El espect¨¢culo (teatral) debe continuar en la alta costura de Par¨ªs
Las ¨²ltimas jornadas de la semana de la moda, encabezadas por el desfile de Olivier Rousteing para Jean Paul Gaultier, devuelven por fin la grandilocuencia a la moda
El mi¨¦rcoles por la tarde, en las oficinas de Jean Paul Gaultier en la rue Saint Martin de Par¨ªs, se vivi¨® uno esos cada vez m¨¢s escasos momentos memorables sobre una pasarela. Desde fuera y a grandes rasgos, la est¨¦tica sensual y maximalista de Olivier Rousteing en Balmain y la teatralidad del archivo visual de Gaultier tienen poco que ver. Por eso al principio costaba entender por qu¨¦...
El mi¨¦rcoles por la tarde, en las oficinas de Jean Paul Gaultier en la rue Saint Martin de Par¨ªs, se vivi¨® uno esos cada vez m¨¢s escasos momentos memorables sobre una pasarela. Desde fuera y a grandes rasgos, la est¨¦tica sensual y maximalista de Olivier Rousteing en Balmain y la teatralidad del archivo visual de Gaultier tienen poco que ver. Por eso al principio costaba entender por qu¨¦ lo eleg¨ªa para su tercera colaboraci¨®n en alta costura: los b¨¢sicos desestructurados de la japonesa Chitose Abe (Sacai) formaban parte del armario personal del dise?ador; y Glenn Martens, el belga a cargo de Y Project y de Diesel, se form¨® durante a?os a sus ¨®rdenes. Pero, ?Rousteing?
Al final del desfile al p¨²blico le qued¨® claro que la admiraci¨®n honesta es un potente motor creativo. Rousteing ley¨® el legado de Gaultier de forma absolutamente personal: el frasco del perfume Le Male que su padre ten¨ªa en el ba?o, y que aqu¨ª tom¨® forma de botas y vestidos; la fascinante irreverencia de Madonna en los primeros noventa (estaban los cors¨¦s, pero tambi¨¦n aquel dise?o con tirantes que le dejaba el pecho al descubierto) y, sobre todo, el elogio de la diferencia que ha marcado la extensa carrera de Gaultier. Como se?alaba Rousteing a EL PA?S poco antes del desfile, ¡°ahora hablamos de diversidad racial o de no binarismo, pero fue ¨¦l quien allan¨® el camino¡±. ?l mismo aprendi¨® a trav¨¦s de Gaultier cuando era un adolescente que no hab¨ªa nada malo en llevar maquillaje o ropa tradicionalmente femenina. Por eso decidi¨® abrir su desfile con varios hombres que llevaban una actualizaci¨®n de la colecci¨®n Tattoo del dise?ador franc¨¦s, un gui?o a las propias ra¨ªces africanas de Rousteing.
A ellos les siguieron 44 mujeres que reinventaban el amplio lenguaje de Gaultier: cors¨¦s, envases de fragancias, bustos al descubierto, denim deconstruido, corazones y, por supuesto, la m¨ªtica mariniere que el propio Rousteing luci¨® al salir a saludar. Gaultier, que apenas hab¨ªa visto un par de bocetos de la colecci¨®n, aplaud¨ªa y hasta se sonroj¨® en la grada cuando descubri¨® que la m¨²sica era una especie de mash up de su adorada Mylene Farmer y su propia voz en distintas entrevistas. El p¨²blico aplaud¨ªa cada salida en un desfile en el que las modelos ten¨ªan la actitud y la desenvoltura m¨¢s propias de un ball de voguing que de una pasarela al uso. ¡±A m¨ª me inspira la diversidad de la calle, por eso quer¨ªa ser honesto y directo con la propuesta¡±, explicaba Rousteing.
Otro espect¨¢culo, aunque mucho m¨¢s conceptual e introspectivo, fue el que ide¨® John Galliano en Artisanal, la l¨ªnea de alta costura (reciclada) de Maison Margiela. El dise?ador brit¨¢nico ha explorado las posibilidades del cortometraje durante estos dos a?os, y ahora, en su primer desfile de costura tras la pandemia, quiso integrarlo en un montaje que fusionaba el teatro y los visuales cinematogr¨¢ficos. Galliano, que siempre ha sido un gran narrador de historias, ha dejado de lado la opulencia de sus a?os en Dior para contar relatos mucho m¨¢s intimistas en la casa belga.
