¢s, seg¨²n apunta Vagalume, ¡°en general, la mujer maneja mejor las emociones, est¨¢ m¨¢s familiarizada con el mundo de los sentimientos y le es m¨¢s f¨¢cil bregar con relaciones sentimentales con m¨¢s de una persona¡±.
Navegar sin mapas ni br¨²jula
Incluso para los militantes de la no monogamia, la pareja abierta se convierte a menudo en un reto dif¨ªcil porque, como dice Delfina Mieville, soci¨®loga, sex¨®loga y experta en g¨¦nero y derechos humanos, con consulta en Madrid, ¡°hay que llegar a acuerdos y cumplirlos, y no siempre es f¨¢cil¡±.
Queremos m¨¢s libertad y, al mismo tiempo, no perder los lazos porque, en tiempos de crisis, la pareja es el salvavidas al que asirse, especialmente si la familia se ha ido desestructurando con los a?os. ¡°La pareja sigue siendo un factor identitario muy importante¡±, contin¨²a Mievielle, ¡°pero su funci¨®n ya no est¨¢ tan clara. Hasta el siglo XVIII, gran parte de la poblaci¨®n entend¨ªa que el objetivo del matrimonio era el mantenimiento de la prole y la consecuci¨®n de un cierto crecimiento econ¨®mico, con derechos y deberes entre los c¨®nyuges. Y el amor rom¨¢ntico o carnal no ten¨ªa por qu¨¦ estar relacionado. Yo no digo que esto fuera bueno ni malo, sino que durante gran parte de la humanidad fue as¨ª, y la gente cruzaba los dedos para que el se?or o se?ora que le tocase no fuera muy desagradable. Ahora nos hemos ido al extremo opuesto y queremos que la pareja satisfaga todas nuestras necesidades vitales; cuando, a lo mejor, ser¨ªa suficiente con que fuera alguien que nos apoye, nos escuche y nos haga sentir deseados¡±.
Lo que la mayor parte de la gente est¨¢ buscando en estos tiempos es, en palabras de Vagalume, ¡°una asociaci¨®n lo m¨¢s indolora posible, para evitar el sufrimiento; pero la vinculaci¨®n profunda es necesaria e importante para sentirnos satisfechos, para construir algo que merezca la pena. Tenemos esa necesidad de ser relevantes para alguien y eso se ha problematizado; pero el problema no reside en ese v¨ªnculo, lo que habr¨ªa que hacer es incluir una ¡®aproximaci¨®n razonable¡¯ a eso¡±.
Formas inadecuadas de abordar una pareja abierta
As¨ª como la monogamia no es para todo el mundo, la pareja abierta no siempre encaja con todos los temperamentos. ¡°La desaconsejo para personas que no toleren bien la incertidumbre, y a quienes hayan tenido una biograf¨ªa cargada de abandonos se les va a estar disparando la sensaci¨®n de peligro constantemente¡±, subraya Vagalume.
Tampoco habr¨ªa que embarcarse en este experimento si la pareja est¨¢ mal o pasa por una crisis, como si fuera una f¨®rmula de salvaci¨®n. ¡°Lo m¨¢s probable es que ocurra lo contrario, que empeore o se muera¡±, pronostica Poch. La sex¨®loga advierte que tampoco hay que adoptar este modelo para contentar al otro. ¡°Si un miembro de la pareja quiere abrir la relaci¨®n y el otro no, presionar no va a funcionar. Mucho menos dar ultim¨¢tum ni insistir. Hay que respetar los tiempos. Quiz¨¢s uno necesita ir m¨¢s despacio, dar pasos m¨¢s controlados, revisar c¨®mo se va sintiendo. Es mejor quedarse cortos y con ganas de repetir que pasarse de frenada. Hay que crear pactos, acuerdos, comunicar claramente, tener empat¨ªa y manejar la gesti¨®n emocional¡±.
Se suele hablar de que las parejas abiertas, m¨¢s que asentarse sobre la fidelidad, lo hacen en la lealtad. Sin embargo, Vagalume prefiere la palabra confianza. ¡°Hay que fiarse del otro, sentir calma, seguridad, saberse a salvo, relajarse y bajar la guardia¡±.
Los celos son esas tempestades a las que todos los marineros temen cuando escudri?an el cielo. ¡°Matrimonio abierto, un libro de Nena y George O¡¯Neill (1972), es todo un cl¨¢sico y aborda los celos a la manera de los a?os setenta. Es decir, como una cuesti¨®n cultural, no biol¨®gica, que no comparten todos los pueblos, ya que existe la poligamia o la poliandria¡±, se?ala Vagalume. ¡°Sin embargo, en El libro de los celos, de Kathy Labriola (2017), ya se admiten y se dan ejercicios para trabajar con ellos. B¨¢sicamente, se trata de descomponer esta emoci¨®n en tres: tristeza, miedo y rabia, que nos son m¨¢s familiares y manejables¡±.