Pedro Rovira, el genio olvidado de la moda espa?ola y n¨¦mesis de Pertegaz
En el centenario de su nacimiento, una exposici¨®n en el Museu de Badalona celebra la obra de este dise?ador fundamental
El modista Lorenzo Caprile solo necesita ocho palabras para definirlo: ¡°En los a?os setenta en Barcelona era Dios¡±. Y, sin embargo, hoy, Pedro Rovira (Badalona, 1921), es uno de los nombres m¨¢s injustamente olvidados de la historia de la moda espa?ola. Disc¨ªpulo de Crist¨®bal Balenciaga, llev¨® en los sesenta sus colecciones hasta los prestigiosos almacenes Saks de Nueva York, triunf¨® en los setenta en Par¨ªs y se convirti¨® en el dise?ador de cabecera de la burgues¨ªa catalana, adem¨¢s de vestir a buena parte de la sociedad de la ¨¦poca, desde Encarnita Polo hasta Amparo Illana, mujer del presidente Adolfo Su¨¢rez.
Pero, sobre todo, Rovira fue ¡°el primero y el que mejor abraz¨® el pr¨ºt-¨¤-porter¡±, seg¨²n defiende Josep Casamartina i Parassols, comisario de la exposici¨®n Pedro Rovira, 1921-1978 que el Museu de Badalona acoge hasta el 17 de octubre. A trav¨¦s de m¨¢s de cien dise?os, la muestra conmemora el centenario de su nacimiento y reivindica al catal¨¢n como figura fundamental de la transici¨®n entre la era alta costura ¡ªque, en palabras de Caprile, remat¨® ¡°gloriosamente¡±¡ª y la fabricaci¨®n industrial: ¡°Fue ¨¦l quien dio los primeros pasos para abrir el camino a los que vinieron despu¨¦s: Jes¨²s del Pozo, Sybilla, Mir¨®¡ Fue ¨¦l quien entendi¨® y defendi¨® que la moda no es solo ropa, que una firma engloba complementos, punto¡ pero siempre dentro de una coherencia¡±.
Abander¨® el concepto moderno de marca, lo que le enfrent¨® de por vida a Manuel Pertegaz, autor del vestido de novia de la reina Letizia. Una rivalidad digna de un guion hollywoodiense. Como resume Caprile, ¡°las dos casas de costura estaban en Barcelona y compet¨ªan por la misma clientela¡±. Cuando, ante la pujanza del pr¨ºt-¨¤-porter, Balenciaga cerr¨® sus talleres de alta costura en 1968, su clientela se reparti¨® entre ambos dise?adores. Pero, seg¨²n Casamartina, Rovira ¡°trabajaba bien, era vers¨¢til, nada divo y m¨¢s barato¡±, lo que terminar¨ªa inclinando la balanza a su favor. ¡°Pertegaz lo ve¨ªa como un enemigo e intent¨® rebajarlo todo lo que pudo, incluso ante los compradores. Su clientela tambi¨¦n acud¨ªa a Rovira, pero lo hac¨ªa a escondidas, no se lo dec¨ªan, porque primero se pon¨ªa hecho una fiera y despu¨¦s se deprim¨ªa¡±, cuenta el comisario y director de la Fundaci¨®n Antoni de Montpalau, que atesora una colecci¨®n textil de 16.000 piezas.
Adem¨¢s, Pertegaz y Rovira desarrollaron sus proyectos industriales de forma casi paralela, aunque, seg¨²n Caprile, el de Badalona pronto tom¨® la delantera. En 1968 Cadena, la comercial de tejidos m¨¢s importante de Espa?a, escogi¨® a Rovira para invertir en su firma. Juntos crearon varias l¨ªneas de pr¨ºt-¨¤-porter, que, a diferencia de las licencias de Pertegaz, se desarrollaban a trav¨¦s de colecciones completas, con prendas para el d¨ªa y la noche. ¡°?l fue el primero en aplicar ese concepto y Elio Berhanyer le seguir¨ªa¡±, explica Casamartina. Rovira desfila en Par¨ªs y triunfa en Nueva York, donde, de nuevo, vuelve a encontrarse frente a frente con Pertegaz en los almacenes Saks Fifth Avenue, que comercializaban ambas firmas. La tensi¨®n entre ellos lleg¨® a ser tal que Rovira no fue admitido en la Cooperativa de la Alta Costura ¡ªuna asociaci¨®n creada en Barcelona a imagen y semejanza de la C¨¢mara Sindical de la Alta Costura de Par¨ªs¡ª hasta que Pertegaz la abandona.
Sin embargo el de Badalona manten¨ªa una amistad muy estrecha con Balenciaga. Tras abandonar sus estudios de medicina, llega a Par¨ªs en 1946 y el creador vasco le ayuda prest¨¢ndole bocetos y ense?¨¢ndole t¨¦cnicas de costura, aunque, como recuerda Casamartina, Rovira ¡°ya era bastante diestro con la aguja¡± porque hab¨ªa trabajado de ayudante en la sastrer¨ªa barcelonesa Santa Eulalia. Su estilo, d¨²ctil y de corte preciso, siempre supeditado a las necesidades de la mujer, comenz¨® a forjarse y en 1957 tuvo su primera gran oportunidad en la feria de Fr¨¢ncfort. Vendi¨® toda su colecci¨®n. Incluida la ropa personal de las modelos, que tuvieron que comprarse prendas nuevas para volver a Espa?a.
La pregunta, entonces, se formula sola: ?por qu¨¦ el nombre de Rovira ha sido olvidado? Caprile cree que muri¨® demasiado pronto para ser considerado un maestro ilustre, y demasiado tarde para entrar en la categor¨ªa ¡°del genio que pod¨ªa haber sido¡±. Falleci¨® en 1978 en el coche de su sobrino, de un infarto fulminante a la salida del cardi¨®logo. Ten¨ªa 57 a?os. ¡°Su vida se trunc¨® a medio camino, pero es que ¨¦l siempre estuvo en medio: entre la alta costura y el pr¨ºt-¨¤-porter; entre el mundo de lo exclusivo y el universo salvaje de las licencias; entre una dictadura vieja y una joven democracia¡±.
Casamartina tiene una visi¨®n m¨¢s pragm¨¢tica: ¡°Cuando una marca deja de vender, desaparece¡±. La firma Pedro Rovira lo hizo un a?o despu¨¦s de su muerte; y PR, una divisi¨®n propiedad de la compa?¨ªa Intesa, en 1986. Quiz¨¢ el dise?ador tendr¨ªa entrada en la edici¨®n en castellano de Wikipedia si su firma a¨²n siguiese viva como lo est¨¢ la de su n¨¦mesis, hoy en las manos creativas de Jorge V¨¢zquez. En esto s¨ª que Pertegaz ha adelantado a Rovira.
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