El extra?o caso de Fergie y el Pr¨ªncipe Andr¨¦s, los divorciados que se protegen frente a los esc¨¢ndalos
A pesar de que su separaci¨®n se oficializ¨® en 1996, nunca han dejado de compartir techo ni de apoyarse frente a sus mutuos esc¨¢ndalos, ni siquiera ahora que Virginia Giuffre le acusa a ¨¦l de haber abusado de ella cuando era menor
El misterio de la ¡°pareja de divorciados m¨¢s feliz del mundo¡± contin¨²a atizando el hechizo de los devotos de la Familia Real brit¨¢nica empe?ados en creer en los finales felices, incluso si uno de los miembros de la Casa se enfrenta a una denuncia por abusos sexuales a una menor. La demanda formal presentada esta semana en un tribunal de Nueva York por Virginia Giuffre contra el Pr¨ªncipe Andr¨¦s, el tercer hijo de Isabel II, ha sacudido una vez m¨¢s los cimientos de la Casa Windsor, pero como lleva ocurriendo desde su separaci¨®n en 1992, cada vez que el Duque de York afronta un esc¨¢ndalo, Sarah Ferguson aparece en escena para refrendar su papel como principal apoyo de su exmarido.
Esta semana, los dos llegaban juntos al Castillo de Balmoral, la residencia escocesa en la que la Reina y su c¨ªrculo suelen pasar los veranos. Era la primera vez que Andr¨¦s, considerado popularmente el hijo favorito de la soberana, se ve¨ªa en persona con su madre desde que Giuffre, una de las v¨ªctimas del millonario Jeffrey Epstein, decidiese oficializar su acusaci¨®n contra el noveno en la l¨ªnea de sucesi¨®n. Junto a ¨¦l, estaba su m¨¢s fiel aliada, la mujer que, 25 a?os despu¨¦s de su divorcio formal, lo sigue describiendo como ¡°el mejor y m¨¢s grande caballero¡± que ha conocido nunca.
Ella nunca ha dejado de expresar devoci¨®n por ¨¦l, ni siquiera despu¨¦s de la desastrosa entrevista con la BBC en noviembre de 2019 en la que el Duque de York intent¨®, infructuosamente, limpiar su nombre. Uno de los grandes reproches al hijo de Isabel II hab¨ªa sido la ausencia total de contrici¨®n hacia mujeres como Giuffre, que se han atrevido a denunciar los abusos de Epstein. Ferguson evidenci¨® una postura similar: su angustia no proced¨ªa de la implicaci¨®n de quien hab¨ªa sido su marido en un s¨®rdido caso de violaci¨®n a menores, sino de ¡°ver a un hombre tan maravilloso pasar este dolor tan enorme¡±.
Pese a la existencia de una fotograf¨ªa que muestra al pr¨ªncipe agarrando por la cintura a Giuffre cuando esta ten¨ªa 17 a?os, supuestamente en la propiedad de Ghislaine Maxwell -pareja y c¨®mplice de Epstein- en el exclusivo barrio londinense de Mayfair, ¨¦l no solo niega que hubiese mantenido relaciones sexuales con ella sino que rechaza directamente haberla conocido. Su exmujer, conocida coloquialmente como Fergie, ha llegado a tildar de ¡°disparates¡± las serias alegaciones de la joven que dice haber sido forzada a mantener sexo con ¨¦l en tres ocasiones (en Londres, en Nueva York y en una propiedad del magnate norteamericano en el Caribe).
La controvertida amistad con Epstein, a quien conoci¨® en 1999 por Maxwell, ha sido fuente constante de controversias. En 2011, Andr¨¦s de York se vio forzado a abandonar su rol como embajador comercial brit¨¢nico, un cargo que implicaba constantes viajes y que le hab¨ªa granjeado el sobrenombre de ¡®Airmiles Andrew¡¯ (Andr¨¦s Millas A¨¦reas). Su salida, impuesta por Buckingham, se produc¨ªa, adem¨¢s, tan solo un a?o despu¨¦s de que el matrimonio se viese envuelto en otro esc¨¢ndalo: a ella la grabaron ofreciendo acceso preferente a su exmarido a cambio de medio mill¨®n de libras.
