Restaurantes para comer bien y barato cerca de la estaci¨®n de Sants en Barcelona
Cinco locales donde encontrar buena comida casera, tapeo gastron¨®mico o el exotismo de un coreano muy aut¨¦ntico
Llegar a una estaci¨®n de tren e improvisar un sitio donde comer puede ser un ejercicio de alto riesgo, porque ya se sabe que la oferta a la vista a menudo no es la mejor. Por eso aqu¨ª van cinco restaurantes donde se puede comer bien con la maleta puesta cerca de la estaci¨®n de Sants, en Barcelona. No hace falta ni dejar el equipaje en una taquilla, porque todas las propuestas est¨¢n a un tiro de piedra de los andenes, solo basta con adentrarse un poquito en las calles cercanas del barrio de Sants, un lugar con una buena oferta gastron¨®mica. Por algo se han inventado una etiqueta tan molona como la DO Sants, una asociaci¨®n gastron¨®mica que dinamiza el sector en el barrio. Son lugares caseros, donde comer un bocadillo bien hecho, como los de la bodega Montferry, o un men¨² como el de la Bodega Bartol¨ª y el Terra d¡¯escudella. Tambi¨¦n hay un tapeo gastron¨®mico en La Mundana, para paladares finos; o uno de los coreanos m¨¢s aut¨¦nticos de la ciudad, Kimchimama, para un antojo ex¨®tico.
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Bodega Montferry
No es una bodega de las de toda la vida, pero se le acerca mucho, porque la intenci¨®n de Marc Mi?arro y Raquel Bern¨²s desde el primer d¨ªa, hace casi 10 a?os, ha sido levantar un bar para la gente del barrio de Sants. Un sitio para comer bien, sin pretensiones pero con la exigencia de ofrecer buen producto. Su oferta se concentra en los desayunos y las comidas. De buena ma?ana, los clientes acuden a probar el bocadillo del d¨ªa (3,50 euros), que se anuncia por redes a primera hora. Mi?arro ha perdido la cuenta de cuantos se ha inventado, pero pueden tener varios ceros. El d¨ªa de la visita la propuesta era jam¨®n canario con cebolla confitada y mostaza antigua. Adem¨¢s, la carta incluye habituales como el mollete de capipota y tripa (4,75 euros), que est¨¢ considerado de los m¨¢s ricos de la ciudad. Quiz¨¢ tenga algo que ver que el pan llega a la mesa regado con un chorrito de chimichurri. Tambi¨¦n vale la pena probar el de fricand¨® (4,75 euros), llamado Regina en homenaje a una clienta habitual del local. Casi todo aqu¨ª tiene nombre propio, resultado de su estrecha vinculaci¨®n con el barrio. Por ejemplo, otro de sus cl¨¢sicos es el Borinot (4 euros), un bocadillo de sobrasada, brie y panceta frita, propuesta de la Colla de Castellers de Sants. A la hora de comer tambi¨¦n hay bocadillos disponibles, que se rellenan de platos de cuchara como los mencionados u otros como alb¨®ndigas, alb¨®ndigas con calamar o pies de cerdo. Adem¨¢s, estas recetas de cuchara tambi¨¦n est¨¢n disponibles en plato, servidas con dos medidas por si hay m¨¢s o menos apetito: cazuelita (6,20 euros) o plato hondo (9,00 euros). Como el nombre manda, se vende vino a granel, para mantener la esencia de lo que es una bodega, dice Mi?arro. Adem¨¢s de las botas, la decoraci¨®n del local recuerda a tiempos pasados. Aqu¨ª se trasladaron hace un a?o, cogiendo el traspaso de un bar de men¨²s del barrio, despu¨¦s de que se vieran obligados a dejar el local donde empezaron por los planes de reforma del edificio del propietario. A pesar de la nostalgia, han sorteado con fortuna el contratiempo.
