Ernesto de Hannover vuelve a intentar agredir a la polic¨ªa con un bate de b¨¦isbol
El todav¨ªa marido de Carolina de M¨®naco volvi¨® a la comisar¨ªa de los agentes que le hab¨ªan detenido e ingresado en una unidad de psiquiatr¨ªa, con la intenci¨®n de rendir cuentas con ellos
A Ernesto de Hannover, 66 a?os, parece pesarle el t¨ªtulo, la vida o las consecuencias de a?os de excesos. Para la prensa del coraz¨®n sigue siendo el marido de Carolina de M¨®naco aunque hacen vidas separadas desde 2009; para la nobleza es a¨²n la cabeza visible la Casa de Hannover, la dinast¨ªa alemana que rein¨® en Gran Breta?a desde 1714 hasta la fundaci¨®n del Reino Unido en 1801 y que se mantuvo en ese papel hasta 1901, cuando muri¨® Victoria I, pero para muchos ha quedado como el pr¨ªncipe que m¨¢s veces ha sido pillado en situaciones comprometidas y poco dignas de su posici¨®n.
Son hist¨®ricos sus excesos con el alcohol, hasta el punto de que es un clamor no expresado en voz alta que Carolina de M¨®naco acudi¨® sola a la boda de los entonces pr¨ªncipes de Asturias, Felipe y Letizia, en mayo de 2004 porque su marido se encontraba indispuesto debido a la prolongada diversi¨®n de la noche anterior. Todo su af¨¢n por disfrutar a tope de la vida le est¨¢n pasando factura en su salud durante los ¨²ltimos a?os, pero en el ¨²ltimo mes se han sucedido dos incidentes preocupantes que han desatado las especulaciones sobre su estabilidad mental.
El 15 de julio un Ernesto Augusto de Hannover protagoniz¨® un extra?o y violento incidente en el que acab¨® enfrent¨¢ndose a la polic¨ªa, primero a golpes y despu¨¦s amenazando a los agentes con un afilador de cuchillos. Los polic¨ªas que calificaron su comportamiento de ¡°extremadamente agresivo¡±, decidieron entonces avisar a los sanitarios y Hannover acab¨® ingresado en el departamento de psiquiatr¨ªa de una cl¨ªnica pr¨®xima a la localidad austriaca de Gr¨¹nau, donde sucedieron los acontecimientos.
Pero ahora se ha conocido, que solo unos d¨ªas despu¨¦s de este raro enfrentamiento, en concreto durante la noche del pasado lunes, Ernesto de Hannover volv¨ªa a protagonizar una escena bochornosa en la comisar¨ªa de polic¨ªa de Scharnstein, situada a unos 15 kil¨®metros de la finca en la que vive. All¨ª lleg¨® el alem¨¢n en un taxi y con un bate de b¨¦isbol guardado en una bolsa. Su objetivo no era otro que atacar a los agentes que le hab¨ªan detenido d¨ªas antes y que seg¨²n su versi¨®n le hab¨ªan atacado y golpeado. No les encontr¨® porque no estaban de servicio, pero los compa?eros que se encontraban de ret¨¦n en la entrada del recinto policial tuvieron que aguantar sus insultos y despu¨¦s relataron que claramente el noble alem¨¢n no se encontraba en plenas facultades mentales.
Unos hechos se han sumado a la investigaci¨®n abierta por el incidente anterior y en ella tambi¨¦n se ha incluido un v¨ªdeo que grabaron los agentes que tuvieron que parar a Hannover a las puertas de la comisar¨ªa. El pr¨ªncipe ha amenazado con presentar una denuncia por el trato recibido en las dos ocasiones y el sumario de los incidentes tambi¨¦n incluye las repetitivas llamadas que ha realizado al n¨²mero de emergencias para protestar por su primer arresto.
Su salud comienza a ser un tema preocupante para su familia, de la que est¨¢ bastante alejado precisamente debido a su comportamiento. En abril de 2017 fue operado de urgencia de una deficiencia vascular en la localidad austriaca de Feldkirch, donde tuvo que ser trasladado en helic¨®ptero. En 2005 sufri¨® un ataque de pancreatitis por el que se temi¨® por su vida, y aunque prometi¨® dejar de beber y cuidar su dieta, en 2011 volvi¨® a ser ingresado en un hospital de Ibiza por problemas derivados de su excesiva afici¨®n al alcohol. En febrero de 2019 Ernesto de Hannover, volvi¨® a pasar por el quir¨®fano por un nuevo problema en el p¨¢ncreas y se le tuvo que practicar una cirug¨ªa de emergencia. Y pocos d¨ªas despu¨¦s la revista alemana Bunte public¨® que se le hab¨ªa detectado un tumor maligno en el cuello.
A su delicada salud, que nadie evita achacar a su excesivo consumo de alcohol, se une el distanciamiento con sus hijos, los que tuvo de su primer matrimonio con Chantal Hochuli, Ernesto Jr. y Christian, y de Alejandra, fruto de su uni¨®n con Carolina de M¨®naco. Especialmente dura es su relaci¨®n con su primog¨¦nito al que acusa de haberle apartado de la primera l¨ªnea de la Casa G¨¹elfa, una de las m¨¢s antiguas de la realeza del Viejo Continente. Y por solucionar tambi¨¦n tiene su matrimonio roto y no cerrado legalmente con Carolina de M¨®naco, que se resiste a renunciar a los privilegios sociales que le supondr¨ªa firmar un divorcio que le quitar¨ªa el t¨ªtulo de Alteza Real Princesa de Hannover, con m¨¢s raigambre, tradici¨®n y prestigio que su condici¨®n de princesa de M¨®naco.
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