En una trayectoria de meteduras de pata, la propia duquesa tuvo que reconocer las dimensiones de su ¡°grave fallo de juicio¡±, pero el da?o estaba hecho, puesto que menoscababa la imparcialidad de Andr¨¦s como mediador para las empresas brit¨¢nicas. Ferguson dijo que ¨¦l no solo era consciente de la reuni¨®n, organizada por periodistas de inc¨®gnito para el ya desaparecido dominical News Of The World, sino que hab¨ªa sido precisamente quien le hab¨ªa sugerido qu¨¦ cantidad demandar, aunque el dinero ser¨ªa exclusivamente para ella.
La Duquesa nunca ha ocultado sus serios problemas financieros y las deudas la han llevado a embarcarse en dudosas iniciativas como productos televisivos que rozan el reality show, o convertirse en la cara p¨²blica de la plataforma para perder peso Weight Watchers. Con su exmarido, tiene en com¨²n un aparente magnetismo para generar pol¨¦mica y es que, por compartir, se reparten hasta la vivienda, puesto que, desde su separaci¨®n hace casi 30 a?os, pr¨¢cticamente no han dejado de vivir bajo el mismo techo.
Es dif¨ªcil que el espacio sea un problema con las 30 habitaciones que hay en el denominado Royal Lodge (Alojamiento Real) que comparten desde 2008, una de las propiedades en los dominios del Castillo de Windsor, pero ya antes hab¨ªan habitado en la vivienda oficial de Sunninghill Park, regalo de Isabel II, pese a una ruptura que hab¨ªa sido escandalosa. En el verano de 1992, aunque ya distanciados, se encontraban de vacaciones en Balmoral cuando salieron a la luz unas fotograf¨ªas en las que el millonario texano John Bryant aparec¨ªa chupando los dedos de los pies a una relajada duquesa que se relajaba al sol en top less.
Horrorizada ante la pol¨¦mica, la Reina la oblig¨® a regresar a Londres y su relaci¨®n con el Duque Edimburgo nunca se recuper¨®, pero ni siquiera en su nueva vida Ferguson se llegar¨ªa a desvincular de quien ella llama, a¨²n hoy en d¨ªa, ¡°mi hermoso pr¨ªncipe¡±. Como matrimonio, por entonces los Duques de York estaban alejados, si bien ella siempre ha insistido en que la separaci¨®n no fue por desavenencias, sino por la distancia f¨ªsica impuesta por la carrera de ¨¦l en la Marina brit¨¢nica, en la que permanecer¨ªa dos d¨¦cadas.
Como siempre, la brecha entre el cuento de hadas y la realidad cortesana fue una conmoci¨®n, si bien las tribulaciones de Ferguson no son comparables a las de su amiga Diana de Gales, quien hab¨ªa ejercido precisamente de celestina en 1985. Aunque Andr¨¦s y Sarah hab¨ªan coincidido de ni?os, ya que el padre de ella, un ex capit¨¢n militar, era el entrenador de polo del Pr¨ªncipe Felipe y, posteriormente, del Pr¨ªncipe Carlos, no se volver¨ªan a encontrar hasta que la Princesa de Gales consigui¨® que invitasen a Ferguson, por entonces de 26 a?os, a un evento en el Castillo de Windsor durante la temporada de Ascot.
El resto es historia y los Duques de York han reescrito a su manera los votos matrimoniales para extender la promesa de ¡°en la prosperidad y en la adversidad¡± m¨¢s all¨¢ del contrato nupcial, alimentando con sus constantes muestras de complicidad los rumores sobre una potencial reconciliaci¨®n.
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