Caras conocidas
Hay ocasiones en las que la actualidad se convierte en un guion imposible que ni siquiera los guionistas ganadores del Planeta conseguir¨ªan publicar
Disfruto mucho la grabaci¨®n del especial navide?o de TVE Telepasi¨®n con Ana Obreg¨®n. Obreg¨®n empieza cada toma con esa palabra: ¡°Disfruta¡±, seguida de alguna perla de su c¨¦lebre anecdotario. Despu¨¦s de una escena complicada, Ana se acerca y dice: ¡°Hay que evitar la tensi¨®n. Eso me lo ense?aron en el Actor¡¯s Studio. Vino la esposa de Lee Strasberg, Paula, ya sabes que fue ¨ªntima de Marilyn y me dijo: ¡®Ana, ?qu¨¦ vas a hacer hoy?¡¯. El mon¨®logo de Maggie en La gata sobre el tejado de zinc. ¡®Muy bien¡¯, me dijo ella, se?alando un piano aparcado en una esquina. ¡®Vas a decir el texto intentando levantar el piano con tus manos¡¯. Me qued¨¦ flipada. Me puse a ello e iba recitando el texto, Maggie quej¨¢ndose de que no la amaban y al mismo tiempo intentando levantar el piano. Era imposible. Y le dije a Strasberg: I can¡¯t, no puedo. Me solt¨®: ¡¯Ana, un actor no puede estar nunca tenso. Y t¨² estas tensa¡±.
Contando an¨¦cdotas Obreg¨®n es insuperable. Como compa?era tambi¨¦n. Escuch¨¢ndola, recordaba mi encuentro con los reyes, Felipe y Letizia, en la antesala del Premio Planeta en Barcelona. Quiz¨¢s no exista una ciudad m¨¢s tensa para encontrarse con los reyes que Barcelona. Todo el mundo anda nervioso, probablemente por esa exigencia m¨¢xima en la que entran los organizadores cuando se conjugan esos t¨ªtulos, el Rey y la Reina, dentro de un palacio. Parece como de cuento.
Con una diligencia estricta nos escurrieron a un grupo de premiados del Planeta en una sala del Museo Nacional de Catalunya. No ¨¦ramos m¨¢s de 20 personas, me situ¨¦ al lado de Eduardo Mendoza y de Carmen Amoraga, premiados en el a?o 2010. Se sum¨® Manel Fuentes, qui¨¦n, como Obreg¨®n, tiene much¨ªsimo entrenamiento a la hora de esperar en los rodajes y de contar curiosidades. All¨ª derrochamos m¨¢s de una hora. No creo que fuera porque los reyes se entretuvieran revisando la historia de Catalu?a sino por ese excesivo celo de la organizaci¨®n que, como en todos los rodajes, quiere asegurarse de tener al talento controlado y a mano para cuando arranque la escena. Sobre todo cuando se trata de figuraci¨®n sin frase.
Superada la hora de espera de pie y a punto de la deshidrataci¨®n entr¨® un miembro del protocolo real que se top¨® con nuestro cuarteto cerca de la puerta. ¡°No os mov¨¢is, por favor. Me ven¨ªs muy bien, que haya caras conocidas y que sea lo primero que vean los Reyes¡±, dijo con aplastante sinceridad. Letizia lleg¨® primero y el Rey ligeramente atr¨¢s. Recuerdo que la Reina dijo ¡°hombre¡± dos veces, mir¨¢ndonos a Manel y a m¨ª. Carmen y Eduardo saludaron como se esperaba y entonces el Rey dijo que a m¨ª me reconoc¨ªa por mis gafas. ¡°Se?or, son nuevas¡±, alcanc¨¦ a decir cuando sus majestades ya iban dirigidos hacia otro grupo de escritores y caras conocidas.
Aunque lo imagines, nunca sabes como va a ir tu encuentro con un jefe de Estado. Pero agradeces ese componente real y al mismo tiempo irreal de la cita. Quiz¨¢s una funci¨®n de las monarqu¨ªas sea esa capacidad de sumar an¨¦cdotas a caras conocidas.
Menos anecd¨®tica va a ser la aparici¨®n del hijo bisexual de Superman. Mucha gente est¨¢ entusiasmada con el beso gay del hijo de Clark Kent y heredero de superpoderes. Siempre deseamos que los superh¨¦roes Batman, Superman, La mujer maravilla, ampliaran fronteras en lo sexual. Tambi¨¦n resulta anecd¨®tico lo del rey em¨¦rito con las hormonas femeninas. Lo acaba de revelar ese supervillano que es el excomisario Villarejo, que ha desvelado que al Rey em¨¦rito se le administr¨®, secretamente, hormonas femeninas para atenuar su ardiente l¨ªbido. Era una forma de neutralizar un superpoder. Hay ocasiones en las que la actualidad se convierte en un guion imposible que ni siquiera los guionistas ganadores del Planeta conseguir¨ªan publicar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.