De repente, Halston
Me habr¨ªa gustado que la boda del hijo del duque de Alba se retransmitiera para encadenarla con Eurovisi¨®n. Tendr¨ªamos una tarde espectacular y una audiencia subyugada
Cuando crec¨ªa como un joven gay en Caracas, la figura de Halston, el dise?ador de modas estadunidense, era uno de mis referentes y tambi¨¦n grandes temores. Me inspiraba lo que hab¨ªa alcanzado, ¨¦xito y poder¨ªo en torno a su personalidad y su evidente homosexualidad. Nunca emple¨® la palabra en p¨²blico pero toda su conducta hablaba de ello. Y al mismo tiempo, me asustaba la sombra del exceso en todo lo que tocaba. Studio 54 era un nuevo Olimpo donde ¨¦l ejerc¨ªa de Zeus, sin tampoco disimular que el verdadero dios de su templo era la coca¨ªna, divirtiendo al principio para luego esclavizar.
Halston y su terrible amante venezolano, V¨ªctor Hugo, murieron por complicaciones derivadas del sida, atrapados en sus adicciones. Halston imposibilitado de recuperar su nombre comercial para seguir creando. V¨ªctor Hugo incapaz de encontrar reconocimiento como artista, m¨¢s all¨¢ de la gran fama de su miembro viril. Tanto llamar la atenci¨®n, parece siempre tener un final poco feliz. Y ah¨ª puedo discrepar con la serie. Construirte una identidad es el mayor ¨¦xito de todos. Contribuy¨® a crear una idea orgi¨¢stica, promiscua, llena de toxicidad sobre esa identidad sexual. Hoy los j¨®venes lo ven con cierta sorna. Aunque les atraiga como documento hist¨®rico, no les identifica. Pero de alguna manera sigue llamando la atenci¨®n la desmesura que marc¨® la vida de Halston y su famoso entorno. Y al revisarlo, tambi¨¦n volvemos a hablar de su verdugo, el sida. Y de esos ¨ªdolos que nos trajeron hasta aqu¨ª.
La reina Letizia, quiz¨¢s sin saberlo, reivindic¨® el estilo del dise?ador estadunidense el d¨ªa de la entrega del Cervantes, con un blus¨®n color naranja, asim¨¦trico y minimalista, claramente inspirado en los halstons de los a?os setenta. No s¨¦ que pasar¨¢ esta tarde en la boda de Carlos Fitz-James y Bel¨¦n Corsini, en los jardines del poco minimalista palacio de Liria, donde reside c¨®modamente el padre del novio. Corsini ha conseguido secreto absoluto sobre su traje de novia, algo que no sucedi¨® con Eugenia Mart¨ªnez de Irujo, t¨ªa del novio, en su boda en 1998. La ansiedad y el asedio de la prensa en esa ¨¦poca eran tan desmedidos como el consumo de estupefacientes en Studio 54 y alguien consigui¨® colarse en el probador donde la duquesa correg¨ªa su vestido y la fotografi¨®.
La aristocr¨¢tica boda de esta tarde reabre la temporada matrimonial para las revistas del coraz¨®n, que la reciben como agua de mayo. El duque de Alba ha comprendido la necesidad de un cambio generacional para la prensa del coraz¨®n. Sus dos hijos y sus esposas son como un cuarteto del chic espa?ol siglo XXI: se mueven sin dificultad desde lo rancio, cas¨¢ndose por la iglesia y con uniformes de caballer¨ªa, al chic urbano, con mocasines que dejan los tobillos desnudos y bandoleras car¨ªsimas vestidas a modo de banda napole¨®nica o de Miss Universo. Sin despeinarse.
Me habr¨ªa gustado que esta boda se retransmitiera para encadenarla con Eurovisi¨®n. Tendr¨ªamos una tarde espectacular y una audiencia subyugada. En algunos ambientes hay preocupaci¨®n porque el vestuario de nuestro representante, Blas Cant¨®, sea m¨¢s del tipo uniforme de los Alba que del glamour rascacielos de Halston. Al parecer, Cant¨® no consigui¨® convencer a las autoridades del festival con sus habituales capas y extravagancias porque ¡°podr¨ªan desviar el inter¨¦s en la canci¨®n¡±. ?Ay! Aprendamos algo de Halston: no dejes nunca de llamar la atenci¨®n.
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