El verano m¨¢s amargo de Felipe VI y la reina Letizia en Mallorca
El palacio de Marivent, testigo de reuniones familiares y visitas ilustres, se ha convertido en el refugio de do?a Sof¨ªa y en el lugar desde el que los Reyes y sus hijas tratan de curar las heridas de la Monarqu¨ªa
Baleares en general y Mallorca en concreto resulta un destino apetecible para pasar unas relajadas vacaciones, m¨¢s si a la llegada te espera alojamiento en r¨¦gimen de todo incluido en el palacio de Marivent. Sin embargo para Felipe VI y, especialmente, para la reina Letizia el lugar es una suerte de besamanos p¨²blico que este a?o ha mutado en una escenificaci¨®n de expiaci¨®n subrogada. Con la pandemia causada por la covid-19 y el rey em¨¦rito en paradero desconocido tras abandonar el palacio de la Zarzuela obligado por las investigaciones sobre las supuestas irregularidades en sus negocios privados, el desembarco de la real pareja en la isla balear para pasar 10 d¨ªas que finalizan este lunes, se parece m¨¢s a un marat¨®n de remedios de urgencia destinados a contener la hemorragia que hace peligrar la instituci¨®n mon¨¢rquica que a un descanso estival que dan por hecho no viene a cuento.
Lejos quedan aquellos d¨ªas en los que Marivent era para Felipe el sitio de su recreo. El lugar que la Diputaci¨®n de Palma cedi¨® en 1972 a los entonces pr¨ªncipes de Espa?a y que fue recibido con entusiasmo por la familia, especialmente despu¨¦s de algunas estancias veraniegas en el pazo de Meir¨¢s, donde veraneaba Franco con su familia y el relajo sub¨ªa y bajaba en funci¨®n del humor del dictador. En verano tambi¨¦n recalaban en Estoril o en Londres, pero no ten¨ªan una residencia fija y al marqu¨¦s de Mond¨¦jar, entonces jefe de la Casa del Pr¨ªncipe, se le ocurri¨® que ser¨ªa un buen lugar para ellos. La reina Sof¨ªa fue la que m¨¢s r¨¢pidamente convirti¨® Marivent en su refugio ¨Clo sigue siendo¨C porque le result¨® f¨¢cil ver en ¨¦l algo del palacio de Tatoi en el que se crio en la costa griega.
Casualmente la residencia y sus jardines fueron cedidos al Gobierno balear por Ioannes Saridakis, un ingeniero, pintor y mecenas de origen griego que vivi¨® en Palma desde 1923 y que dej¨® por escrito que la propiedad deb¨ªa ¡°destinarse a perpetuidad a la instalaci¨®n de un museo de arte, servicios culturales y de ense?anza y de adiestramiento art¨ªstico...¡±. Aunque la cesi¨®n dejaba claro que si no se dedicaba a estos usos ¡°durante un per¨ªodo superior a seis meses¡± deber¨ªa ser devuelto a su propietario o a sus herederos, Marivent contin¨²a siendo hoy propiedad del Gobierno balear. Aunque en 1988 el heredero del pintor reclam¨® legalmente todo lo que hab¨ªa en el interior del palacio, tras renunciar a la finca, y la justicia permiti¨® que recuperara sus pertenencias.
All¨ª do?a Sof¨ªa ha reunido primero a sus hijos, aficionados a la vela como lo es su padre, don Juan Carlos, y despu¨¦s a sus nietos. Y all¨ª se refugia ahora, en un verano at¨ªpico en el que solo se le ha captado una vez de compras por el centro de Palma. Vive en una especie de retiro voluntario hasta que escampe la tormenta marital provocada por las ¡°amigas entra?ables¡± de su marido y las generosas donaciones que le hicieron sus amigos.
