De Michael Jackson a Bad Bunny o del puritanismo a la generaci¨®n ¡®woke¡¯ a trav¨¦s de los tres besos m¨¢s ic¨®nicos de los MTV VMA
Ha habido tres grandes besos en la historia de los premios MTV: el primero, una rareza acartonada; el segundo, criticado y sexualizado, y el tercero, celebrado y aplaudido. ?Ha cambiado la sociedad o es tan solo un espejismo?
El p¨²blico de los premios MTV VMA lo daba todo mientras, sobre el escenario, el artista puertorrique?o Bad Bunny cantaba y bailaba el tema Tit¨ª me pregunt¨®, uno de los m¨²ltiples hits de su disco Un verano sin ti. El cantante se acababa de alzar con el premio al mejor artista del a?o, convirti¨¦ndose en el primer cantante de habla no inglesa en ganar dicho galard¨®n, pero Bad Bunny estaba a punto de hacer m¨¢s historia esa noche: hacia el final de la actuaci¨®n, rodeado por un coro de bailarines, bes¨® primero a una bailarina y, acto seguido, tambi¨¦n a un bailar¨ªn mientras entonaba aquello de: ¡°Yo quisiera enamorarme, pero no puedo, pero no puedo¡±. El p¨²blico enloqueci¨® al instante, las redes y los medios lo hicieron minutos despu¨¦s.
Bunny, cuyo verdadero nombre es Benito Antonio Mart¨ªnez Ocasio, es de sobra conocido por desafiar los roles de g¨¦nero mediante el uso de prendas tanto masculinas como femeninas, por denunciar los problemas de la masculinidad t¨®xica y defender causas feministas y por ser un fiel aliado de la comunidad LGTBQ+, pese a asegurar en una entrevista para LA Times que ¡°en estos momentos¡± se considera un hombre heterosexual. El beso de Bad Bunny sobre el escenario de los MTV VMA ha sido definido como ¡°rompedor de estereotipos¡± y ampliamente celebrado y aplaudido. Pero antes de que Bad Bunny besase a un bailar¨ªn, las c¨¢maras de la MTV presenciaron otros dos besos igual de ic¨®nicos, aunque recibidos de distinta manera.
El cantante Bad Bunny besa a uno de sus bailarines durante su actuaci¨®n de ¡°Titi Me Pregunt¨®¡± en los #VMAs pic.twitter.com/fPeuQOi0S5
— Igualdad LGBT ???? (@IgualdadLGBT) August 29, 2022
Para encontrar el primero de ellos hay que remontarse a la gala celebrada en 1994 en el Radio City Music Hall de Nueva York, cuando Michael Jackson y su entonces reciente esposa, Lisa Marie Presley, fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida a los premios m¨¢s famosos de la m¨²sica. Sobre el escenario aparecieron cogidos de la mano, algo nerviosos. Solo habl¨® ¨¦l, puesto que ella ni siquiera llevaba un micr¨®fono. Llevaban pocos meses casados y aquella era su primera aparici¨®n p¨²blica. El rey del pop tom¨® la palabra: ¡°Hola. Bienvenidos a los premios MTV Video Music Awards. Estoy muy contento de estar aqu¨ª, aunque muchos pensasen que esto no iba a durar¡±. El matrimonio dur¨® 20 meses. Acto seguido, Michael Jackson se acerc¨® a su esposa y la bes¨®: aquel fue un beso acartonado, m¨¢s parecido a los herm¨¦ticos besos de las viejas pel¨ªculas de Hollywood que segu¨ªan el infame Codigo Hays que al beso que se esperar¨ªa ver en una moderna gala de premios musicales en los noventa. El gesto fue celebrado y, a tenor de los comentarios en el v¨ªdeo de YouTube del instante, sigue celebr¨¢ndose como una muestra de romanticismo.
Y sigue celebr¨¢ndose a pesar de que, a ojos de hoy, es m¨¢s que nunca evidente la incomodidad de ella, pronunciada a trav¨¦s de un lenguaje corporal de cabeza gacha, sonrisa forzada y mordedura constante de labios. Lisa Marie Presley parece querer esconderse en todo momento detr¨¢s de Michael Jackson, como si quisiera desaparecer. M¨¢s adelante, seg¨²n declar¨® a Playboy, sus palabras confirmaron sus gestos: ¡°No quer¨ªa que me rozara¡±. Idea en la que insistir¨ªa en Rolling Stone m¨¢s adelante: ¡°Lo mir¨¦ como diciendo: ¡®Ni se te ocurra acercarte a m¨ª¡±.