Passatge de Serra i Arola, 13, Barcelona
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Bodega Bartol¨ª
Ya es raro encontrar manteles en un restaurante, a¨²n m¨¢s de cuadros rojos y blancos. Pero las mesas de la Bodega Bartol¨ª todav¨ªa se visten as¨ª. Este es otro lugar de referencia de los vecinos de Sants, en una de las calles m¨¢s animadas del barrio, y lleva abierto desde 1934 a manos de la misma familia. Aunque los que est¨¢n al mando ahora son los hermanos Vicens y Albert Bartol¨ª, la que primero se levanta y trastea en la cocina es su madre, Marina, qui¨¦n con 85 a?os enciende cada ma?ana los fogones. Aqu¨ª se puede hacer un tradicional ¡®esmorzar de forquilla¡¯, a base de jud¨ªas, fricand¨®, callos, oreja de cerdo con setas o un revoltillo de huevos con jam¨®n, con cal?ots o butifarra negra. A mediod¨ªa tienen un men¨² (15,95 euros) con 14 platos de primero y 16 de segundo¡ vaya, que casi es una carta, con la diferencia de que te la cantan en la mesa. Se pueden tomar trinxat con huevo, guisantes con jam¨®n, habas con butifarra, lentejas, ensaladilla rusa, canelones, conejo y pollo a la cazuela, sardinas en escabeche o pescado a la plancha. Cocina casera para todos los d¨ªas entre clientes habituales y siguen manteniendo el esp¨ªritu de bodega vendiendo vino, moscatell y vermut a granel. Cierran a las cinco de la tarde, pero para grupos de un m¨ªnimo de 20 personas, previa reserva, pueden abrir de noche.
Calle Vallespir, 41, Barcelona
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Terra d¡¯escudella
Al lado de la plaza de Osca, una de las m¨¢s transitadas del barrio, el Terra d¡¯escudella es un cl¨¢sico de Sants, donde lleva 21 a?os. Se trata de un restaurante constituido desde el inicio como cooperativa, que quiere dar de comer cocina popular a los vecinos del barrio, como si estuvieran en su casa. Su men¨² del d¨ªa (13,95 euros) consta de cuatro primeros y cuatro segundos, entre los cuales siempre hay dos recetas enraizadas en la cocina catalana. ¡°Pero no somos un museo culinario¡±, se defiende Pau Canela, uno de los socios. Se escuda as¨ª porque a veces la gente acude pensando que cada d¨ªa tienen todos los platos m¨¢s tradicionales, y lo suyo es ofrecer un men¨² variado y equilibrado, donde siempre hay una ensalada, una crema de verduras y pescado y carne, pensado para los clientes habituales. Eso s¨ª, deben su nombre a que cada viernes hay escudella, el cocido tradicional catal¨¢n, que mantienen en la carta durante el verano, a pesar del calor, porque es su insignia y la gente lo pide igual. Despu¨¦s de tantos a?os, ya no solo van los habituales de la zona, sino que tambi¨¦n reciben a turistas interesados en probar los platos tradicionales. De buena ma?ana sirven bocadillos, con embutidos Obach, que los elaboran de forma tradicional en el Alt Urgell. Por las noches se come a la carta, platos para compartir y picar como croquetas, bravas o calamarcitos fritos, que se acompa?an de cervezas artesanas (tienen muchas peque?as marcas catalanas). Su empe?o en los productos de proximidad les ha llevado a disponer de solo vinos catalanes y de licores tambi¨¦n elaborados aqu¨ª, como una gran variedad de rataf¨ªas, licores de arroz del Delta del Ebro o de moscatel, un vino dulce.
