Selena Quintanilla, el asesinato que eclips¨® su vida de ¨ªdolo latino
La cantante muri¨® hace 25 a?os por los disparos de la presidente de su club de admiradores. Una serie de Netflix reivindica su figura m¨¢s all¨¢ de su imagen de m¨¢rtir
El asesinato de la cantante Selena Quintanilla en 1995, a manos de la presidenta de su club de fans, supuso semejante tragedia colectiva para la comunidad latina en Estados Unidos que su muerte acab¨® eclipsando su propia vida. Ahora una serie de Netflix se propone reivindicarla como algo m¨¢s que una m¨¢rtir.
Selena demostr¨® que el sue?o americano tambi¨¦n pod¨ªa hablar espa?ol. Su talento sac¨® a su familia de la pobreza: tras la crisis del petr¨®leo de principios de los 80, los Quintanilla perdieron su negocio familiar, un restaurante, y vivieron de la caridad hacinados en un solo dormitorio en la casa de un pariente. Toda la familia, por tanto, depend¨ªa de Selena para salir adelante. Su padre Abraham Quintanilla puso a trabajar a los tres hijos en un grupo y les inculc¨® la mentalidad de que el ¨¦xito era su ¨²nica opci¨®n para sobrevivir. La alternativa era morirse de hambre.
Selena nunca so?¨® con ser una estrella del pop, sino que su ambici¨®n le vino impuesta por la necesidad. Ella ni siquiera quer¨ªa cantar m¨²sica tejana, de hecho no hablaba castellano y ten¨ªa que aprenderse sus propias canciones fon¨¦ticamente, fue su padre quien apost¨® por ese g¨¦nero (el preferido de los latinos en Estados Unidos) y en cuanto los conciertos en bodas, bautizos y quincea?eras empezaron a aumentar la sac¨® de la escuela a los 14 a?os. La serie retrata la implacable autoridad con la que el se?or Quintanilla obligaba a sus hijos a trabajar, con una mentalidad t¨ªpica del show business americano que parece menos explotaci¨®n porque tiene un final (temporalmente) feliz.
A principios de los noventa Selena ya era la mayor estrella latina de Estados Unidos: fue la primera hispana en firmar un acuerdo con Coca-Cola, gan¨® m¨¢s de 150 premios y se convirti¨® en la cantante latina m¨¢s vendida de la d¨¦cada con 65 millones de discos. Ella puso de moda entre los j¨®venes el Tejano, un g¨¦nero tradicionalmente exclusivo de los hombres, con canciones que adem¨¢s ella misma produc¨ªa y compon¨ªa. Sus estilismos vaqueros, a menudo con el abdomen al aire, romp¨ªan tab¨²es y prejuicios contra las mujeres hispanas: Selena era sexy pero decente, ¨¦tnica pero glamourosa, folcl¨®rica pero integrada en la cultura pop estadounidense.
Cuando ten¨ªa 21 a?os se cas¨® con su guitarrista, Chris P¨¦rez, despu¨¦s de que este le pidiera matrimonio en un Pizza Hut. Abraham Quintanilla jam¨¢s se fio de las intenciones de P¨¦rez, ya que tem¨ªa que su machismo se interpusiese en la prometedora carrera de su hija. Selena conocida como ¡°la Madonna tejana¡± porque derrib¨® barreras culturales en la comunidad de los pochos (t¨¦rmino despectivo con el que se apodaba a los hispanos estadounidenses que no hablaban castellano). Ella era un s¨ªmbolo de triunfo para un colectivo marginado tanto por los blancos como por los latinos y mantuvo su humildad hasta el final: com¨ªa tortillas y frijoles caseros, segu¨ªa viviendo en su casa de Corpus Christi y su ¨²nico capricho fue un Porsche rojo. Adem¨¢s expandi¨® su imagen con una l¨ªnea de ropa vaquera, cuya gesti¨®n le encarg¨® a su amiga, ayudante y presidenta de su club de fans Yolanda Sald¨ªvar.
Sald¨ªvar estaba obsesionada con volverse imprescindible para Selena, a quien imitaba en todo, y empez¨® a alejarla de todos los dem¨¢s. Cuando el padre de la cantante la avis¨® de que Sald¨ªvar no parec¨ªa de fiar, Selena le record¨® que ¨¦l tampoco hab¨ªa confiado nunca en su marido y que quiz¨¢ estaba volviendo a equivocarse. Pero esta vez Abraham s¨ª ten¨ªa motivos para temer: viendo que Selena cada vez le hac¨ªa menos caso, Yolanda la cit¨® en un motel y tras una discusi¨®n la dispar¨® en la espalda. La cantante se arrastr¨® durante 119 metros hasta la recepci¨®n, donde sus ¨²ltimas palabras fueron ¡°Yolanda... 158¡± en referencia a la habitaci¨®n donde estaba su asesina. All¨ª, la polic¨ªa encontr¨® una maleta de Selena con su pasaporte y unas joyas que le hab¨ªa regalado el m¨¦dico Ricardo Mart¨ªnez (con quien se rumoreaba que manten¨ªa una relaci¨®n), lo cual desencaden¨® todo tipo de teor¨ªas de que la cantante pretend¨ªa fugarse con ¨¦l y quiz¨¢ eso fue lo que ultraj¨® a Yolanda. La asesina fue condenada a cadena perpetua, pena que cumple en aislamiento por las amenazas que ha recibido dentro de la c¨¢rcel (durante su arresto, varias bandas criminales intentaron pagar su fianza para matarla), y su libertad condicional no ser¨¢ revisable hasta 2025.
El duelo por Selena fue comparado con el impacto que tuvo la muerte de John F. Kennedy. Su muerte fue portada del diario The New York Times dos veces y la revista People sac¨® un ejemplar conmemorativo (era la tercera vez que lo hac¨ªa, tras Jacqueline Kennedy y Audrey Hepburn) que se agot¨® en un d¨ªa: el mensaje cultural era que la vida de una latina importaba. La figura de la cantante ha sido canonizada por el pueblo hispano, velada como una m¨¢rtir y homenajeada como una santa. Su leyenda dio esperanza, dignidad e identidad a la comunidad latina en Estados Unidos y en concreto a los m¨¢s marginados en los barrios m¨¢s humildes. Ahora la serie de Netflix, que se estrena este viernes, contribuir¨¢ a alimentar el mito de Selena, 25 a?os despu¨¦s de su muerte, pero sobre todo se trata de una celebraci¨®n de su vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.