?Es lo que toca!
Los espl¨¦ndidos dilemas institucionales que vivimos hoy d¨ªa parecen m¨¢s cosa de brujer¨ªa y maldiciones que de gobernar y acatar las reglas con cordura
Como cada noche, despu¨¦s de la emisi¨®n de Lazos de Sangre, regreso a casa recorriendo una ciudad vac¨ªa. Sin ese tr¨¢fico abigarrado y fiestero que le da a Madrid ese aura de capital loca, de ciudad de vacaciones aunque estemos en diciembre. Desde que nos acompa?a la covid pareciera como si todos nos recogi¨¦ramos a horarios m¨¢s europeos. El conductor se quej¨® de la desolaci¨®n nocturna y yo afirm¨¦ que hab¨ªa que acostumbrarse al cambio y al descanso.
Porque todo cambia. Y as¨ª como ya nos hab¨ªamos acostumbrado a vivir cada semana un asombroso ritual de fiestas y actividad social, ahora parece imponerse la pol¨ªtica de las cancelaciones. A principio de mes, el m¨®vil repicaba con invitaciones. La agenda otra vez repleta de citas, direcciones, c¨®digos de vestuario. Pero este martes, con escasas tres horas de antelaci¨®n, lleg¨® el mensaje advirtiendo, apesadumbrado, de que la cena de esa noche ya no ser¨ªa posible. ¡°Por motivos de seguridad y responsabilidad con todos¡±. Al d¨ªa siguiente, leyendo este peri¨®dico me dej¨¦ contagiar por la nueva pelea, o desencuentro, entre la presidenta de Madrid y el presidente del Partido Popular. Enfrentados porque la primera quiere mantener sus cenas de Navidad y el l¨ªder del partido se suma a la corriente de cancelarlas.
Va a ser dif¨ªcil que se pongan de acuerdo pronto. La derecha, como cualquier anfitriona, con esto tiene un problema. Cancelar o no cancelar. El rifirrafe de las cenas navide?as desnuda a sus l¨ªderes m¨¢s vistosos como vinos que no maridan bien. Ese que, si acompa?a al besugo, no funciona con el cordero.
En plena campa?a, que es navide?a y es personal, la presidenta se siente obligada a defender su romance con la hosteler¨ªa. Sabe que garantizar cenas de empresa y celebraciones es fidelizar votos. La pol¨ªtica es percepci¨®n, Navidad es fiesta y el otro l¨ªder, un aguafiestas.
Por lo que sea nunca disfrut¨¦ mucho del hechizo de las cenas de empresa. A lo mejor cre¨ªa que si no acud¨ªa me echar¨ªan al a?o siguiente, en plan maldici¨®n, como la de los Grimaldi o la que nos cont¨® en su visita a TVE Cayetano Mart¨ªnez de Irujo. ?En el plat¨® quedaron asombrados y la audiencia sobrecogida! Sorprendidos de que las antiqu¨ªsimas familias aristocr¨¢ticas crean, todav¨ªa hoy, en hechizos y p¨®cimas. Vaya, que tonter¨ªa, ?por qu¨¦ no iba a ser as¨ª? Todos los cuentos de hadas se valen de pr¨ªncipes, favoritas, brujas y hadas. La inmunidad y la superstici¨®n son lo m¨¢s aristocr¨¢tico que existe. En realidad, los espl¨¦ndidos dilemas institucionales que vivimos hoy d¨ªa parecen m¨¢s cosa de brujer¨ªa y maldiciones que de gobernar y acatar las reglas con cordura.
Mientras, con cordura y precisi¨®n, sagaz y oportunista como una pitonisa, Telecinco aprovecha la indecisi¨®n de los anfitriones ante las cenas de diciembre y, como por arte de magia, ha convertido en nuevo manjar navide?o el viaje de los contenedores de La M¨¢s Grande, Roc¨ªo Jurado, que llevan a?os cerrados aunque cargados de valiosos secretos de la estrella. Resulta fascinante c¨®mo la cadena arregla y defiende el mito de la familia cristiana para dividirla y sacar provecho de sus rencillas y medias verdades en tiempos de covid. Con la despampanante herencia de Jurado han ideado una puesta en escena donde invitan a m¨²sicos como Miguel Poveda o Marta S¨¢nchez a interpretar ¨¦xitos de la cantante. Quiero destacar el Como yo te amo que derroch¨® sobre ese escenario Marta. Vestida muy a lo Jurado, pero con ese encanto de casa Gucci que siempre destila. Voz torrencial. Interpretaci¨®n erizando los pelos. La ovaci¨®n de alucine. Roc¨ªo Carrasco corri¨® a abrazarla como si no hubiera una cena m¨¢s. ¡°Monstrua¡±, coreaban los tertulianos. Como si fuera el punto de no retorno de las cenas que indigestan a la derecha. Isabel y Pablo deber¨ªan ir. Y marcarse un karaoke de emociones deslenguadas. Es lo que toca.
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