Roc¨ªo Jurado: c¨®mo la prensa del coraz¨®n traicion¨® a una de sus grandes divas
La artista, fallecida hace ahora 15 a?os, dej¨® un legado repleto de exitosas canciones y logr¨® respaldar su trayectoria a trav¨¦s de un v¨ªnculo singular con la prensa rosa
Roc¨ªo Carrasco fue presentada a los medios a los pocos d¨ªas de su nacimiento, en abril de 1977. Ya entonces se le acu?¨® el apodo de Roci¨ªto y recibi¨® sus primeros flashes. No resultaba nada extra?o si tenemos en cuenta que su madre, Roc¨ªo Jurado, fallecida el 1 de junio de 2006, pertenec¨ªa a esa estirpe de artistas que abr¨ªan las puertas de sus casas con absoluta naturalidad, y tal gesto lo extend¨ªan por igual en el camerino, bajo el ¨¢rbol de ...
Roc¨ªo Carrasco fue presentada a los medios a los pocos d¨ªas de su nacimiento, en abril de 1977. Ya entonces se le acu?¨® el apodo de Roci¨ªto y recibi¨® sus primeros flashes. No resultaba nada extra?o si tenemos en cuenta que su madre, Roc¨ªo Jurado, fallecida el 1 de junio de 2006, pertenec¨ªa a esa estirpe de artistas que abr¨ªan las puertas de sus casas con absoluta naturalidad, y tal gesto lo extend¨ªan por igual en el camerino, bajo el ¨¢rbol de Navidad o, como en este caso, en la habitaci¨®n de un hospital. Meses antes, incluso hab¨ªa posado con su selecci¨®n de ropa premam¨¢. Roc¨ªo, Lola Flores, Concha Velasco y Sara Montiel sab¨ªan que la prensa deb¨ªa ser su aliada, con el aliciente de la publicidad que supon¨ªa para ellas ocupar portadas y titulares. Pero, entre todas, la Jurado destacaba, porque siempre estaba dispuesta a mostrarse sonriente como la que m¨¢s.
Su buena predisposici¨®n llegaba al punto de prestarse a posar simulando ejercicios de aerobic con el ch¨¢ndal m¨¢s colorista del momento, disfrazarse de Cleopatra o acabar sujetando una sart¨¦n frente a los fogones, mientras confesaba no ser una buena cocinera. Hab¨ªa en ella cierto af¨¢n de mostrar su lado m¨¢s divertido, para alejarse as¨ª de la imagen cl¨¢sica de la folcl¨®rica, y a su vez contentar a los periodistas que reclamaban su presencia. La d¨¦cada de los ochenta llevaba consigo un pacto velado en el que ambas partes recurr¨ªan la una a la otra cuando se necesitaban. Eso inclu¨ªa tambi¨¦n el hecho de impedir que algunas noticias viesen la luz. En el caso de la de Chipiona, su generosidad iba m¨¢s all¨¢ que la de muchas de sus compa?eras, ya que rara vez entraba en el nada il¨ªcito juego de las exclusivas, regalando numerosas entrevistas en las que no escatimaba declaraciones sorprendentes. Era la misma ¨¦poca en la que igual se dejaba retratar junto a Ronald Reagan o posaba disfrazada como reina del carnaval de Miami. Roc¨ªo y la prensa eran todo uno.
El inicio de los a?os noventa coincidi¨® con su idilio con el torero Jos¨¦ Ortega Cano, mientras poco tiempo atr¨¢s hab¨ªan irrumpido las cadenas privadas, y con ellas una nueva forma de adentrarse en el mundo de la prensa rosa. El quiosco se trasladaba con fuerza a la peque?a pantalla, sin que la cantante pudiese imaginar que pronto dicho sistema acabar¨ªa convirti¨¦ndose en lo m¨¢s parecido a aquel potro desbocao que rezaba el estribillo de una copla de anta?o. Roc¨ªo Jurado hab¨ªa pasado de confesar en 1977, con piscina de por medio, sus problemas para encontrar bikinis de su medida, a encararse a la periodista Lourdes Lancho cuando esta quiso averiguar su talla de sujetador durante una entrevista televisiva en 1995. ¡°El ¨²nico sujetador que me importa es el mental, que era el que t¨² te tendr¨ªas que poner para no hacerme esa pregunta¡±, la espet¨® sin perder su gracia habitual. Tampoco las parodias que entonces comenzaban a hacer los humoristas resultaban de su agrado, como era el caso de Rosario Pardo o Los Morancos, hasta el punto de llegar a un enfrentamiento con estos ¨²ltimos.
La figura de los reporteros a pie de calle no hizo m¨¢s que empeorar la situaci¨®n. Acostumbrada Roc¨ªo a un formato menos inquisitivo, lleg¨® a tildar a los periodistas de destructores, jurando ¡°no regresar m¨¢s nunca al AVE¡±, como desencadenante de todos sus males. La agitada vida social de su entonces ¨²nica hija (luego adoptar¨ªa otros dos, un ni?o y una ni?a, en 1999) le resultaba tan incontrolable como los propios medios de comunicaci¨®n, y la artista fue creando un muro invisible que la alejaba de preguntas insidiosas. Muestra de ello es cuando en todo un alarde de sinceridad, en plena rueda de prensa, se anim¨® a confesar: ¡°Yo soy Bernarda Alba. Aunque la ni?a muera pre?¨¢ y ahorc¨¢, digo que se ha muerto de muerte natural y virgen¡±. Las pol¨¦micas no entraban en sus planes, de ah¨ª que jam¨¢s acudiese a T¨®mbola o a otros programas que simulasen un campo de batalla en el que fuera imposible llevar el control. Ella que tiempo atr¨¢s se hab¨ªa entregado en cuerpo y alma a periodistas como Tico Medina, Amilibia, Jes¨²s Mari?as y tantos otros.
En septiembre de 2004, Roc¨ªo Jurado convocaba a la prensa en su casa de La Moraleja, la misma vivienda en la que a?os antes hab¨ªa recibido a los medios en su puerta para cantarse a s¨ª misma cumplea?os feliz, aunque esta vez el motivo de la reuni¨®n era tr¨¢gico y trascendente: la artista anunciaba que padec¨ªa c¨¢ncer, por lo que iba a trasladarse a Houston (EE UU) de manera inminente. No era habitual entonces que un personaje p¨²blico en Espa?a diera un comunicado semejante, encar¨¢ndolo con tanta valent¨ªa. En su intenci¨®n ven¨ªa a?adido el hecho de no ceder a las especulaciones, adue?¨¢ndose de la noticia y regal¨¢ndola una vez m¨¢s. La int¨¦rprete sab¨ªa que, de no hacerlo as¨ª, el acoso pod¨ªa ser mayor. La m¨¢s grande pudo controlar su vida, pero al igual que el resto de los mortales, no pudo controlar su muerte.
Valeria Vegas (Valencia, 35 a?os) es periodista y autora de ¡®Lib¨¦rate¡¯ (2020), obra que analiza y rinde homenaje a los artistas y sus obras que abrieron camino al colectivo LGTBQ en Espa?a.