Ellen DeGeneres, de adorada c¨®mica a villana
Una campa?a en las redes sociales la ha proclamado ¡°una de las personas vivas m¨¢s malvadas¡± y ella admite sentirse ¡°contra las cuerdas¡± por las denuncias sobre su comportamiento despectivo
De adorada c¨®mica a villana, y s¨®lo mediando unas semanas de confinamiento por la Covid-19 trufadas de tuits viperinos. El encierro en su fabulosa mansi¨®n californiana est¨¢ resultando un calvario para la presentadora estadounidense Ellen DeGeneres, objeto de una campa?a de acoso y derribo desde las redes sociales que han acabado proclam¨¢ndola ¡°una de las personas vivas m¨¢s malvadas¡±. Quien fuera calificada como la mujer m¨¢s divertida de Am¨¦rica, ha admitido ¨Ca trav¨¦s de terceros¨C sentirse ¡°contra las cuerdas¡± ante el reciente alud de denuncias sobre su comportamiento caprichoso y despectivo para con sus subalternos. La precariedad laboral a la que se enfrenta el grueso del equipo de su espect¨¢culo televisivo, que ahora se emite desde el domicilio de la conductora, redunda en el deterioro de su reputaci¨®n.
DeGeneres, de 62 a?os, se tom¨® los primeros mensajes contra su persona colgados en Twitter como una t¨ªpica y pasajera campa?a de los haters (resentidos que propagan el odio) contra personajes ricos y famosos. Y ella responde a ese perfil con creces. Hablamos de todo un icono de la comunidad LGTBi, que sali¨® espectacularmente del armario hace ya 23 a?os. Y adem¨¢s por partida doble. Creadora y protagonista entonces de una comedia que llevaba su nombre, Ellen, despu¨¦s de muchas temporadas de ¨¦xito decidi¨® revelar finalmente a los televidentes que el personaje era una lesbiana. Y lo hizo venciendo las reticencias de los productores de la cadena ABC [?Que le compren un perrito?¡±, fue la reacci¨®n de uno de los ejecutivos]. La actriz gan¨® esa guerra porque al mismo tiempo compareci¨® en la portada de la revista Times anunciando: ¡°S¨ª, soy gay¡±. Un extremo que volvi¨® a repetir en el sof¨¢ televisivo de su amiga Oprah Winfrey. No hab¨ªa vuelta atr¨¢s. Y no le fue mal: a lo largo de su carrera, la carism¨¢tica comediante y presentadora ha amasado una fortuna de 330 millones de d¨®lares (m¨¢s de 305 millones de euros).
Pero la bola de cr¨ªticas ha seguido creciendo, hasta el punto de haber cruzado el Atl¨¢ntico y ser hoy objeto de la atenci¨®n de los poderosos tabloides brit¨¢nicos. DeGeneres empieza a denotar su aprensi¨®n ante las consecuencias que todo ello pueda reportarle.
La historia de esta cuesta abajo arranc¨® en marzo, coincidiendo con la obligaci¨®n de confinamiento en Estados Unidos. El tambi¨¦n c¨®mico Kevin T. Porter tir¨® del hilo de Twitter reclamando a los usuarios de la comunidad virtual ¡°las historias m¨¢s alocadas¡± sobre el supuesto maltrato de DeGeneres a sus empleados. Por cada una de ellas ¨¦l har¨ªa una donaci¨®n al banco de alimentos de Los ?ngeles. El flujo de respuestas desbord¨® las expectativas, con el relato de muchos episodios sobre el (mal) comportamiento de la estrella televisiva, sobre una frialdad en el trato que contrastaba con su imagen p¨²blica de todo dulzura, y tambi¨¦n sobre sus man¨ªas de diva (como la exigencia de que cualquiera que fuera a dirigirse a ella mascara antes un chicle para evitar que le llegara un supuesto mal aliento).
De mayor calado fue la consiguiente informaci¨®n de la revista Variety sobre la situaci¨®n de indefensi¨®n en la que se encontraban los empleados fijos de El show de Ellen DeGeneres. Frente a las denuncias de que los responsables del programa les hab¨ªan dejado en un limbo laboral, la productora Warner Bros respondi¨® que todos manten¨ªan sus sueldos, aunque adaptados a una reducci¨®n de jornada no especificada. Nuevas voces se han sumado al coro cr¨ªtico durante este mes de mayo, como la de Tom Majerck, contratado como guardaespaldas de la presentadora en la gala de los Oscar de 2014 y que acaba de relatar en una entrevista con Fox News (cadena ultraconservadora que odia a la dem¨®crata DeGeneres) c¨®mo ella en su pose de estrella le trat¨® de forma humillante.
La propia Ellen DeGeneres ha soliviantado a su todav¨ªa legi¨®n de seguidores con un desafortunado comentario sobre las miserias del confinamiento en la fabulosa mansi¨®n de Santa Barbara (al norte de Los ?ngeles) que comparte con su compa?era de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, la actriz Portia de Rossi, conocida por la serie Ally McBeal. ¡°Me siento como en una c¨¢rcel¡±, explic¨® a los televidentes durante una emisi¨®n filmada en su espaciosa sala de estar, con ventanas abiertas a un inmenso jard¨ªn. ¡°Menuda cuarentena, cuando miles de presos est¨¢n encerrados en sus celdas sin la m¨ªnima protecci¨®n b¨¢sica¡±, reza uno de los comentarios colgados en las redes y que resume el impacto que ha tenido la reflexi¨®n de la comediante.
El selfie que DeGeneres inmortaliz¨® durante la gala de los premios de Hollywood de hace seis a?os ¨Cjunto a los actores y actrices m¨¢s cotizados de la industria¨C dio entonces la vuelta al mundo y aup¨® la popularidad de la presentadora de aquella gala. Esos mismos medios digitales se le han vuelto ahora en contra, y con toda la crudeza del doble filo que reservan para sus usuarios, famosos o an¨®nimos.
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