La triste realidad de los l¨¢cteos espa?oles
Un estudio de la OCU publicado ayer ofrece datos preocupantes sobre la calidad de la leche entera que se consume en Espa?a. Tras analizar 47 marcas, la organizaci¨®n de consumidores asegura que algunas no aportan el contenido m¨ªnimo de grasa, tienen poco calcio y demasiado f¨®sforo por el posible a?adido de estabilizantes, se sobreexponen a tratamientos t¨¦rmicos agresivos con lo que pierden demasiados nutrientes o directamente son demasiado viejas.
Mientras marcas como Pascual -la mejor valorada-, Hacendado, Consum o Kaiku aprueban con notable, otras como Carrefour Discount, Condis, Puleva, Ram o El Castillo suspenden con tan mala puntuaci¨®n que la OCU desaconseja su consumo. La palma se la lleva Polesa, que obtiene una puntuaci¨®n de 10 sobre 100. Me ha sorprendido la inclusi¨®n de Llet Nostra entre las peores, puesto que es una leche que consumo con frecuencia y que daba por decente.
Claro que el estudio no s¨®lo valora el sabor, medido por un panel de catadores expertos en leche, sino tambi¨¦n el etiquetado, los valores nutricionales, la calidad qu¨ªmica de la leche -algunas marcas a?aden sueros de queser¨ªa, ?arg!- y su higiene. La Federaci¨®n Nacional de Industrias L¨¢cteas ha negado validez al informe diciendo que "carece de rigor y fundamento" y que la leche actual "es de mejor calidad que hace 10 a?os", mientras que el Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino insiste en que "el sector aplica rigurosamente la legislaci¨®n de la UE".
Desde la ignorancia de ser un simple consumidor, y con mi paladar como ¨²nico criterio, siempre he pensado que habr¨ªa que dar un premio a los grandes productores de leche en Espa?a. Conseguir la transformaci¨®n de una bebida sabrosa con cuerpo, de textura placentera y sabor ligeramente dulce en un ins¨ªpido aguachirri no debe de ser f¨¢cil. Hay que curr¨¢rselo mucho.
Cualquier persona con cierta edad recordar¨¢ c¨®mo era leche hace d¨¦cadas (por ejemplo, la Collantes que se vend¨ªa en los setenta), y la podr¨¢ comparar en su memoria gustativa con la birria actual. Es cierto que hay algunas alternativas para evitar la por lo general horrorosa leche uperizada de tetra-brick. Una es la fresca pasterizada, que siempre est¨¢ algo mejor. Lo mismo se puede decir de la ecol¨®gica, que aunque es m¨¢s cara al menos te garantiza que la vaca ha probado la hierba alguna vez en su vida.
Iniciativas especialmente loables respecto a este producto son las m¨¢quinas expendedoras de leche, que sirven para que los ganaderos puedan vender directamente al p¨²blico y dejar de recibir las m¨ªseras cantidades de dinero que les pagan los intermediarios o las grandes centrales. Que yo sepa, existen en unas cuantas provincias, y en Madrid y Barcelona hay dos webs que te ayudan a localizarlas, Mivaca y Lletfresca. Tras catar la que se vende en Laredo (Cantabria), afirmo que es lo m¨¢s parecido a la leche de verdad que he probado en el mercado.
Ampliando un poco el foco, veremos que la situaci¨®n de los otros l¨¢cteos de vaca no induce a dar saltos de alegr¨ªa. Hay productores y marcas peque?as que los hacen bastante buenos, pero la mayor¨ªa no alcanzan una gran distribuci¨®n o deben vender a precios altos. Un caso excepcional en Catalu?a es el de La Fageda, una cooperativa sin ¨¢nimo de lucro que ha logrado estar presente en muchos supermercados con unos yogures muy dignos.
Sin embargo, el panorama de las grandes marcas es de lo m¨¢s triste, y sus yogures, mantequillas y natas son tan mediocres como la leche. Basta con cruzar la frontera por el norte, darse una vuelta por alg¨²n hipermercado europeo, comprar unos cuantos l¨¢cteos y comparar. No s¨®lo hay m¨¢s variedad de productos, sino que la calidad est¨¢ varios enteros por encima. Incluso las mismas marcas que est¨¢n en Espa?a ofrecen un nivel superior.
Para explicar la situaci¨®n, se suele arg¨¹ir que este pa¨ªs es "mediterr¨¢neo" y que no tiene mucha tradici¨®n de l¨¢cteos. Lo pongo en duda. Al menos en el norte, Espa?a ha producido leche excelente desde tiempo inmemorial. Me temo que m¨¢s bien se debe a otros factores, entre los que destacar¨ªa la preferencia por la leche uperizada del consumidor espa?ol, con la consiguiente anulaci¨®n del gusto en este terreno; la falta de una oferta competitiva de verdad y el hecho de que Espa?a tenga que importar el m¨¢s de una tercera parte de la leche que consume. Y c¨®mo no, tambi¨¦n tendr¨¢ algo que ver nuestra proverbial falta de exigencia a la hora de comprar cualquier tipo de alimento: si nos conformamos con cualquier leche, atendiendo s¨®lo al criterio del precio aunque tengamos posibles para aspirar a m¨¢s, beberemos agua blanqueada por los siglos de los siglos.
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