Desmontando el estigma de las relaciones no mon¨®gamas: ni capricho ni vicio
Uno de cada cinco adultos practica el poliamor de forma consentida en alg¨²n momento de su vida. Y, sin embargo, es un modelo relacional desconocido: ¡°Hay una presunci¨®n de monogamia y tienes que estar constantemente dando explicaciones¡±
Cuando ten¨ªa ocho a?os, Sandra Bravo escribi¨® en su diario una carta dirigida a la virgen Mar¨ªa. En ella le ped¨ªa que le guardase a un ni?o del colegio para ser su futuro marido y padre de sus hijos, comprometi¨¦ndose a cambio a ser casta y pura hasta el matrimonio. No cumpli¨® aquella promesa y, con el tiempo, incluso la olvid¨®. Treinta a?os m¨¢s tarde, encontr¨® aquel diario de infancia y le sorprendi¨® lo que all¨ª hab¨ªa escrito. ¡°?C¨®mo puede ser que yo, con ocho a?os, que no ten¨ªa ni idea de lo que era el amor, ni de lo que era la sexualidad, ni siquiera ten¨ªa claro qu¨¦ era exactamente eso de la virginidad, estuviese pidi¨¦ndole todo ese pack a la virgen Mar¨ªa?¡±, se pregunta ahora. Analiz¨¢ndolo, se dio cuenta de que esto no era fruto de la casualidad: ¡°Este relato del amor rom¨¢ntico y heterosexual est¨¢ por todas partes y hace que lo interioricemos desde ni?os a trav¨¦s de la cultura, como en las pel¨ªculas de Disney o los cuentos infantiles, de las preguntas de si nos gusta alg¨²n ni?o del cole o si tenemos ya novio, de la televisi¨®n y de los modelos de pareja que tenemos alrededor. Todo ello parece encaminarnos desde peque?os hacia el que deber¨ªa ser nuestro destino vital, especialmente si somos mujeres: el de casarnos y tener hijos¡±.
Aquella plegaria sirvi¨® a Bravo, periodista de profesi¨®n y divulgadora a trav¨¦s de su cuenta de Instagram Hablemos de Poliamor, como arranque para su libro Todo eso que no s¨¦ c¨®mo explicarle a mi madre: (Poli)amor, sexo y feminismo (Plan B, 2021). En ¨¦l relata su experiencia como mujer bisexual que mantiene relaciones poliamorosas. Aunque Bravo haya intentado explic¨¢rselo a su madre, el estigma que a d¨ªa de hoy pesa sobre las relaciones no mon¨®gamas (ya sean estas parejas abiertas o personas poliamorosas que tienen relaciones simult¨¢neas) provoca que esta siga sin comprenderlo: ¡°Hay una idea de que es una especie de experimento de juventud, algo pasajero, y que cuando alcancemos cierta edad nos daremos cuenta de que es un modelo que no funciona y entonces ser¨¢ tarde. Es para preguntarse, ?cu¨¢ntos matrimonios de cierta edad, incluso con hijos, se sienten completamente solos pese a vivir bajo el mismo techo?¡±. En su peque?o pueblo de Alicante, del que se fue con 17 a?os, sus vecinas est¨¢n escandalizadas desde que public¨® el libro. Su progenitora sigue sufriendo por sus decisiones, como si la vida que ha escogido su hija supusiese una especie de fracaso como madre: ¡°Parece que confiamos m¨¢s en las estructuras que en las personas. En el imaginario colectivo, monogamia equivale a seguridad, compromiso y ¨¦xito, mientras que no monogamia equivale a perversi¨®n, fracaso o frivolidad¡±.
