La violeta, la flor que vence al invierno, se saborea en caramelo y preven¨ªa las resacas
Esta planta ligada al amor es nativa de Europa y de Asia occidental, est¨¢ provista de unos tallos laterales y sus hojas acorazonadas tienen un color verde hierba muy atractivo. Ha sido protagonista de canciones y es una de las 10 flores m¨¢s representadas en el Museo del Prado
El latir de la primavera es un sonido sordo que recorre cada ra¨ªz sepultada en la tierra. Tintinea en el encuentro de los rayos de sol con los car¨¢mbanos de hielo del alero del tejado. Se colorea con las flores sobre lechos de hojas secas que remueven los mirlos en su b¨²squeda de lombrices. La alegr¨ªa de encontrar a viejas conocidas ti?endo con sus p¨¦talos los jardines esboza sonrisas en los jardineros, y una de estas especies es ...
El latir de la primavera es un sonido sordo que recorre cada ra¨ªz sepultada en la tierra. Tintinea en el encuentro de los rayos de sol con los car¨¢mbanos de hielo del alero del tejado. Se colorea con las flores sobre lechos de hojas secas que remueven los mirlos en su b¨²squeda de lombrices. La alegr¨ªa de encontrar a viejas conocidas ti?endo con sus p¨¦talos los jardines esboza sonrisas en los jardineros, y una de estas especies es la violeta (Viola odorata). Ya en estas semanas muchas plantas herb¨¢ceas se aprestan a abrir sus encantos. La violeta, adem¨¢s, los ali?a con uno de los aromas m¨¢s exquisitos que existen en un jard¨ªn, en el que se combinan la dulzura y la sobriedad. Y aunque sus tonos no sean los m¨¢s v¨ªvidos, se ense?orean sobre otras plantas que tapizan el suelo bajo los arbustos y los ¨¢rboles.
Se cuenta que, en la Corte vienesa del duque Leopoldo VI, en el siglo XIII, exist¨ªa una tradici¨®n ligada a la delicada violeta. La primera persona que encontraba una de estas plantas en flor en marzo ten¨ªa la obligaci¨®n de acudir a la Corte e informar al duque. As¨ª, una comitiva partir¨ªa en ese mismo momento a la b¨²squeda de ese primer anuncio de que el fr¨ªo estaba presto a desaparecer, o que, al menos, quedaba menos tiempo de espera ante d¨ªas m¨¢s c¨¢lidos. Una vez all¨ª, la doncella m¨¢s humilde ten¨ªa el honor de cortarla. El invierno ser¨ªa vencido, y los juegos y los paseos al aire libre se redoblar¨ªan haciendo olvidar la oscuridad de los d¨ªas m¨¢s cortos.
Esta planta herb¨¢cea, nativa de Europa y de Asia occidental, est¨¢ provista de unos tallos laterales, los estolones, que le facilitan colonizar todo a su alrededor. Aunque no es invasora, es capaz de cubrir f¨¢cilmente muchos metros cuadrados ella sola si las condiciones le son propicias. La violeta es feliz en el jard¨ªn con una luz intensa, pero tambi¨¦n a la sombra con alg¨²n rayo de sol que se cuele de vez en cuando entre otras plantas m¨¢s altas. De esta manera, es una planta tapizante excelente para cultivar bajo los arbustos o en las lindes de senderos.
Sus hojas acorazonadas tienen un color verde hierba muy atractivo, que puede hacer un contraste ideal con plantas de colores verdes m¨¢s oscuros. Asimismo, es perfecta para crecer en las macetas de una terraza o de una ventana, conjunt¨¢ndola con otras especies en el mismo tiesto. Lo que no le gusta a la violeta son los extremos, y en un verano muy c¨¢lido y seco vegetar¨¢ peor, al igual que con los fr¨ªos muy intensos. Pero retomar¨¢ el crecimiento cuando los calores se vayan, as¨ª como esas heladas que la dejan paralizada.
