El mejor bollo del mundo

Un bollo de mantequilla y un caf¨¦ con leche: no necesito mucho m¨¢s para alcanzar la felicidad cuando voy a Bilbao. No s¨¦ si es la textura blandita, el olor o el punto justo de dulzura, pero hay algo en ese brioche cortado por la mitad y untado lujuriosamente con crema de mantequilla que me lleva al cielo. Jam¨¢s me salto el sagrado ritual de comerme uno -o varios- siempre que vuelvo a la ciudad, y los recibo cual man¨¢ cuando alg¨²n familiar o amigo me los trae a Barcelona de regalo.

Supongo que tanto ¨¦xtasis obedece a que los bollos de mantequilla forman parte de mis recuerdos infantiles, y que para alguien que no es de Bilbao pueda resultar dif¨ªcil comprender mi entusiasmo. Sin embargo, me consta que m¨¢s de un for¨¢neo se ha enganchado a ellos, as¨ª que algo deben de tener m¨¢s all¨¢ del valor de la memoria. Como los bilba¨ªnos, adem¨¢s de fanfarrones, somos gente generosa, creo que ha llegado el momento de compartir con el resto del universo nuestro bien repostero m¨¢s preciado. Echa un ojo al v¨ªdeo y descubre a qu¨¦ sabe, qui¨¦n lo invent¨® y c¨®mo se hace, de la mano de ilustres bilbotarras como Ana Vega Biscayenne, Sergio ?lvarez, de la panader¨ªa Labeko, el chef Josean Alija o Mar¨ªa Jes¨²s Calvo, de la pasteler¨ªa La Suiza.