El inter¨¦s acad¨¦mico y popular en la no monogamia est¨¢ aumentando, pero a¨²n se sabe poco sobre la prevalencia de este modelo relacional. Una reciente encuesta realizada por la agencia de datos de 40dB. para EL PA?S confirm¨® que Espa?a es un pa¨ªs mon¨®gamo. El 94,6% de las parejas encuestadas lo son, el 4,8% se encuentra en una relaci¨®n abierta con contactos sexuales puntuales y tan solo el 0,5% dice encontrarse en una relaci¨®n poliamorosa con tres o m¨¢s personas involucradas. Esta encuesta ofrece una foto fija, pero las cosas cambian cuando ampliamos el foco y miramos por el retrovisor. Un reciente estudio del Journal of Sex and Marital Therapy revel¨® que uno de cada cinco adultos ha practicado la no monogamia consentida en alg¨²n momento de su vida. Los datos demuestran que, aunque cada vez se hable m¨¢s de relaciones abiertas y poliamor, todav¨ªa seguimos prefiriendo la tradici¨®n.
¡°La infidelidad est¨¢ socialmente m¨¢s aceptada que cualquier pr¨¢ctica, acuerdo o f¨®rmula donde no haya exclusividad, ya sea afectiva o sexual, porque la infidelidad puede verse como una travesura privada que no supone una amenaza hacia el sistema¡±, explica Juan Carlos P¨¦rez Cort¨¦s, profesor titular de la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia, activista y autor de Anarqu¨ªa relacional. La revoluci¨®n desde los afectos (La oveja roja, 2020). ¡°Sin embargo, una relaci¨®n no mon¨®gama hace tambalear las bases de falsa seguridad que tenemos cuando estamos en pareja. La infidelidad no deja de ser una forma de no monogamia, solo que no est¨¢ consensuada. Pero lo que se juega aqu¨ª no es poner en tela de juicio las pr¨¢cticas mon¨®gamas o no mon¨®gamas, sino el propio sistema mon¨®gamo¡±.
La infidelidad est¨¢ socialmente m¨¢s aceptada que cualquier pr¨¢ctica, acuerdo o f¨®rmula donde no haya exclusividad
El sistema mon¨®gamo, seg¨²n escritoras como Brigitte Vasallo, autora de Pensamiento mon¨®gamo, terror poliamoroso (La oveja roja, 2018), es un sistema jerarquizado donde, por encima de todo, se encuentra la pareja con finalidad reproductiva, seguida de las relaciones familiares consangu¨ªneas y, en un plano inferior, las amistades. Este sistema transmite el mensaje de que somos personas incompletas, medias naranjas que necesitan encontrar su otra mitad. La anarqu¨ªa relacional, en cambio, propone cambiar la manera en la que nos relacionamos mediante v¨ªnculos m¨¢s diversos. Esta teor¨ªa pone en tela de juicio no solo la cantidad de parejas que podemos tener, sino el valor de las mismas. Se descartan aqu¨ª los rasgos estereotipados de sexo, convivencia o reproducci¨®n, y, con ello, una amistad puede tener el mismo valor que una pareja.
¡°Mis tres compa?eros vienen a la boda de mi hermano¡±
Cuando Davinia Vel¨¢zquez recibi¨® la invitaci¨®n al matrimonio de su hermano se qued¨® un poco fr¨ªa. Este le daba la opci¨®n de traer un m¨¢s uno, pero es que ella quer¨ªa un m¨¢s tres. ¡°Me hace ilusi¨®n ir con mis tres v¨ªnculos¡±, explica esta administrativa de Barcelona de 38 a?os. As¨ª que cogi¨® el tel¨¦fono, le explic¨® a su hermano c¨®mo se sent¨ªa y, despu¨¦s de unos ajustes en las mesas, podr¨¢n ir los cuatro. ¡°La verdad que le agradezco mucho el gesto y el esfuerzo¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica. Se refiere con ello al desembolso econ¨®mico, no tanto al escarnio que supone presentarse en sociedad como una persona poliamorosa. Eso ella ya lo tiene superado. ¡°Mi familia lo sabe¡±, sentencia. ¡°Y si alguien no lo acepta es su problema¡±.
