Ensalada de tomate y pan

Algunos comentarios en el pasado post sobre comida viejuna del futuro dec¨ªan que este blog era elitista y esnob, y que sus lectores eran "adinerados". Bien, no puedo estar m¨¢s de acuerdo: como se puede comprobar en el archivo, mis recetas est¨¢n plagadas de ingredientes car¨ªsimos e inaccesibles, por no hablar de los reportajes sobre productos como el caviar iran¨ª o el champ¨¢n Cristal y las rese?as de restaurantes de 300 euros el cubierto.

En esta l¨ªnea est¨¢ el plato de hoy, s¨®lo apto para gente muy selecta al estilo Judit Masc¨® en el anuncio de Ferrero-Rocher. Para cocinarlo necesitar¨¦is un mont¨®n de ingredientes de lujo: tomate, pan, cebolla, pimiento, ajo... As¨ª que los pobres ya pod¨¦is dejar de leer porque esto no va con vosotros.

La receta parte de unas sopes b¨°fegues que vi en un librito sobre cocina de Ibiza y Formentera (lo siento pero mi avanzado estado de degeneraci¨®n neuronal me impide recordar el nombre) y que mezclaban pan seco y tomate fresco. Como una de las cosas que m¨¢s me gusta en este mundo es mojar en el liquidillo que dejan las ensaladas de tomate cuando se acaban, me propuse hacer algo parecido pero en un formato menos acuoso e introduciendo alg¨²n nuevo ingrediente.

Marca la diferencia que el pan y las verduras sean buenos -yo tuve la suerte de prepararla con un fant¨¢stico producto ecol¨®gico navarro de La Trailla- y el tomate debe estar a temperatura ambiente: no existe una v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para cargarse esta fruta que servirla helada de la nevera.