¡°Eran otros tiempos¡±, parafraseando al productor de Hollywood Harvey Weinstein, condenado en marzo de 2020 a 23 a?os de prisi¨®n por la Corte Suprema de Nueva York por un delito sexual en primer grado y una violaci¨®n. Unos tiempos previos al Me Too, donde se celebraban los mal llamados besos robados y se aplaud¨ªan los grandes gestos rom¨¢nticos en p¨²blico, cuando las mujeres carec¨ªan de voz: ni siquiera les ced¨ªan el micr¨®fono. La escena, que hoy ha sido catalogada como uno de los momentos m¨¢s inc¨®modos de la historia de los MTV VMA, en nada se asemeja a la fantas¨ªa de libertad que Bad Bunny puso sobre el escenario, pero fue celebrada con la misma pasi¨®n por el p¨²blico all¨ª presente.
El otro beso tuvo lugar en 2003 y pr¨¢cticamente no necesita presentaci¨®n: sobre el escenario, Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera. Bautizadas como reina y princesas del pop, respectivamente. Sobre una tarta de boda gigante y vestida de novia con un velo cubri¨¦ndole el rostro, la primera en aparecer en escena es Britney Spears, mientras canta Like A Virgin. Cuando comienzan a sonar campanas de boda, aparece una entonces morena Christina Aguilera para continuar con la canci¨®n. Y entonces llega ella: vestida con un traje esmoquin negro y un sombrero de copa, como si fuera el novio de la tarde, Madonna entona las primeras estrofas de su tema Hollywood. Al final de la actuaci¨®n, y antes de presentar a Missy Elliott, Madonna besa a Britney Spears y, despu¨¦s, a Christina Aguilera. Las c¨¢maras de la MTV, en un detalle profundamente machista, deciden enfocar en ese instante a Justin Timberlake, el exnovio de Britney Spears, que se muestra visiblemente enfadado, algo que a Christina Aguilera no le sent¨® del todo bien porque le rob¨® el protagonismo durante su actuaci¨®n.
?Las reacciones? Aunque hoy sea historia del pop, aquel beso fue ampliamente debatido: nadie se atrevi¨®, hasta an¨¢lisis recientes, a hablar de la importancia de la visibilidad en una gran cadena de televisi¨®n; tampoco se habl¨® de disrupci¨®n, ni de ruptura de estereotipos. De lo que se habl¨® fue principalmente de vulgaridad, se debati¨® sobre si aquellas j¨®venes estrellas del pop, salidas de la factor¨ªa Disney, segu¨ªan siendo buenas influencias para ni?os y ni?as; se habl¨® de ordinariez y de verg¨¹enza. En la puesta de escena no se vio arte, sino morbo. Y la mirada masculina, representada por los ojos de Justin Timberlake, era ante todo reprobatoria. Por su parte, Bette Midler se refiri¨® a Spears como ¡°put¨®n salvaje¡± y dijo: ¡°A esas damas les importar¨¢ un carajo mi opini¨®n, pero creo que es irresponsable en cierto modo... Es un poco vulgar ignorar que, ya sabes, ni?os de 10 u 11 a?os est¨¢n viendo este programa¡±. Beyonc¨¦ declar¨® que estuvo ¡°en shock¡± y que ¡°no podr¨ªa haber hecho lo que hicieron Britney y Christina¡±. En una entrevista con la CNN pocos d¨ªas despu¨¦s del show, Britney Spears tuvo que responder: ¡°Creo que llevo una vida muy respetable. Quiero decir, no llego a casa y hago org¨ªas ni nada por el estilo¡±.
El primero de los besos, el de Michael Jackson y Lisa Marie Presley, representaba lo que una sociedad puritana esperaba ver en televisi¨®n: un beso casto entre una superestrella y la mujer con la que acababa de pasar por el altar, callada, sumisa y un paso por detr¨¢s del marido. Se calific¨® de rom¨¢ntico. El segundo de los besos despert¨® la furia de los sectores m¨¢s puritanos, el machismo de muchos hombres y la misoginia interiorizada de muchas mujeres. Se calific¨® de obsceno: a fin de cuentas, eran tres mujeres. El tercero de los besos ha sido aplaudido y celebrado. Quiz¨¢s la sociedad est¨¢ avanzando. Quiz¨¢s es solamente un espejismo. Quiz¨¢s depende de qui¨¦n bese a qui¨¦n y c¨®mo se besen. Quiz¨¢s, al final, todo forma parte de un espect¨¢culo y el mismo espect¨¢culo no gusta por igual a todo el mundo.
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