La semana de la moda de Mil¨¢n homenajea a las mujeres revolucionarias
Las primeras jornadas de la pasarela italiana recurren a relatos y perfiles del pasado para vestir la moda del presente
De vestir a unos pocos a vestir a todo el mundo. Cuando Glenn Martens, el muy celebrado director creativo de Y/Proyecto, asumi¨® la direcci¨®n creativa de Diesel, el pasado junio, asumi¨® que se enfrentaba a uno de los grandes retos que plantea esta industria: convertir una ense?a democr¨¢tica en una firma de autor sin perder las cualidades de la primera: accesibilidad, tir¨®n comercial, amplitud en la gama de productos... ¡°La idea es no perder el esp¨ªritu de diversi¨®n, de sentirse bien con la ropa, hagas piezas complicadas o hagas camisetas¡±, cuenta el dise?ador. Y lo logr¨®. Anteayer, Martens sali¨® airoso de esa encrucijada con su primer desfile f¨ªsico para la marca italiana, que abri¨® la semana de la moda de Mil¨¢n.
Su magn¨ªfica colecci¨®n aunaba lo mejor de ambos mercados, el nicho y el mayoritario, haciendo lo que el creador belga mejor sabe hacer: tratar cada la construcci¨®n de cada prenda por separado, esculpi¨¦ndola con proporciones que rozan lo ir¨®nico (como los cinturones utilitarios convertidos en minifaldas o los vaqueros con bota incluida) y materiales que juegan al trampantojo en las texturas. En Diesel estaba muy presente la tendencia masiva del momento: la nostalgia por el estilo de los primeros a?os del 2000, sus faldas y tops m¨ªnimos, los brillos, los tejanos rotos... Una vuelta, en definitiva, al momento dorado del que gozaba la marca hace 20 a?os, pero con espacio para el propio imaginario de Martens, con sus texturas complejas y trabajadas o sus juegos con los patrones deconstruidos. ¡°Esos fueron los a?os en los que estudiaba y empezaba a experimentar con la moda. Tengo la herencia de lo que aprend¨ª en Amberes, pero a la vez he vivido aquella ¨¦poca¡±, comenta.
La vuelta a los primeros a?os del siglo XXI tambi¨¦n sobrevolaba el desfile de Cavalli, esta vez por motivos mucho m¨¢s obvios. Fausto Puglisi, director creativo de la casa desde hace poco m¨¢s de un a?o, ha devuelto a la firma el maximalismo y la exuberancia que convirtieron a Roberto Cavalli, retirado desde 2015, en uno de los dise?adores de referencia en el armario de las celebridades hace dos d¨¦cadas. La colecci¨®n de Puglisi para el pr¨®ximo oto?o toma como punto de partida la biograf¨ªa de Mar¨ªa Sof¨ªa de Borb¨®n, hermana de Sissi y reina de las dos Sicilias. Su car¨¢cter sexualmente osado y desprejuiciado sirve como argumento para esculpir sensuales vestidos de inspiraci¨®n bondage y combinarlos con capas regias o complicados vestidos moldeados a base de flores en relieve. Una mezcla audaz sobre el papel que, sin embargo, funciona visualmente y cumple su prop¨®sito: devolver a Cavalli, la firma que domin¨® el nicho de la est¨¦tica sensual y exuberante, al lugar que le pertenece.
Ian Griffiths, en Max Mara, se sit¨²a est¨¦ticamente en las ant¨ªpodas, pero su punto de partida es similar: las historias de mujeres pioneras que tuvieron el valor de trascender convenciones sociales (y, por lo tanto, tambi¨¦n est¨¦ticas). El despacho del creativo brit¨¢nico en la sede de la marca Italiana est¨¢ adornado, de hecho, con un mosaico de retratos femeninos con figuras como Patti Smith, Siouxsie o Fran Leibowitz, entre muchas otras, que le ayudan a imaginar sus colecciones. En esta ocasi¨®n, su obsesi¨®n se llama Sophie Taeuber-Arp, la polifac¨¦tica artista asidua del Cabaret Voltaire que fue precursora del dada¨ªsmo. El trabajo de Griffiths consiste en traducir estos imaginarios rupturistas en prendas complejas en la ejecuci¨®n, pero absolutamente funcionales, es decir, en continuar ese camino entre la sofisticaci¨®n y el pragmatismo que inici¨® Max Mara hace 70 a?os. Este oto?o, los h¨ªbridos entre hombre y m¨¢quina, que imaginaba Taeuber Arp, se transforman en jers¨¦is de punto con detalles de nylon que evocan mu?ecos articulados. Las esculturas de la artista, que superponen objetos diversos (antecedentes del ready made de Duchamp) son en esta colecci¨®n sutiles juegos de vol¨²menes; pantalones de patrones anch¨ªsimos junto a tops ajustados, cierres met¨¢licos y bolsillos en zonas inusuales; un ejercicio brillante que a¨²na poes¨ªa y pragmatismo.
La de Prada no ha sido la reescritura de la vida de una sola mujer, sino de todas las mujeres. ¡°No es una historia de la moda, sino de las personas. Nos interesa la tradici¨®n, el traspaso de conocimiento entre generaciones, pero no lo retro en sentido estricto¡±, remarca Miuccia Prada. Lo cierto, sin embargo, es que desde que Raf Simons entr¨® como codirector art¨ªstico en la casa, hace ya casi dos a?os, Prada ha comenzado a intentar condensar su propia esencia, esa que durante m¨¢s de tres d¨¦cadas ha sido absolutamente reconocible, pero muy dif¨ªcil de definir en pocas prendas. Con Simons, Prada se ha desembarazado de los juegos te¨®ricos y las combinaciones ecl¨¦cticas; en su lugar, ha creado un lenguaje visual concreto, casi cercano a un uniforme, que ha logrado que sus ventas suban nada menos que un 41% en 2021. No solo se ha recuperado de los estragos causados por la pandemia, tambi¨¦n de un largo periodo de decrecimiento. Pero si en las anteriores tres colecciones la autoreferencia estaba clara, en esta directamente hay que hablar de auto homenaje: casi todas las modelos que han sido imagen de la casa en los ¨²ltimos veinte a?os (Erin O¡¯Connor, Arizona Muse, Marina P¨¦rez, Liya Kebede, Kaia Gerber o la m¨¢s reciente de todas, la actriz Hunter Schaefer) han desfilado con prendas que actualizan los grandes s¨ªmbolos de la marca milanesa: el rigor de los abrigos y las chaquetas estructuradas, los jers¨¦is amplios de punto combinados con faldas voluminosas, los brillos y transparencias que evocan a las flappers de los a?os veinte, los sobrios vestidos negros de los noventa o los estampados setenteros. Treinta a?os de Prada (o, m¨¢s concretamente, de la singular aproximaci¨®n de Prada a la indumentaria femenina) condensados en una colecci¨®n que pretende seguir sintetizando el complejo imaginario de la firma.
Aunque de forma mucho m¨¢s sutil, los contrastes tambi¨¦n han definido la colecci¨®n de Emporio Armani, con prendas que oscilaban entre la paleta de grises y los colores fl¨²or, los vestidos mini y las chaquetas con hombreras acentuadas. La f¨®rmula de Armani, siempre enfocada en la naturalidad y la sencillez, sigue aplic¨¢ndose con las mismas prerrogativas de hace 40 a?os, cuando fund¨® Emporio. Si algo funciona, no hay por qu¨¦ cambiarlo.
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