Al principio, Marivent fue algarab¨ªa, porque adem¨¢s de la familia Borb¨®n cada verano llegaba la reina Federica, madre de do?a Sof¨ªa, y su hermano Constantino de Grecia con su bulliciosa familia. Los primos montaban habitaciones que parec¨ªan campamentos y cuentan que en el vest¨ªbulo se instal¨® durante un tiempo una mesa de pimp¨®n. Las salidas al mar en El Brib¨®n y despu¨¦s en el Fortuna, los cursos de vela para los ni?os, las regatas y las citas en el club n¨¢utico con amigos se mezclaron durante a?os con d¨ªas de recepciones oficiales (las justas) y algunas visitas ilustres como la de Carlos de Inglaterra y la princesa Diana con sus hijos en 1987. Las bodas de sus hijos y la llegada de los nietos oblig¨® a ampliar el espacio habitable y para conseguirlo se rehabilitaron tres viviendas anexas al palacio: Son Vent que es la que suelen ocupar los reyes Felipe y Letizia durante el tiempo que pasan en la isla, a su derecha la que se considera la residencia de la infanta Cristina y a la izquierda, la de la infanta Elena.
No es ning¨²n secreto que el encaje de la reina Letizia en las vacaciones en Mallorca no ha sido f¨¢cil. Los deportes favoritos de la antigua familia real, la vela y el esqu¨ª, no est¨¢n entre los que m¨¢s le gustan. La presencia de fot¨®grafos a la caza de una imagen distendida de la Reina sola o con su familia no debe resultar la mejor forma de relajarse [por unas im¨¢genes de do?a Letizia en 2007 en biquini a bordo del Fortuna llegaron a pagar 300.000 euros]. Y tampoco es muy de su agrado ese ambiente de gente adinerada e influyente que rodeaba a su familia pol¨ªtica y que lleg¨® a ser conocida como La Corte Navegante. Un estilo de vida estival pero fr¨ªvolo del que se pod¨ªan derivar conflictos que no debieron escapar al olfato de una experiodista.
Las sucesivas crisis familiares no han ayudado mucho a cambiar el retrato de Marivent durante estos ¨²ltimos a?os: la ca¨ªda del rey Juan Carlos que descubri¨® en abril de 2012 que en plena crisis econ¨®mica se encontraba de cacer¨ªa en Botswana con su amiga Corinna Larsen; el encontronazo p¨²blico en abril de 2018 entre la reina Letizia y do?a Sof¨ªa a las puertas de la catedral de Palma de Mallorca cuando se escenificaba un reencuentro familiar; el caso N¨®os y el juicio que sigui¨® y acab¨® con la entrada en prisi¨®n en junio de 2018 de I?aki Urdangarin... Y este a?o la conversaci¨®n filtrada de Larsen con el comisario Villarejo y todo la sucesi¨®n de presuntas irregularidades que han acabado con la salida del rey em¨¦rito del palacio de La Zarzuela y su traslado a un destino a¨²n ignoto.
Los Reyes ten¨ªan que volver este a?o a Mallorca m¨¢s que ning¨²n otro, pero el periplo que les ha esperado ha sido todo menos vacacional. Desde su llegada a las puertas de Marivent en un coche conducido por el mismo Felipe VI, sus gestos han estado medidos y sus silencios han sido clamorosos. La princesa Leonor ocup¨® el asiento delantero del veh¨ªculo en lugar de su madre en una imagen que representa el presente y el futuro de una monarqu¨ªa herida. Despu¨¦s la familia, solo ellos cuatro, han realizado visitas oficiales en las que las alpargatas y las abarcas han sustituido a los tacones de aguja. Ni siquiera la ca¨ªda de la infanta Sof¨ªa, que requiri¨® cinco puntos de sutura en una de sus rodillas, vali¨® para excusar su presencia. A falta del posado del verano deb¨ªan quedar esos retratos de familia, aunque incluyeran una muleta.
Bien mirado no extra?a que a la reina Letizia le guste m¨¢s perderse con su marido y sus hijas, como ha hecho otros a?os, por alg¨²n rinc¨®n rec¨®ndito del mundo en el que poder pasar inadvertidos. Este a?o la reina Sof¨ªa no ha logrado siquiera reunir a sus nietos durante unos d¨ªas, o al menos no la ha hecho p¨²blicamente. Todo un s¨ªmbolo de los vientos que azotan a Palacio que solo el futuro dir¨¢ si est¨¢ preparado para resistirlos.
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