Vel¨¢zquez habla abiertamente de sus compa?eros, su foto de perfil en WhatsApp es con ellos, su perfil en LinkedIn tiene un enlace a su podcast, Historias de poliamor. Est¨¢ ¡°fuera del armario¡±. Muchos usan esta expresi¨®n para denominar el proceso de reconocerse socialmente como poliamoroso. ¡°Hay una presunci¨®n de monogamia y tienes que estar constantemente dando explicaciones¡±, lamenta Vel¨¢zquez. Ella entiende su asistencia a la boda de su hermano casi ¡°como una forma de reivindicaci¨®n¡±. No es la ¨²nica que lo ve as¨ª. A lo largo de la historia siempre ha habido relaciones que se han salido del canon, pero normalmente se desarrollaban en las sombras. En los ¨²ltimos a?os esto est¨¢ cambiando, una nueva generaci¨®n est¨¢ reclamando su derecho a amar de otra forma, a crear v¨ªnculos que desaf¨ªan la norma y a hacerlo sin esconderse. No lo reivindican acudiendo a manifestaciones o exigiendo cambios legales. A veces el activismo es tan simple, y tan rompedor, como asistir a una boda con tus tres parejas.
Todos los entrevistados coinciden en se?alar que muchas veces lo m¨¢s dif¨ªcil de gestionar en una relaci¨®n no mon¨®gama no son las din¨¢micas internas, sino su relaci¨®n con un entorno tradicional. ¡°Hay una visi¨®n muy reduccionista de una realidad que es muy amplia¡±, apunta Sandra Bravo sobre uno de los estigmas principales a los que se enfrentan las personas en relaciones abiertas o poliamorosas: el de la sordidez o el vicio. ¡°La mayor¨ªa de nosotros vivimos nuestra realidad desde un cuestionamiento sobre c¨®mo est¨¢ organizada la sociedad y c¨®mo de jerarquizadas est¨¢n las relaciones afectivas. Sin embargo, a menudo se tiende a relacionar el poliamor o las relaciones abiertas ¨²nicamente con el plano sexual, dando la sensaci¨®n de que estamos constantemente en org¨ªas¡±.
Se tiende a relacionar el poliamor con el plano sexual, dando la sensaci¨®n de que estamos constantemente en org¨ªas
Nada m¨¢s lejos de la realidad: Bravo afirma vivir atravesada por las mismas miserias que las parejas en relaciones mon¨®gamas y convencionales. ¡°Tengo un trabajo, tengo que pagar facturas, ya me gustar¨ªa a m¨ª vivir como mucha gente imagina que vivo, de org¨ªa en org¨ªa, pero no tengo tiempo para eso¡±. Explica que hay much¨ªsimos motivos por los que una pareja puede decidir abrir una relaci¨®n, uno de ellos es que una de las personas sienta menor deseo sexual que la otra y no quiera tener la exigencia de mantener relaciones sexuales con el fin ¨²nico de conservar dicha relaci¨®n: ¡°Hay gente que se abre a este modelo para follar menos y no para follar m¨¢s¡±.
Mario es uno de los invitados a la boda de Vel¨¢zquez. ?l prefiere no dar su apellido, pues no est¨¢ ¡°fuera del armario¡± del poliamor, aunque ha empezado a asomar t¨ªmidamente la patita. ¡°Se lo dije la semana pasada a mi hermano y se qued¨® en shock¡±, recuerda. ¡°Y s¨¦ que esto, para mis padres, ser¨ªa una decepci¨®n¡±. ?l no est¨¢ acostumbrado a decepcionar a nadie. ¡°Yo era un ejemplo de ni?o modelo, siempre he tenido relaciones largas, hac¨ªa las cosas como se supone que deber¨ªa hacerlas, segu¨ªa el caminito que otros hab¨ªan trazado para m¨ª¡±, explica. Mario se cas¨®. El suyo era un matrimonio felizmente convencional: mon¨®gamo, heterosexual, mod¨¦lico. Estuvieron nueve a?os as¨ª. Hasta que una noche de copas con una pareja de amigos acabaron todos en la cama. ¡°No fue una cosa buscada, al menos no al principio¡±, recuerda. Aquello dur¨® poco, pero les trastoc¨® la vida para siempre. ¡°Pas¨® igual tres noches y lo frenamos, porque a la otra pareja le estaba costando problemas. Pero nosotros nos planteamos, al no sentir celos, que igual este modelo relacional podr¨ªa funcionar¡±. As¨ª que empezaron a estudiar.
