Camela, por encima del bien y del mal
En su libro 'Camela por Camela', el d¨²o recorre la trayectoria que les ha convertido en historia de la m¨²sica espa?ola: desde sus inicios en un barrio de chabolas a sus fases de amor y desamor

La cr¨ªtica y los medios les dieron la espalda mientras sus letras no paraban de sonar en bares, ferias, verbenas de pueblo, karaokes y discotecas. Mientras algunos les calificaban como ¡°m¨²sica de gasolinera¡±, el apoyo del p¨²blico convirti¨® a Camela en un ¨¦xito en los noventa. Tras 26 a?os de carrera, 31 discos entre grabaciones originales y recopilatorios y m¨¢s de 2.000 conciertos, Dionisio Mart¨ªn, 49 a?os, y Mar¨ªa de los ?ngeles Mu?oz, de 44, son ya parte de la historia de la m¨²sica espa?ola con su fusi¨®n tecno-rumba. Ese cuarto de siglo de trayectoria profesional se recoge en el libro Camela por Camela (La esfera de los libros), que el d¨²o ha publicado este jueves y en el que no se habla de sexo, drogas y rock and roll, sino de su com¨²n vida familiar, mucho trabajo y el nacimiento de un estilo propio.
¡°Hoy Camela est¨¢n por encima del bien y del mal¡±, sentencia el director Juan Antonio Bayona en el pr¨®logo, quien dirigi¨® seis v¨ªdeos musicales de la banda ¡°en algo m¨¢s de tres a?os¡± antes de hacerse con tres Goya y dirigir la quinta entrega de la franquicia de Parque Jur¨¢sico. ¡°Son uno de los nombres consagrados de la m¨²sica popular espa?ola, pero cuando nos conocimos generaban arduas controversias. El mundo bienpensante y acomodado que hasta hac¨ªa muy poco les hab¨ªa ignorado, ya sab¨ªa qui¨¦nes eran. Les conoc¨ªan, s¨ª, pero ni mucho menos les reconoc¨ªan como verdaderos artistas todav¨ªa. Por fortuna, a ellos nunca les hizo falta ese reconocimiento medi¨¢tico del que hoy gozan para vender millones de discos. Y florecer como banda sonora de los barrios¡±, contin¨²a el director.

Dioni y ?ngeles se conocieron en San Crist¨®bal de los ?ngeles, en Villaverde Bajo, un barrio humilde, a tan solo 10 kil¨®metros de la Puerta del Sol de Madrid, de gente trabajadora y descampados a¨²n por construir. Dioni lleg¨® casi por casualidad al barrio: ¡°Mi abuela materna era gitana y mi abuelo, solo a medias. Eran errantes, iban con los carros y los mulos, de un sitio para otro. Mi abuela se puso de parto en uno de esos viajes, en mitad del camino, as¨ª que mi madre vino al mundo debajo de una encina. No sabe la localizaci¨®n exacta, pero s¨ª que era en la provincia de Badajoz¡±. Sus abuelos se establecieron finalmente en un poblado de chabolas en Villaverde, donde viv¨ªan de lo que sacaban de la venta en los mercadillos. ¡°Hambre no pas¨¢bamos y viv¨ªamos rodeados de amor y de alegr¨ªa¡±, destaca Dioni en el libro. Cuando ten¨ªa alrededor de 10 a?os fueron reubicado al barrio en el que conocer¨ªa a ?ngeles, y tambi¨¦n a Luci, hermana de la primera y con la que Dioni acab¨® formando una familia muy pronto: ¨¦l ten¨ªa 15 a?os y ella 14 cuando naci¨® su primer hijo, Rub¨¦n, ahora compositor de Camela.
?ngeles a¨²n reconoce al barrio como su hogar, aunque ya no viva all¨ª, donde creci¨® en un modesto piso de 65 metros cuadrados juntos a sus seis hermanos y sus padres. Toda una aventura para una casa de dos habitaciones y un ba?o, recuerda muy feliz. Sus vidas entre el Pozo del Huevo ¡ªdonde Dioni se traslad¨® con su pareja al nacer su primer hijo¡ª y el barrio siempre estuvieron rodeadas de m¨²sica. ?l, m¨¢s flamenco, escuchaba al Tijeritas, Junco, Queco y Los Chichos. Ella, con gustos m¨¢s variados, desde los Pecos a Michael Jackson.

A los primeros ensayos en la casa del Pozo del Huevo y las grabaciones caseras en un radiocasete de doble pletina pronto se unieron Juanpe Quir¨®s y Miguel ?ngel Cabrera, de los que solo este ¨²ltimo permaneci¨® como miembro de la banda cuando los fich¨® Alfonso del Corral, due?o de Producciones AR y con el que Camelas pas¨® a llamarse Camela, sin la ese final. Con Del Corral firmaron un contrato abusivo pero, a la vez, fue el hombre que les dio la oportunidad de grabar de forma profesional. No hizo falta que les diera a conocer porque la venta de sus primeros casetes en los mercadillos ya lo hab¨ªa logrado.
El libro no ignora uno de los momentos cr¨ªticos de Camela como banda: cuando Miguel ?ngel Cabrera, miembro fundador, teclista y compositor, deja el grupo ¡°ante la falta de acuerdo con sus compa?eros respecto a las aportaciones por ¨¦l sugeridas en esta ¨²ltima d¨¦cada¡±, seg¨²n refleja el comunicado que se public¨® el 23 de febrero de 2013. Pero la ruptura definitiva hab¨ªa ocurrido en 2002. ¡°Miguel sigui¨® formando parte de Camela diez a?os m¨¢s: aunque ya no compon¨ªa y ni siquiera tocaba los teclados¡±, aclara Dioni. ¡°Tampoco figuraba en el contrato discogr¨¢fico desde 2007. Pero nadie le ech¨®¡±.

Entre ?ngeles y Dioni la relaci¨®n tampoco fue siempre buena. ¡°No hab¨ªa unas peleas horribles, solo que t¨², Dioni, de un d¨ªa para otro me dejabas de hablar y ya est¨¢¡±, relata ?ngeles. ¡°Es que ve¨ªamos las cosas de manera muy diferente¡±, justifica la cantante y compositora. ¡°Hasta el punto de estar tentados en varias ocasiones a marchar cada uno por su lado. Cuando pasas tanto tiempo con alguien, por trabajo y por familia, es inevitable que surjan choques. Pero al final ser cu?ados y hacer lo que m¨¢s nos gusta ha ayudado a limar asperezas¡±.
El desparpajo con el que se define Dioni en Camela por Camela contrasta con la calma de ?ngeles. ¡°Supongo que algunos pensar¨¢n que si tengo esa vitalidad es porque me meto algo, pero para nada. Jam¨¢s me he drogado. Ni lo he probado. Y casi es raro, porque en el entorno en el que crecimos ten¨ªas toda la droga que quisieras en la puerta de casa¡±, afirma. Y ?ngeles lo corrobora: ¡°Es cierto. Yo tampoco he querido saber nada de eso. Jam¨¢s. Ni en el barrio ni luego en ciertos ambientes que hemos conocido y donde era habitual. Nuestra droga es la m¨²sica y la gente. De eso no podr¨ªamos pasar. ?Te imaginas que ma?ana se acaba Camela?¡±. Pero parece que a¨²n queda Camela para rato, para esas letras dedicadas a la comunidad LGTBI, a las v¨ªctimas de la violencia machista y, sobre todo, al desamor y al amor. Ese sue?o que ?ngeles nunca imagin¨® y Dioni se empe?¨® en hacer realidad.
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