Si en su anterior colecci¨®n de costura, inspirada en la pintura flamenca, hablaba, a trav¨¦s del v¨ªdeo, de la lucha de una peque?a comunidad con los elementos naturales a trav¨¦s de prendas que se envejec¨ªan y se rasgaban, ahora ha querido contar una historia de cowboys y vampiros titulada Cinema Inferno, una especie de metarrelato sobre el mundo del propio cine con gui?os al western y a los melodramas del Hollywood dorado. Porque si hay algo que le gusta a Galliano, adem¨¢s de contar historias, es revisitar el vestuario de distintos periodos: aqu¨ª hab¨ªa abrigos te?idos con arena, capas g¨®ticas y vestidos de noche de los a?os cincuenta, no tan grandilocuentes como los de su ¨¦poca en Dior pero igualmente bien elaborados. El trabajo del creador en Margiela, quiz¨¢ la casa conceptual por excelencia, busca precisamente lo contrario: alabar la imperfecci¨®n y la crudeza de los materiales y reflejar el paso del tiempo, salirse de las ideas de belleza can¨®nicas para poner en valor el lado emocional e intimista del vestido.
Guram Gvasaglia no ha querido emocionar sino hacer, en sus propias palabras, ¡°un desfile de moda real¡±. Su realidad, es decir, la realidad de Vetements desde que los hermanos Gvasaglia fundaran la firma en 2014, sigue siendo la misma, pese a que Demna dejara la direcci¨®n creativa en manos de su hermano, hasta ahora el gestor de la compa?¨ªa, el pasado diciembre: modelos de distintas generaciones caminando deprisa e ironizando con estereotipos indumentarios, del oficinista gris a la celebrity (esta vez disfrazada de Paris Hilton), la millonaria ostentosa o el posadolescente chandalero. En su primer desfile como dise?ador, Guram ha desplegado todos los elementos de Vetements (y, por extensi¨®n, algunos de los de Balenciaga). Estaban las gafas estrechas de colores fl¨²or y las extragrandes a modo de casco, las hombreras, las mangas por la rodilla, las sudaderas oversize, las camisetas con mensaje y hasta una gabardina estampada con los ya m¨ªticos cuadros de las bolsas de mudanza. Como no pod¨ªa ser de otra forma, el lugar escogido ha sido una sala de fiestas abandonada y repleta de escombros en la zona de Pigalle.
El cierre de la semana de la moda de la alta costura de Par¨ªs lo ha protagonizado la mujer espa?ola invitada por la Federaci¨®n a participar en este exclusivo calendario. El de Juana Mart¨ªn tambi¨¦n ha sido un espect¨¢culo intimista, con Israel Fern¨¢ndez cantando versos de Lorca y con Rossy de Palma abriendo un show titulado Andaluc¨ªa, una excelente sucesi¨®n de prendas negras o blancas que celebraban su artesan¨ªa y la tradici¨®n indumentaria fusionando g¨¦neros y tradiciones: de los tocados en colores fl¨²or que imitaban la forja confeccionados por Vivascarri¨®n a los zapatos con cuero repujado dise?ados en colaboraci¨®n con la casa bretona Maison Felger. Una colecci¨®n confeccionada entre sus talleres de C¨®rdoba y su atelier de Par¨ªs, donde se instal¨® hace cinco a?os. ¡°Me preguntaban c¨®mo iba a reflejar la luz de Andaluc¨ªa en mis trajes negros, pero Andaluc¨ªa es precisamente eso, la luz que irradia del negro¡±, comentaba la dise?adora cordobesa tras el desfile, ¡°un homenaje diferente, con cierto dramatismo lorquiano pero tambi¨¦n con el optimismo que nos caracteriza¡±, explicaba mientras Pascal Morand, presidente de la Federaci¨®n de la Alta Costura francesa, se acercaba a felicitarla.
La interpretaci¨®n libre de otras culturas y de su indumentaria tambi¨¦n ha sido el punto de partida de la propuesta de Kim Jones en Fendi, que por primera vez se ha alejado de Roma, sede de la firma e inspiraci¨®n recurrente en sus colecciones para encontrarla en Kioto y en Par¨ªs, concretamente, en el japonismo franc¨¦s de finales del siglo XIX. Los tejidos de los kimonos del siglo XVIII estampados a mano han resucitado de la mano de Jones utilizando la misma t¨¦cnica centenaria (llamada Kata Yuzen) de hilado e impresi¨®n manual. Pero el trabajo del dise?ador brit¨¢nico en la l¨ªnea de costura de Fendi no busca la espectacularidad, tampoco, por supuesto, la apropiaci¨®n: la vasta tradici¨®n textil japonesa sirve aqu¨ª para resucitar la t¨¦cnica. Sin embargo, el resultado es mucho m¨¢s practicable que su punto de partida. El kimono es la base de vestidos y t¨²nicas fluidas cuya maestr¨ªa se desprende de los matices que no se ven a primera vista.