Nicky y Simone Zimmermann: ¡°Nos dijeron que no nos dedic¨¢ramos a la moda y que no trabaj¨¢ramos en familia. No les hicimos caso y nos fue bien¡±
Estas dos hermanas australianas comenzaron a crear su marca de ropa en el garaje de la casa de sus padres. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, tienen 55 tiendas por todo el mundo y clientas como Beyonc¨¦ y la duquesa de Cambridge. Ahora desembarcan en Madrid
Los gigantes tecnol¨®gicos -Microsoft, Google, Amazon, YouTube- no son los ¨²nicos que han nacido en un garaje. Zimmermann, la marca de ropa y trajes de ba?o creada por Nicky y Simone Zimmermann en 1991, tambi¨¦n comenz¨® en una cochera. ¡°A mi madre no les hac¨ªa mucha gracia porque no pod¨ªa aparcar su coche. Pero yo estaba decidida a seguir adelante¡±, recuerda Nicky, directora creativa de la firma. ¡°Es verdad, mam¨¢ se quejaba mucho¡±, a?ade Simone, que ejerce de directora de operaciones. 30 a?os despu¨¦s, estas dos hermanas australianas son due?as de un pujante negocio con 55 tiendas en todo el mundo. La ¨²ltima, en Madrid.
¡°Para m¨ª, esta tienda es la m¨¢s incre¨ªble. Cuando estaba empezando no imaginaba que iba a terminar abriendo un negocio en Espa?a. Fantaseaba con Londres o Par¨ªs, ?pero Madrid?¡±, admite Nicky, mientras se pasea por la boutique de la calle Serrano, en la milla de oro de la capital. Aqu¨ª se encuentra todo lo que se espera de Zimmermann: vestidos rom¨¢nticos en tonos pasteles sembrados de flores y volantes de gasa, piezas ultrafemeninas con m¨²ltiples capas y apliques...
La tienda madrile?a forma parte de un plan de expansi¨®n. ¡°En los pr¨®ximos meses vamos a abrir cinco boutiques m¨¢s¡±, adelanta Simone. ¡°Yo todav¨ªa no me lo creo¡±, reconoce Nicky, que no olvida sus comienzos. ¡°Ten¨ªa 21 a?os, estaba terminando mis estudios en la escuela de dise?o y Simone viv¨ªa fuera de Australia. Empec¨¦ a hacer prendas que vend¨ªa a mis amigas. Todos los vecinos sab¨ªan que estaba empezando un negocio y los viernes por la noche ven¨ªan a comprar alguna prenda. As¨ª fui construyendo la confianza en m¨ª misma¡±, recuerda.
Poco despu¨¦s, Zimmerman empez¨® a vender sus vestidos en los mercadillos de Paddington, una zona de moda en S¨ªdney donde creadores, artistas, artesanos, panaderos y chefs locales venden sus productos sin intermediarios. ¡°La primera vez fui con mi madre. Es un sitio muy competitivo. All¨ª aprend¨ª las t¨¦cnicas de venta que utilizamos ahora: hablar con los clientes, entender sus necesidades. Cuando Simone regres¨® a Australia, se sum¨® al proyecto¡±, recuerda Nicky. A los dos a?os abrieron su primera tienda.
El efecto Kate Middleton
Ahora, las hermanas Zimmermann tienen una larga lista de clientas famosas: la cantante Beyonc¨¦, las modelos Kendall Jenner, Gigi y Bella Hadid, y la actriz Margot Robbie ya lucen sus prendas. En 2014, la duquesa de Cambridge llev¨® un vestido con el sello de la marca ¡ªblanco y de encaje cortado con l¨¢ser¡ª durante una visita a Australia. ¡°El efecto Kate no es una leyenda. Todo fue muy secreto. Sab¨ªamos que hab¨ªa pedido unos vestidos, pero no imaginamos que finalmente llevar¨ªa uno de ellos. Estaba incre¨ªble. La imagen dio la vuelta al mundo¡±, recuerda la directora creativa de la marca, que ese d¨ªa estaba en una granja y sin cobertura telef¨®nica. ¡°Cuando recuper¨¦ la conexi¨®n, ten¨ªa cientos de llamadas perdidas y mensajes¡±.