Est¨¢ muy bien que te hagas estas preguntas, si est¨¢s as¨ª porque quieres o porque es lo que te han vendido
Todo el mundo sabe c¨®mo funciona una pareja mon¨®gama convencional. Las reglas est¨¢n escritas en guiones de pel¨ªculas infantiles, en libros de derecho civil, en las historias que nos contamos y las que leemos. La sociedad est¨¢ montada alrededor de un modelo relacional can¨®nico que todos conocemos desde ni?os. Pero cuando uno se adentra en otros modelos ¡°tiene que inventarse sus propias reglas¡±, explica Mario. Hay que leer teor¨ªa, ensayos sobre promiscuidad ¨¦tica, anarqu¨ªa relacional, amor libre... Ellos se dieron unos meses para reflexionar, estudiar y pensar qu¨¦ quer¨ªan. ¡°Nos dijimos: ¡®Vamos a informarnos¡¯. Yo me prepar¨¦ un documento, lo llam¨¦ ¡®la turra de las no monogamias¡¯ y en ¨¦l reflexionaba sobre qu¨¦ tipo de relaci¨®n quer¨ªa¡±. Su mujer hizo lo mismo, y despu¨¦s confrontaron sus ideas. ¡°Quer¨ªamos saber que est¨¢bamos en la misma p¨¢gina¡±, explica. Lo estaban, y eso supon¨ªa pasarla y empezar un nuevo cap¨ªtulo como pareja poliamorosa.
Para ¨¦l, este proceso de aprendizaje es algo que todo el mundo deber¨ªa hacer. ¡°Es una forma de deconstruir y cuestionarte el amor rom¨¢ntico que nos han vendido¡±, se?ala. ¡°Est¨¢ muy bien que te hagas estas preguntas, si est¨¢s as¨ª porque quieres o porque es lo que te han vendido¡±. ?l lleg¨® a la segunda conclusi¨®n y decidi¨® cambiar su vida. Mario tiene ahora tres parejas m¨¢s. Prometi¨® hace 11 a?os ser fiel a su mujer. Amarla, cuidarla y respetarla. En lo bueno y en lo malo. Cree que ha mantenido esa promesa y que en este momento se encuentran en ¡°lo bueno¡±. Son felices. ¡°La fidelidad supone mantenerte fiel a unos principios compartidos¡±, defiende. ¡°Y nosotros lo hemos hecho¡±. Mario, Sandra y Davinia se deconstruyeron, revisaron sus creencias y llegaron a la conclusi¨®n de que ser¨ªan m¨¢s felices replanteando su modelo de pareja. El suyo ha sido un camino muy personal, pero ejemplifica un cambio colectivo y social. Sus historias les trascienden y hablan del auge de nuevos modelos de convivencia que desaf¨ªan la norma.
¡°Cuando una relaci¨®n mon¨®gama y est¨¢ndar falla, lo normal es buscar otra. Y luego quiz¨¢s otra. Esto es lo que llamamos monogamia en serie¡±, explica el profesor Juan Carlos P¨¦rez Cort¨¦s. ¡°Y la reacci¨®n despu¨¦s de varias relaciones fallidas suele ser la culpa: el pensar que hay algo malo en nosotros, el verlo como una especie de tragedia personal. Y, sin embargo, nadie cuestiona que puede que sea el modelo lo que est¨¦ fallando. Este es el privilegio de lo hegem¨®nico: que est¨¢ naturalizado hasta tal punto de que nunca se pone en duda, porque no se percibe que existe¡±. El autor hace referencia al discurso que el escritor David Foster Wallace dio durante la ceremonia de graduaci¨®n de la Universidad de Keyton del a?o 2005 y que, m¨¢s tarde, se transform¨® en ensayo: dos peces j¨®venes van nadando por el mar, un pez m¨¢s viejo se cruza con ellos y les dice: ¡°Qu¨¦ buena est¨¢ el agua hoy¡± y los dos peces j¨®venes se miran y se preguntan: ¡°?Qu¨¦ demonios es el agua?¡±.
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