El experto cultivador Roy E. Coombs menciona en su exhaustivo libro, titulado Violetas: la historia y el cultivo de las violetas perfumadas sobre las violetas (por su traducci¨®n al espa?ol), el posible origen de su uso como flor cortada: seg¨²n el padre de la bot¨¢nica, el griego Teofrasto, esta fue una de las primeras plantas de flor en cultivarse para ser comercializadas en el mercado de Atenas.
¡°El 9 de noviembre ya empieza a haber violetas, como en la canci¨®n de Cecilia, y su temporada de venta se alarga hasta pasado el D¨ªa de los Enamorados, el 14 de febrero. La letra de Cecilia, tan emotiva, cuenta una historia de amores secretos, amparada bajo el aroma de las violetas: ¡®?Qui¨¦n la escrib¨ªa versos?, dime, ?qui¨¦n era? / ?Qui¨¦n la mandaba flores por primavera? / ?Qui¨¦n cada nueve de noviembre, como siempre, sin tarjeta / La mandaba un ramito de violetas?¡±, explica Javier Feliu, propietario en Valencia de la florister¨ªa Feliu. Pero s¨ª que se sabe el nombre de quien le procura las violetas a su florister¨ªa: Vicente Beltr¨¢n, uno de los ¨²ltimos productores de esta flor en Espa?a.
¡°Es un trabajo que nadie quiere ya, por desgracia¡±, relata Beltr¨¢n, ¡°porque es duro, su recolecci¨®n es costosa. Las violetas se plantan en marzo y se empiezan a recolectar en noviembre, aunque cada vez se alarga m¨¢s el calor y es m¨¢s dif¨ªcil encontrar flores en esas fechas¡±. Con un negocio fundado en Benisan¨® (Valencia) hace m¨¢s de 50 a?os por su padre y sus t¨ªos, en Flores Beltr¨¢n siguen reproduciendo las mismas plantas que se compraron en la ¨¦poca en la que se instaur¨® la empresa. ¡°Nuestros principales clientes son las florister¨ªas¡±, prosigue Beltr¨¢n, ¡°aunque tambi¨¦n hay clientes m¨¢s espec¨ªficos. Por ejemplo, todos los a?os env¨ªo a Sevilla en marzo para las Hermanas de la Cruz, que es cuando dan una violeta bendecida a cada persona que acude a conmemorar el d¨ªa que falleci¨® Santa ?ngela de la Cruz¡±. Hasta principio de primavera las plantas de violeta producen flores: ¡°Y hay novias que la eligen para sus ramos, muchas veces porque era la que llevaron sus madres en el d¨ªa de su boda¡±, recuerda.
Desde muy antiguo, el amor est¨¢ plenamente ligado a esta modesta flor, que es uno de los atributos de la diosa griega Afrodita, por su aroma seductor, que le da el nombre popular de violeta de olor. Es incluso comestible y tambi¨¦n se elaboran caramelos y licores con ella. Adem¨¢s, es poseedora de una simbolog¨ªa muy rica. Tanto es as¨ª que llega de igual forma al mundo de los muertos, cuando los antiguos romanos las depositaban en las tumbas en el Dies violaris, el d¨ªa de la violeta. Al mismo tiempo, su nexo con la Virgen Mar¨ªa es ancestral, a la que se apelaba tambi¨¦n como ¡°violeta de humildad¡±.
El arte tampoco pod¨ªa permanecer indiferente ante tanta humilde belleza. En el Museo Nacional del Prado, la violeta es una de las 10 flores m¨¢s representadas en las obras de su colecci¨®n, y aparece en docenas y docenas de cuadros de todas las ¨¦pocas. En uno en concreto, La bacanal de los andrios, de Tiziano, las flores de violeta hacen acto de presencia en dos lugares muy destacados: en la cabeza de un ni?o que orina en el arroyo de vino que fluye por la isla y en la oreja y escote de una de las mujeres recostadas sobre la pradera. En el primer caso, es debido a la creencia que se ten¨ªa en la antigua Grecia de que, al utilizar una corona de violetas, se preven¨ªa la resaca. En el segundo emplazamiento, es muy posible que haga referencia a la violeta como flor del amor, en un cuadro que es un canto a la vida y a los placeres. Porque la violeta pertenece a ellos, sin duda.