La firma australiana tiene cada vez m¨¢s presencia en Espa?a. Adem¨¢s de la tienda de Madrid, cuenta con una en Puerto Ban¨²s (Marbella) y en noviembre inaugurar¨¢ otra en Barcelona. ¡°Llev¨¢bamos tiempo queriendo abrir aqu¨ª porque tenemos muchas clientas. Sent¨ªamos que era la direcci¨®n correcta¡±, dice ahora Simone.
Ambas reconocen que en estos meses postpand¨¦micos se ha disparado la demanda de ropa de lujo. ¡°Este es el a?o de la recuperaci¨®n. La gente quiere salir con su familia y sus amigos, viajar, celebrar¡ Y de eso trata nuestra marca, de que la mujer se sienta atractiva, de que se divierta y pueda disfrutar de la vida¡±, reflexiona Nicky.
Durante los meses m¨¢s duros de la crisis del covid, la dise?adora no dej¨® de crear. ¡°Cuando estall¨® la pandemia entr¨¦ en p¨¢nico. Pero mi marido y Simone me dijeron que siguiera haciendo todo como siempre. Fue el mejor consejo que pudieron darme. Continuamos sacando colecciones resort para hacer sentir bien a la gente. Cuando volvi¨® la normalidad, est¨¢bamos preparadas. Comprobamos que las clientas buscaban nuestras prendas. Quer¨ªan tirar el ch¨¢ndal y la ropa de deporte por la ventana¡±, explica la creadora. ¡°Seguimos nuestro instinto y acertamos¡±.
Un negocio familiar
En una industria dominada por grandes conglomerados, Zimmermann funciona como una empresa familiar. Nicky es la directora creativa; su marido, Chris Oliver, es el consejero delegado; y Simone es la directora de operaciones, encarg¨¢ndose de llevar el negocio y las finanzas. ¡°Nos gusta trabajar en familia. Nos complementamos muy bien¡±, asegura Nicky. ¡°Nos caemos muy bien, nos divertimos, nos queremos mucho y nos tenemos respeto. Somos afortunadas. Si trabaj¨¢ramos en cosas diferentes nos ver¨ªamos menos. Es un lujo poder pasar tanto tiempo juntas, haciendo lo que nos gusta¡±, a?ade Simone.
Una de las piedras angulares de la marca es su colecci¨®n de trajes de ba?o. Para la directora creativa, es lo m¨¢s dif¨ªcil de dise?ar. ¡°Cuando llevas un ba?ador es lo m¨¢s desnudo que vas a estar en p¨²blico. Es un asunto importante. Por eso quieres ponerte algo bonito, c¨®modo y que te haga sentir segura. Es lo que hago con todo lo que dise?o: piezas bonitas, c¨®modas y que den confianza. La gente gasta mucho dinero en mi ropa y s¨¦ lo que cuesta ganarlo. Por eso me tomo el negocio muy en serio¡±, reconoce.
En la moda, como en otros sectores, la desigualdad de g¨¦nero es un hecho en la cima de la pir¨¢mide. Nicky y Simone son una excepci¨®n. Ellas siempre han tenido el control. ¡°Nos cost¨® m¨¢s abrirnos camino en esta industria por ser australianas que por ser mujeres¡±, apunta Simone. ¡°Todo ha cambiado mucho en los ¨²ltimos a?os para las mujeres y de manera positiva. Hace treinta a?os, cuando le contamos a los amigos de nuestros padres que ¨ªbamos a crear una marca de ropa, nos dijeron que no nos dedic¨¢ramos a la moda ni trabaj¨¢ramos en familia. No les hicimos caso y nos bien¡±.
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