Calle de Premi¨¤, 20, Barcelona
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La Mundana
De los mismos propietarios que Santa Burg, un lugar tambi¨¦n cercano a la estaci¨®n de Sants donde comer una buena hamburguesa, es La Mundana, abierto hace ocho a?os. Cuenta Marc Mart¨ªn, copropietario junto a Alain Guiard, que ten¨ªan ganas de ir m¨¢s all¨¢ de los bocadillos de carne y se aventuraron con un local de tapeo y platos para compartir, que con el tiempo se ha convertido en una vermuter¨ªa gastron¨®mica, algo que se podr¨ªa definir como un lugar corriente donde probar cosas muy ricas. ¡°La cocina se nos quedaba peque?a y aqu¨ª hemos evolucionado¡±, cuenta Mart¨ªn, y lo han hecho focalizando la carta en las brasas (con Josper o Robata) y los ahumados. La sugerencia es pedir dos o tres platos por persona y compartirlos para hacerse una idea de toda su oferta, de influencias japonesas, francesas y mediterr¨¢neas. Si se va por primera vez hay que probar los intocables de la casa, como las bravas, con allioli ahumado y salsa brava (8,5 euros); el huevo sorpresa, con pur¨¦ de patata, yema trufada y espuma carbonara (11 euros); las costillas koreanas, hechas a la brasa con jengibre, cacahuete y cilantro (15 euros); el carpaccio de gamba roja, rociado de lima, mayonesa de estrag¨®n y gelatina bloody mary (16 euros), o el arroz de capipota y anguila (16,5). Si hay ganas de probar algo de temporada -la carta cambia cada tres meses- ahora es el momento del salmorejo con vino Oloroso, buey de mar, pan de gambas y cerezas; o de los esp¨¢rragos blancos con salsa de azafr¨¢n y salsa de tira de calamar, apunta Mart¨ªn. De postre, mejor ir a lo seguro con su imprescindible torrija de brioche rellena de crema inglesa rebozada de az¨²car moreno y pasada por la plancha. La llaman torrixuixo, por este gui?o al xuixo t¨ªpico de Girona.
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Kimchimama
Si apetece comer algo m¨¢s ex¨®tico, Kimchimama es lugar. Se trata de un peque?o restaurante, un poco escondido en Sants, donde cocinan comida coreana aut¨¦ntica, sin adaptaciones, remarca Jinho Shin, el propietario junto a su mujer, Kyoungae Kwon. Bueno, solo hacen una concesi¨®n con el picante, aqu¨ª se pide por nivel (3,5,7 o 10) en funci¨®n del aguante del comensal. El bibimbap (14 euros) es el plato m¨¢s reconocido de su gastronom¨ªa, una mezcla de arroz con verduras cocidas, carne y huevo, que tambi¨¦n tiene su versi¨®n vegetariana, y llega a la mesa en un dolsot, una olla caliente. Un plato muy completo que se toma con una salsa de guindillas picantes, que pod¨¦is pedir al gusto. Para esperar el plato principal, es buena idea tomar unas alitas de pollo fritas, con su salsa dulce y picante (7 euros); unas patatas bravas, con una salsa que lleva jugo de kimchi, la col fermentada de moda (6,5 euros); o tofu salteado con un poco de kimchi (8 euros). Otro de los platos principales es el dupbap (13,5 euros), que tambi¨¦n lleva arroz, pero complementado con cerdo, ternera, pollo o calamar a elegir y mezclado con verduras salteadas. Las sopas tambi¨¦n son habituales, como la de fideos de boniato con verduras y setas (13 euros) o la picante con salsichas de estilo militar (15 euros). Otras de sus recetas que no fallan es el kimchi bokkum, estea col fermentada salteada con arroz, bacon y huevo frito; o la pizza coreana, que es muy diferente a c¨®mo la imaginamos, a base de kimchi y verduras (13 euros). Si se quiere una experiencia completa tienen un men¨² degustaci¨®n por 65 euros. Para terminar, el mochi de mascarpone, pocos se van sin este fin de fiesta, avisa Jinho Shin, un gran conversador que es una caja de sorpresas. Si se va con tiempo, hay que echar un ojo a los libros de poes¨ªa (en coreano) que tiene en los estantes y fijaros en su autor.